Hidalgo se ubica entre los seis estados del país con menor acceso a la vivienda, de acuerdo con Coneval. Así, la gran mayoría de los hidalguenses no pueden acceder a una vivienda debido a diversos factores, entre ellos: la informalidad, el encarecimiento de la vivienda, los bajos salarios y la falta de políticas gubernamentales.
De entre las muchas necesidades no atendidas por los gobiernos estatal y federal, una de las prioritarias para las familias hidalguenses es la falta de una vivienda digna que cuente con los servicios básicos y condiciones que permitan la protección y desarrollo de las familias que las habitan.
Mientras la situación laboral de los hidalguenses no cambie, el tener una vivienda propia y digna seguirá siendo un derecho sólo en papel y una fantasía irrealizable para los trabajadores de Hidalgo.
Sin duda, es cada vez más difícil acceder a una vivienda, particularmente en nuestro estado, donde el 65 % de la población económicamente activa ocupada “trabaja” en la informalidad, lo que significa que no tiene acceso a algún tipo de sistema crediticio del Estado para la adquisición de vivienda.
Además, “el 34.7 % de la población que trabaja en la formalidad percibe ingresos económicos bajos que le imposibilita la adquisición de la misma”. De estos datos publicados por El Sol de Hidalgo (noviembre de 2024) se infiere que sólo el 0.3 % de los hidalguenses puede acceder fácilmente a una vivienda, pues percibe salarios suficientes y, al ser trabajadores formales, pueden acceder al crédito necesario.
A pesar de la gravedad de la situación, las medidas anunciadas por el gobierno federal y aplaudidas por el gobierno estatal, agenciándose la medalla, serán insuficientes: una gota en un mar de necesidad.
“Pese a que el Gobierno Federal tiene contemplada la construcción de 30 mil viviendas a bajo costo en el estado, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de la Vivienda (Canadevi) en Hidalgo, Miguel Ángel Jiménez Alvarado, reconoció que no se lograría abatir el rezago que se tiene”; hacen falta cerca de 200 mil viviendas, por lo que estiman que para poder abatirlo podrían pasar de quince a veinte años (La Jornada Hidalgo, 4 de marzo de 2025).
Por un lado, la cantidad de vivienda que se construirá es insuficiente, pero además, su construcción no garantiza que las familias más vulnerables accedan a ellas. Veamos.
Uno de los requisitos principales para acceder a Vivienda para el Bienestar —que además, cabe decir, serán construcciones de entre 40 y 60 metros cuadrados, más reducidas que las conocidas “pichoneras” del Infonavit— será percibir un ingreso mensual de entre uno y dos salarios mínimos, es decir, entre ocho mil 364 y 16 mil 728 pesos.
Sin embargo, de acuerdo con la ENOE (T3 2024), el salario promedio mensual en la entidad fue de apenas seis mil pesos. Así, quedan fuera del programa quienes más lo necesitan.
En resumen, la precariedad laboral en Hidalgo —donde imperan la informalidad y los bajos salarios— imposibilita a los hidalguenses acceder fácilmente a una vivienda propia: el 99.7 %, si tomamos en cuenta los datos mencionados.
El panorama es desolador para los hidalguenses: no alcanza el salario para obtener un crédito hipotecario, ni siquiera para las casas “pichoneras” del Infonavit o las “Viviendas del Bienestar”.
No basta el anuncio y posible construcción de más “pichoneras” inalcanzables para quienes no puedan pagarlas. Mientras la situación laboral de los hidalguenses no cambie, el tener una vivienda propia y digna seguirá siendo un derecho sólo en papel y una fantasía irrealizable para los trabajadores de Hidalgo, que apenas consiguen lo suficiente para alimentar a sus familias, para los que cada día es una lucha contra la falta de recursos para solventar sus problemas de salud, vivienda, alimentación, educación, etcétera.
Urgen políticas encaminadas a mejorar la situación laboral en Hidalgo y en el país: que se garantice empleo para todos los que estén en edad de trabajar y quieran hacerlo, así como salario digno y suficiente para cubrir las necesidades de los trabajadores y sus familias, incluyendo la vivienda. Eso es lo que se requiere transformar, si queremos un México mejor, es necesario un trabajo mejor.
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