MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Una buena, una mala y otra más mala

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Educación para el pueblo en Hermosillo: la Casa del Estudiante Sonorense A.C.

Primero la mala: No ha disminuido la deserción escolar en Sonora. Es bien conocido que en nuestro estado tenemos una deserción escolar de 50 por ciento en educación pública media superior, es decir, más de la mitad de los afortunados sonorenses jóvenes que lograron ingresar a subsistemas educativos como Conalep, Cobach y Cecytes, abandonaron sus estudios sin terminarlos, según datos proporcionados por la Secretaría de Educación y Cultura (SEC). La causa fundamental es la pobreza, que se manifiesta de diferentes formas, pero pobreza al fin. Esto se corresponde con otro dato proporcionado por la misma SEC: de cada 100 sonorenses, sólo 50 tienen la secundaria terminada. Así ha sido durante décadas.

El modelo económico neoliberal que nos domina garantiza que medio se aprenda a "ler" y escribir porque así necesita a los trabajadores, con lo suficiente para que entiendan las instrucciones de las máquinas y para idiotizarlos eternamente con memes de 50 letras; por ello, pocos desertan de educación básica, esa sí la garantiza el modelo: a nivel primaria el índice de deserción escolar es de 1.4 por ciento, mientras que a nivel secundaria es de 2.5.

Si queremos terminar con este oscuro panorama educativo tenemos urgentemente que gastar más en educación, apoyar en todo tipo de iniciativa que brinde condiciones para acceder al conocimiento científico y artístico, elevar el gasto educativo, incluso más allá del 9% que pide la ONU. Nunca ha bastado con mini becas, ni nunca bastará; son importantes, pero insuficientes: nuestro pueblo no se debe conformar con migajas; para que acceda a la ciencia se necesita masificar aquello que la posibilita: millares de laboratorios, de talleres, y cientos de miles de instrumentos y equipos científicos al alcance de todos, financiamiento a proyectos técnicos y científicos entre los jóvenes, lo mismo para proyectos culturales, artísticos y deportivos de nuestra juventud mexicana, eso para empezar —comparada con estos altos objetivos, una bequita de unos cientos de pesitos quincenales apenas debe alcanzar para el transporte de unos días—. En este sentido, cualquier paso en firme dado en esa dirección debe ser aplaudido.

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La buena: Precisamente en la dirección señalada, el pasado 15 de octubre se realizó la ceremonia de colocación de la primera piedra de lo que será un magnífico albergue estudiantil en el centro histórico de Sonora. Luego de 10 años de lucha, por fin hemos logrado que el gobierno de Sonora compre para este albergue un terreno en pleno centro de Hermosillo, a tres cuadras de la Universidad de Sonora en el que se invertirán 9 millones de pesos de origen federal para levantar el útil edificio. La Casa del Estudiante Sonorense A.C. tendrá capacidad para 80 jóvenes que no tengan cómo continuar sus estudios. Tendrá dormitorios, cocina, salas de estudio y de cómputo, biblioteca, sala audiovisual y estará equipada con lo necesario para que aquél estudiante de escasos recursos que quiera, pueda estudiar. Cierto que una golondrina no hace verano, pero así se tiene que acabar con el problema de la deserción, entre otras similares, con medidas como esta casa, repetida por millares de veces en el territorio nacional para darle condiciones a la juventud mexicana. Esa es la meta de Antorcha: resolver el problema estructuralmente, de raíz, porque está probado que sólo dar algo de dinero a los jóvenes, aisladamente, sin crear condiciones de desarrollo social, es generalmente infructuoso, ello no acaba con la deserción y, en algunos casos es hasta corruptor. Esto bien lo sabe cualquier padre de familia honrado.

Así, pues, la buena es que todo está listo para iniciar la construcción: una iniciativa popular que apoya lo mejor de los programas gubernamentales, que lleva años luchando por hacerse realidad está a punto de lograrlo, pero...

La más mala: Corresponde al Gobierno del Estado de Sonora llevar a cabo ahora los trámites para iniciar con la aplicación de esos 9 mdp, conseguidos para Sonora por diputados antorchistas federales de la pasada legislatura, pero...¡no ha iniciado ni siquiera los trámites para la licitación de la obra a pesar de que está por cerrarse el periodo de aplicación de los recursos federales! ¡O lo hace de inmediato o se regresarán esos recursos a las arcas federales y se perderán! ¡Y no lo han hecho a pesar de que tenemos meses y meses exigiéndolo!

No, amigo lector, no es exageración: ¡de ese tamaño! Antorcha ha tenido ya varias experiencias con casos similares y, sin excepción, a la vuelta de los años, hemos llegado a la convicción de que algunos gobernantes nefastos destinaron para otra cosa el recurso federal que nuestra organización consiguió para el desarrollo social de pueblos y colonias: ¡le han hecho tantas al pueblo organizado! No tenemos motivo hasta el momento para acusar al Gobierno de Claudia Pavlovich de que nos haya hecho malversación alguna y no queremos tenerlo. Pero estando las cosas como están, evalúe usted, querido lector, si es justificado o no que empecemos a temerlo. Compréndanos, por favor, estimado ciudadano: es que simplemente no es justo que todos los esfuerzos ciudadanos para traer recursos a Sonora se tiren por la borda por la ineficacia gubernamental. Por ello, levantaremos la voz de denuncia y nos preparamos ya para darle eco con una

MARCHA-PLANTóN DE DOS MIL SONORENSES EL JUEVES 8 DE NOVIEMBRE.

A partir de ese día dormiremos frente a Palacio de Gobierno, allí exigiremos la solución, allí esperamos su solidaridad.

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