El aplazamiento de los impuestos sobre productos mexicanos a los Estados Unidos ha sido anunciado por el presidente Donald Trump: serán noventa días más que tendremos los mexicanos para tratar de solucionar el problema que plantea el presidente norteamericano, y al cual la presidenta de nuestro país no ha podido dar una verdadera solución, solo declaraciones que no van más allá de llamados a misa, como el “todo estará bien, tenemos independencia económica, vamos a salir adelante, estamos trabajando en ello”. Nada en concreto, nada que dé la seguridad a los mexicanos de que todo estará bien.
La soberanía de nuestro país está en juego y le tocará a la presidenta responder y defenderla, no con discursos vagos, señalamientos o manifestaciones que lo único que han generado es desvergüenza y vanidad.
Aunque este aplazamiento es sólo para proponer o idear cómo los mexicanos les haremos el favor a los estadounidenses, es necesario que nosotros planteemos bases reales para cualquier situación o emergencia, dictar pronunciamientos que garanticen estabilidad económica y que aseguren que la vida de todos nosotros mejorará lo antes posible.
Todo parece estar en contra del gobierno, pero como dice un buen dicho mexicano: “cada uno tiene lo que siembra”. Así vemos cómo ahora la actual administración aceptó problemas de los cuales ella misma sabía que se estaban ocasionando o generando en la administración anterior. Así vemos que, a pesar de que dijo en más de una ocasión el expresidente Andrés Manuel López que nunca endeudaría al país, esto no fue así, pues la deuda aumentó más que en otros años.
Entonces seremos los mexicanos quienes paguemos los platos rotos, pues será el Ejército mexicano, la seguridad nacional, si es posible, quien se tenga que encargar de estas tareas, respondiendo a los intereses particulares de un gobierno que lo único que ha generado es inestabilidad en su país y en otros muchos.
La soberanía de nuestro país está en juego y le tocará a la presidenta responder y defenderla, no con discursos vagos, no con señalamientos, no con manifestaciones que lo único que han generado es desvergüenza y vanidad.
Necesitamos responder con una propuesta seria y real, con un proyecto de nación, no sólo que resuelva este problema, sino los muchos que se han venido presentando en nuestra sociedad por el simple hecho de responder a las necesidades de un sistema en donde lo primordial es la ganancia, sin importar a quién atropelle.
Compañeros antorchistas, este es un claro ejemplo de que el pueblo está necesitado de la organización, de la colaboración, de que se necesita un pueblo educado, consciente de su realidad y convencido de que la única salida es el cambio social, de que la única manera de alcanzar una vida digna es la lucha organizada.
Es momento de estar juntos, ser solidarios y empáticos. Quiero hacer referencia a la situación que no debe ser, para todos, ajena a nosotros: la realidad que viven los palestinos, un pueblo que está siendo masacrado por los israelitas. Por ellos no debemos voltear la mirada, sino razonar la situación que vive un pueblo que se muere de hambre, que lucha por una independencia y que exige, al igual que todos nosotros, una vida digna y decorosa.
Por ello, nosotros, los antorchistas, los más sensibles, debemos estar atentos, mostrar nuestra solidaridad, compartiendo y difundiendo, diciéndole al mundo lo que pasa y lo que nadie quiere ver. Solidaridad con Palestina.
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