La locución con que complemento hoy el título de este trabajo, fue la primera idea que acudió a mi mente al recordar, que este próximo 27 de enero, se llevará a cabo en Tecomatlán, Puebla, una edición más de la ya célebre "Espartaqueada Deportiva del Movimiento Antorchista Nacional", evento que es uno de los pocos -si no es que el único-, donde compiten sanamente y sin marca comercial alguna, todos los miles de destacados talentos deportivos, militantes antorchistas la mayoría, pero también amigos y simpatizantes de esta grandiosa organización, que, desde siempre, por su condición económica y social, han sido relegados de la práctica profesional de casi todas las ramas del Deporte. Por todo esto, para todos los verdaderos amantes del deporte y para muchos competentes deportistas, las Espartaqueadas Antorchistas, son un verdadero espectáculo que no se pueden perder.
Sobre la locución, sabemos que Citius, altius, fortius es de origen latín, y que se define como "más rápido, más alto, más fuerte", que fue el lema de los Juegos Olímpicos de Múnich, Alemania Occidental, celebrados entre el 26 de agosto y el 11 de septiembre de 1972; también es sabido que, junto con los cinco anillos de diferentes colores entrelazados y con la antorcha, simboliza el espíritu olímpico. Los que saben del tema afirman que esta locución fue pronunciada por primera vez por el historiador francés, Pierre Fredy de Coubertin, personaje al que se le atribuye la fundación de los Juegos Olímpicos modernos, en la inauguración de los primeros Juegos en Atenas, en 1896. Aunque también se afirma que originalmente el lema fue ideado por el sacerdote dominico Fray Henri Didon, -que fue amigo de Coubertin-, para ponerlo en el frontispicio de su colegio de San Alberto Magno de Arcueil, Francia. De Didon se sabe que también fue un pionero del movimiento deportivo internacional.
Pero hablar de las Espartaqueadas deportivas de Antorcha, es referirse al inmenso trabajo que ha realizado durante 38 años el Movimiento Antorchista, especialmente su Comisión del Deporte, para rescatar y promover entre el pueblo pobre, la práctica del verdadero deporte popular, ya que gran parte de este, se ha convertido en una costosa mercancía, accesible sólo para el que pueda pagarla, y que por lo mismo, - y dada la ley del intercambio de valores iguales - el que paga poco, no sólo recibe poco, sino que también, el poco deporte que recibe es de muy poca o nula calidad; pero además, en casi todas las áreas deportivas, con todo esto, al pueblo se le deja, casi siempre sólo el papel de mero espectador o de comparsa, para hacer resaltar a unas cuantas "estrellas deportivas", que comercial y previamente han sido seleccionadas para la venta al mejor postor.
Aquí es donde cabe una pregunta, ¿cuántos mexicanos, en verdad tenemos acceso a la práctica del deporte, aunque no sea de manera profesional? El Instituto Nacional de Estadística y Geografía da a conocer que la mayoría de los mexicanos mayores de 18 años no practica ninguna actividad física o deporte, afirma que tan sólo en los últimos tres años, el porcentaje oscila entre el 54 y 57 por ciento del total de la población que no lo hace, y la principal explicación que se atribuye a este fenómeno es "la falta de tiempo". Y yo creo que sí, ante la gravísima situación económica en que vive el trabajador mexicano, estoy seguro que hay ocasiones que, ante las larguísimas jornadas agotadoras de su trabajo, ya quisiera que le sobrara tiempo, cuando menos para comer y dormir bien. No hay duda que también -ante el acoso de las enfermedades- reclamar tiempo para practicar deporte, debe ser, una de nuestras exigencias fundamentales a todos los gobiernos.
Pero además sostengo, que las Espartaqueadas de Antorcha tienen un significado profundo que va mucho más allá de sólo la competencia; esta hazaña deportiva del antorchismo nacional, es también -como la actividad cultural-, formadora del nuevo mexicano, de hombres y mujeres humanistas y solidarios, que, templando su carácter luchador, con nuevas y mejores habilidades que siempre dan la práctica cultural y deportiva, en buena competencia, los prepara y pertrecha para buscar un cambio social y económico de todos, para beneficio de todos. Es decir, compitiendo en buena lid, también se esta preparando al hombre para el combate a la pobreza y la injusticia social.
Estoy convencido que uno de los inspiradores más insignes de lo que digo, imborrable ya de la historia, fue el esclavo tracio llamado Espartaco, que para el año 73 a.C., siendo ya parte de los esclavos gladiadores pertenecientes a la escuela de entrenamiento del lenista Cneo Cornelio Léntulo Batiato, ubicada en Capua una de las ciudades más importantes de la antigua Roma, dirigió la rebelión más importante contra la República romana en suelo itálico -conocida como tercera guerra servil, guerra de los Esclavos o guerra de los Gladiadores -, ocurrida entre los años 73 y 71 a. C. En alguna de las notas a la obra Espartaco, de Rafael Giovagnoli, se cuenta que Espartaco, ya elegido para presentarse a pelear o morir en la arena, dijo a los compañeros: "Ya que es preciso combatir, ¿por qué no hacerlo más bien contra nuestros opresores?" y se afirma que estas palabras produjeron el efecto de la chispa en la mina ya preparada.
Deportistas de la XVIII Espartaqueada Deportiva del Movimiento Antorchista, ¡todos a competir por la gloria del deporte y el honor de nuestros equipos!, recuerden: Citius altius fortius; y que, como el tracio Espartaco, regresen con el escudo, a combatir contra nuestros modernos opresores. Que así sea.
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