MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Tabasco: dos tragedias distintas, una misma respuesta

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Aún no hemos salido de la tragedia que para los tabasqueños, y para los mexicanos en general, significó la presencia de la covid-19, que le quitó la vida a más de 3,000 paisanos, y ya estamos siendo víctimas de una doble inundación: la provocada por el frente frío número 4, combinada con el desfogue de la presa Peñitas, y la de los frentes fríos números 9 y 11, que otra vez trajeron aparejado un volumen de desfogue de la presa de 1,750 metros cúbicos por segundo, un millón 750 mil litros por segundo, para decirlo en el lenguaje que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) utilizaba en el 2007 en su gira en Tabasco, cuando criticaba furioso al Gobierno federal por haber inundado Tabasco, y reclamaba el resarcimiento y pago de daños tanto a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), como a la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Ambas tragedias golpearon, como siempre ocurre en estos casos, a la población más pobre y, por tanto, más desprotegida.

Y en ambos casos la población se sintió completamente abandonada por sus gobernantes de los tres órdenes de gobierno.La población se quedó sola, con sus problemas, abandonada a su suerte.

En aquel caso lo único que recibió la gente del gobierno fue la repetida y lacónica orden: "quédate en casa", pero no se le brindó ningún apoyo para hacerlo.Desde la Yesca, Nayarit, el timonel de Morena les dice: "no se queden en sus viviendas, mejor busquen refugio en albergues o con familiares que tengan casas en partes altas" y agrega "está todo el gobierno atendiendo".Nuevamente se les da la orden, o el consejo, de dejar sus casas, pero no se les proporcionan medios de apoyo para hacerlo, nuevamente los tabasqueños están solos con su desgracia.

Además, esto ocurre, (el consejo mandado desde Nayarit), cuándo hay más de 80,000 damnificados en la entidad, dos muertos, 10 ríos desbordados y más de 8,000 familias que han tenido que abandonar sus hogares o, bien, permanecer en ellos desde hace 6 días con el agua a la cintura, por el temor justificado de que al irse les roben lo poco que quede bueno después de la inundación.

Después de que el presidente de la República mandó al secretario de la Marina a coordinar el operativo de auxilio a la población, los medios de comunicación de mayor circulación, siempre al servicio del poder, publican fotos y más fotos de los marinos o los soldados auxiliando a tal o cual persona desvalida; pero la realidad en el estado no es, desgraciadamente, de novela color de rosa; hay muchísimos lugares inundados, la mayoría, que aún permanecen sin ningún auxilio, y cuando en la internet se publican una y otra nota de que llegaron aviones, que ya están los marinos, etc., la gente pregunta desesperada en las redes sociales, "¿en donde están que aquí no han llegado?, estamos inundados y hay ancianos que no pueden salir"; el 6 de noviembre por la tarde, me refirió la delegada municipal del populoso sector San José, de Gaviotas Sur, en Villahermosa, en el cual habitan más de 13,000 villahermosinos: "Necesitamos una máquina para mover la rejilla que se cayó y el cárcamo no funciona, pero nadie nos atiende; vino Protección Civil y se fue sin decir nada porque no tiene herramienta".

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Esta es la realidad que viven los tabasqueños en sus colonias y pueblos: abandonados a su suerte, condenados por la autodenominada Cuarta Transformación (4T) a resolver sus problemas, como puedan.Tristísimo espectáculo es ver a familias enteras deambular entre la lluvia, cargando sus cosas, sus niños y sus animales, en busca de un lugar donde alojarse, donde ponerse a salvo.En el municipio de Centro, por ejemplo, uno de los que tiene más población afectada, sólo hay 7 albergues y éstos no tienen la suficiente difusión entre la población, que no sabe a dónde acudir.Las llamadas que los afectados hacen a Protección Civil reciben la invariable respuesta: "no podemos hacer nada".

Las inundaciones y la pandemia, pues, son, como dijimos, dos tragedias distintas y una misma respuesta.¿Por qué?

La respuesta es sencilla: porque la atención de estos grandes problemas requiere, ciertamente, del gobernante, una profunda identificación y solidaridad con los desprotegidos, en los hechos, no en el discurso; pero requiere también, sobre todo, la inversión de ingentes recursos.

Morena y su jefe indiscutido, AMLO, tiene muy bien definidas sus prioridades en materia de inversión: Tren Maya, refinería Dos Bocas, acá en el Sur.Y los grandes ganadores en esas inversiones no son los mayas o los choles o los chontales, sino los grandes tiburones del capital, siempre beneficiados por el neoliberalismo que tanto critica: Carlos Slim, Grupo ICA, y otros inversionistas nacionales, extranjeros y del estado.Más de 310,000 millones de pesos invertirá el Gobierno federal en esas obras que no beneficiarán a los pobres.

Por eso, para concluir, traigo a la memoria un artículo que publicó en el mes de julio, con motivo de la pandemia, la escritora Sabina Berman, quien votó por AMLO y lo respalda.Refiriéndose a la falta de apoyo a las familias pobres durante la contingencia de la covid-19, ella escribió: "Con la décima parte de lo presupuestado para el Tren Maya se le podría haber entregado a cada familia pobre mexicana 3,200 pesos para que se quedara en su casa".Y concluía, refiriéndose a Morena: "Ganamos con el slogan Primero los pobres, y estamos haciendo al día de hoy, exactamente lo inverso."Que los pobres se las arreglen como puedan"".

En efecto, que los pobres de Tabasco, y de todo el Sureste mexicano, se las arreglen como puedan, mientras avancen los grandes negocios perdón, las grandes inversiones modernizadoras- de la 4T.

Y todo esto a nombre de la guerra contra el neoliberalismo.¡Por Dios!

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