MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Deslaves en El Tempezquite, abandono oficial en Sierra Otomí Tepehua

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Huehuetla, Hgo. En la comunidad indígena de El Tempezquite más de 150 familias viven bajo la constante amenaza de derrumbes e inundaciones. El fin de semana del 20 de septiembre, un nuevo deslizamiento de tierra, el sexto en los últimos años, arrastró lodo y agua a las viviendas y vialidades.

Los habitantes exigen medidas de mitigación como muros de contención y aseguran que las autoridades municipales y estatales han ignorado sus demandas.

El sonido de la tierra desgajándose es, para los habitantes de El Tempezquite, un recordatorio aterrador de una pesadilla recurrente.

En la madrugada del pasado 14 de septiembre, con las fuertes lluvias, un nuevo y masivo derrumbe descendió de los cerros que rodean esta comunidad del municipio de Huehuetla, Hidalgo, dañando viviendas y cortando los ya precarios caminos de acceso. 

Las construcciones, muchas de ellas autoproducidas con materiales endebles, sufren grietas, inundaciones y, en el peor de los casos, el colapso total. No hay seguros que cubran estos daños.

Para sus más de 150 familias, este no es un evento aislado, el sonido de la tierra desgajándose es, para los habitantes de El Tempezquite, un recordatorio aterrador de una pesadilla recurrente, es el sexto incidente. 

Cada temporada de lluvias llega con la misma angustia: la certeza de que el cerro puede ceder en cualquier momento y la frustración de saber que sus reclamos por medidas de mitigación han caído, una y otra vez, en oídos sordos.

La magnitud de la tragedia es mayor al tomar en cuenta el contexto geográfico y social. El municipio de Huehuetla se localiza en el extremo norte del estado de Hidalgo, enclavado en la región conocida como Sierra Otomí-Tepehua.

Esta zona es reconocida por su imponente belleza natural, pero también por ser una de las regiones con los índices de marginación y pobreza más altos de todo México.

Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el municipio de Huehuetla presenta indicadores alarmantes: 98.3 % de su población vive en situación de pobreza, 79.4 % vive en pobreza extrema, padecen carencia por acceso a servicios básicos en la vivienda 89.9 % de los habitantes y carencia por acceso a alimentación el 61.7 %.

Estas cifras, en El Tempezquite se traducen en viviendas de adobe y madera, en la casi nula infraestructura de drenaje pluvial, en caminos de terracería que se vuelven intransitables con las lluvias, y en una economía de subsistencia basada en el campo. La pobreza los hace más vulnerables al desastre, y el desastre, a su vez, los hunde más en la pobreza.

Los derrumbes en El Tempezquite no son producto de la casualidad. Expertos y pobladores coinciden en que es una combinación fatal de factores naturales y antropogénicos.

La Sierra Otomí-Tepehua tiene una orografía compleja, con laderas pronunciadas y suelos inestables, susceptibles a deslizamientos debido a la composición del terreno, formado por rocas sedimentarias y suelos arcillosos que se saturan rápidamente con las lluvias intensas propias de la temporada de huracanes.

El agua se filtra en el subsuelo, aumenta el peso de la masa terrestre y reduce la fricción entre las partículas del suelo, actuando como un lubricante que termina por desprender grandes porciones de tierra.

Aquí es donde la tragedia se vuelve evitable, la causa principal señalada por los pobladores y corroborada por estudios regionales es la deforestación masiva.

Durante décadas, la región ha sufrido una intensa tala de árboles. Los bosques que alguna vez cubrieron las laderas han sido arrasados. Las raíces de los árboles actúan como una red viva que sostiene el suelo, lo compacta y absorbe el exceso de agua. Sin esta barrera natural, la tierra queda expuesta.

Las lluvias torrenciales impactan directamente sobre el suelo desnudo, erosionándolo y lavándolo hasta que pierde completamente su estabilidad.

Un informe del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sobre riesgos por inestabilidad de laderas en México señala que precisamente las regiones montañosas con alta densidad de población indígena y pobreza extrema, como la Sierra Otomí-Tepehua, son las más vulnerables a estos fenómenos, agravados por la alteración humana del paisaje. 

La Sierra Otomí-Tepehua recibe precipitaciones constantes, especialmente durante la temporada de huracanes. El Tempezquite es una de las comunidades más vulnerables.

Los habitantes de El Tempezquite, por años, han solicitado a la presidencia municipal y a dependencias estatales la construcción de muros de contención (gaviones) y la implementación de proyectos de mitigación de daños. Las respuestas han sido inexistentes: promesas durante campañas políticas que se esfuman después de las elecciones y la constante justificación de la “falta de presupuesto”.

“Aquí en El Tempezquite la carretera está tapada, el lodo tapó las zanjas, se metió a las casas y también el agua. Pedimos apoyo a la presidencia, ya van seis veces que entra el agua a su pobre casa. Ha venido la presidenta cuando era candidata; cuando quieren el puesto, vienen a buscar a la gente, ya cuando ganan no nos quieren ver la cara”, acusa Bertín Lázaro, habitante de El Tempezquite.

La ayuda inmediata con máquinas para despejar el camino es urgente y necesaria, demandan los vecinos. Pero los pobladores insisten en que se necesitan soluciones estructurales y de largo plazo.

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