Las principales potencias económicas mundiales han acumulado su fortuna gracias al saqueo descarado, la explotación abusiva y al colonialismo rapaz que ejercieron durante siglos sobre los pueblos que, poco a poco, fueron conquistando y sometiendo en varias latitudes del planeta.
En algunas naciones, hasta el día de hoy, gozan de una libertad política aparente, pero en los hechos son víctimas de un feroz control económico por parte de las esferas económicas mundiales. Un ejemplo de ello son los países europeos sobre los países africanos. Muchas de las materias primas que se procesan en los países industrializados se extraen a muy bajo costo de los territorios de los países subdesarrollados.
La migración forzada es consecuencia directa del saqueo histórico y la desigualdad global impuesta por las potencias; quienes hoy reprimen a los migrantes son los mismos que ayer robaron sus recursos.
Por lo tanto, la causa fundamental de la migración es el desigual desarrollo económico entre las naciones. Es entendible que, durante siglos, las naciones colonizadoras hayan controlado el desarrollo de los medios de producción, las fuerzas productivas y el reparto de la riqueza, provocando hambre, miseria, pobreza, rezago y muerte en la mayoría de la población de las naciones subdesarrolladas.
Obligan a una gran parte de la población de esos países a emigrar de sus pueblos de origen en busca de mejores condiciones de vida. Y esas condiciones, aparentemente mejores, las ven equivocadamente en las naciones imperialistas que se jactan de ser las más desarrolladas económicamente, presumen hipócritamente en el discurso ser las más democráticas, libertarias y respetuosas de los derechos humanos, pero en los hechos hay macanazos, represión y cárcel, como lo están viviendo los compatriotas en las últimas semanas en el vecino país del norte, en algunos estados.
Pero este sistema, que operó, funcionó y sirvió durante siglos a un grupo de países para controlar, someter y explotar al mundo entero, se está cayendo a pedazos, y el maltrato a los migrantes es una manifestación de ello.
Las principales causas que provocan la migración en el mundo son económicas y las guerras, que provocan los poderosos para someter o aniquilar a los débiles.
Las élites económicas que se sienten dueñas del universo son quienes han provocado el rezago y la desigualdad económica entre los países. Son ellos quienes han provocado las guerras en varias regiones del mundo en nombre de la libertad, la paz y la democracia.
Esos poderosos hoy reprimen a los migrantes en el vecino país del norte y en otras partes del mundo. Lo que está sucediendo en el vecino país del norte es una manifestación clara del doble rasero que usan los poderosos: te robo en tu nación de origen tus riquezas y, si vienes a mi país en busca de oportunidades, te reprimo por migrante.
Tanto de las causas como de las consecuencias son ellos los responsables, esos que se dicen salvadores del mundo, que han robado con el permiso de la ley y reprimen con la Biblia en la mano. Es la misma élite de poder que actúa según le convenga a sus intereses.
Para frenar el abuso y la represión del poderoso sobre los débiles no basta con tener la razón: hay que poseer la fuerza, y esa fuerza de los reprimidos está en su unión, en su organización y en su tenaz lucha, compañeros.
Compatriotas que viven en Estados Unidos, que ya están nacionalizados, y los más de 12 millones que son ilegales: alcen la voz y desenmascaren la hipocresía del gobierno imperialista yanqui, movido por la cúpula del poder, dueña del 67 % de la riqueza en esa nación.
Organícense, protesten y griten a los cuatro vientos para que todo el mundo se entere, se dé cuenta y conozca el verdadero rostro del gobierno norteamericano, sin importar si son republicanos o demócratas.
Al final, ninguno de los dos ha resuelto el problema de la migración de raíz; solo lo emplean como carnada electoral. Ustedes, que con su trabajo producen una gran parte de la riqueza de ese país, aproximadamente el 4 %, que realizan los trabajos más pesados tanto en el campo como en la ciudad y reciben los salarios más bajos, no merecen ser tratados como delincuentes o lacras sociales.
El trabajo de cada uno de ustedes, compatriotas, es su mejor carta de presentación y su mejor escudo para defender sus derechos, sean nacionalizados o no. Al final, los territorios de las naciones y sus límites los trazó el hombre moderno, porque el planeta Tierra es la casa de todos y no necesita dueño. Ojalá algún día sea de todos y, al mismo tiempo, de nadie.
Nuestra total y absoluta solidaridad con los migrantes: vecinos, conocidos, familiares y hermanos de clase social, que hoy están siendo reprimidos en las violentas redadas policiacas implementadas por el gobierno norteamericano.
Los millones de humildes mexicanos que nos hemos aferrado a quedarnos a vivir en nuestro país, a pesar de las marginales condiciones económicas en que nos tiene sumidos el gobierno actual de la 4T, no hemos decidido abandonar el país.
Hoy alzamos la voz y le exigimos al gobierno de aquel país que respete los derechos humanos de los migrantes mexicanos y de otras nacionalidades. Por ello, hacemos un llamado para que todos los compatriotas se unan, se organicen y luchen hasta el último esfuerzo con aquel gobierno imperialista. Recuerden que cuando un pueblo enérgico protesta y lucha por defender sus derechos, la injusticia tiembla.
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