En los últimos meses del interinato (que terminó en el 2024) en la presidencia municipal de Toluca de Juan Maccise Naime, “priista de hueso colorado”, este se empecinó en instrumentar un operativo que, según él, debería acabar con el denominado comercio ambulante: las medidas para lograrlo no se escatimaron tanto en propaganda como en operativos constantes y en una vigilancia diaria con vehículos oficiales y un numeroso contingente disuasorio que se mantuvo durante más de dos meses en el área del mercado Juárez y la central camionera.
El trabajo en el sector informal no es un gusto, sino una imperiosa necesidad de gente honrada que no acepta ni quiere dedicarse a la delincuencia organizada o desorganizada.
El resultado fue mantener libre esa zona el tiempo que duró el operativo, en detrimento de la economía de los comerciantes ambulantes que de esta forma vieron menguados sus ingresos, tuvieron que vender sus productos en otros lugares o, en el peor de los casos, se vieron afectados por los decomisos de sus mercancías y sus escasos instrumentos de trabajo, además del abuso policiaco; pero independientemente de todo, el comercio ambulante no se eliminó, solo se contuvo o se trasladó a otro lugar.
Y es que la razón y la causa fundamental de este fenómeno está en la pobreza de miles de familias del Estado de México y millones a escala nacional, pues, según el Inegi, 59.3 millones viven del comercio informal y la cifra puede ser mayor dado que los factores de medición de pobreza no son precisos. Son ciudadanos que no encuentran empleo para poder ganarse el sustento diario y se ven obligados, en su mayoría, a ganarse el pan de cada día vendiendo lo que pueden. De ellos depende toda una familia, cuyos miembros tampoco han encontrado un empleo u otra forma honesta de sobrevivir.
Muchos de ellos son personas de la tercera edad o discapacitados que no pueden encontrar trabajo en ningún otro lugar precisamente porque no pueden realizar los trabajos que la industria requiere. En síntesis, el trabajo en el sector informal no es un gusto (aunque puede haberlo), sino una imperiosa necesidad de gente honrada que no acepta ni quiere dedicarse a la delincuencia organizada o desorganizada.
¿Qué medidas instrumenta el gobierno municipal, estatal o federal para ayudar a esta masa de población? ¿Qué alternativas les presentan, salvo correrlos de donde venden o quitarles sus mercancías y golpearlos? Mandarlos a calles o a zonas donde no pasan compradores de sus productos o donde lo que venden es tan poco que les resulta incosteable.
Esta es la razón por la cual, aunque se quiera, ninguna autoridad ha podido acabar con el comercio ambulante en ninguna parte del país.
Démosles educación gratuita, verdaderamente y de calidad, hasta donde sea posible, a nuestros niños y jóvenes, creando comedores, albergues, becas a los mejores, en nuestras mejores universidades y en el extranjero; obliguemos a la clase empresarial a crear empleos bien pagados para todo aquel que sepa y quiera trabajar; ayudemos verdaderamente a los ancianos y a los discapacitados, y cuando esto se haga se tendrá derecho a sancionar a quien, pudiendo trabajar en un empleo digno, se quiera ir a vender a las calles.
Mientras todo eso no se haga, se estará golpeando y afectando a miles y millones de familias que lo único que hacen en el comercio es ganarse la vida honradamente.
El título del presente artículo es un dicho muy conocido entre los mexicanos que se saca a cuento cada vez que un fenómeno se repite a pesar de los esfuerzos por evitarlo; y aun cuando se insiste en que no se repita, de todas formas vuelve a aparecer.
Esto viene al caso porque nuevamente en la ciudad de Toluca ha vuelto la persecución y el hostigamiento a los comerciantes ambulantes, con operativos igual de agresivos e intimidantes que la administración anterior de Juan Maccise, sólo que ahora lo hace un presidente municipal morenista, el licenciado Ricardo Moreno, militante del partido Morena.
Al respecto, la dirección política del Movimiento Antorcha de Toluca hace un atento llamado al licenciado Ricardo Moreno para que, en un intento de no afectar a uno de los sectores más pobres de Toluca, se busquen alternativas que no afecten radicalmente a los comerciantes ambulantes antorchistas y a todos los vendedores independientes en general. Hacemos un llamado muy respetuoso a la congruencia y que así se aplique el eslogan de Morena de: “por el bien de todos, primero los pobres”.
Si no se le encuentran opciones al respecto y se continúa con los operativos, el antorchismo seccional se verá obligado a defender a los antorchistas del sector comercio con todas sus fuerzas y por todos los medios legales a su alcance.
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