Amenazas, bloqueo, cerrazón, cárcel a manifestantes, porros contra el pueblo y negligencia a las demandas de sus gobernados, eso es lo que representa Omar Fayad Meneses, gobernador del estado de Hidalgo, pues, en lo que va de su sexenio no ha hecho más que forjarse como un verdadero tirano, insensible a las necesidades que viven los hidalguenses y convirtiendo al estado en un verdadero semillero de pobreza.
De acuerdo con datos del último reporte proporcionado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Hidalgo se encuentra entre los primeros 10 estados más pobres del país, con el 50 por ciento de su población ubicado en algún tipo de pobreza. Sumado a esto, en 2018 la tasa de homicidios fue 81 por ciento más alta que en 2015 y la tasa de delitos con violencia se incrementó 25 por ciento en tres años, esto presentado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP).
Pero la situación en la que se encuentran no es más que el resultado de una política de gobierno inútil y deficiente. En Hidalgo las cosas no están bien, no hay progreso ni bienestar, pero según parece al gobernador eso no le interesa, pues ya se ha puesto a disposición del gobierno federal para construir un cuarto aeropuerto que complemente el Sistema Metropolitano de Aeropuertos (SMA). ¡Y mientras, que a los pobres se los lleve el diablo!
Es realmente nefasto recordar cómo es que llegan al poder estos personajes y pequeños dictadores, que ondeando su bandera se manchan por primera y única vez los zapatos y extienden animosos las manos, recordemos como en 2016 Omar Fayad juraba a los electores que gobernaría para el pueblo, para su gente, hoy, a mitad del sexenio podemos ver con toda claridad que esa verborrea de campaña no fue más que un simple engaño, pues, de cara a la realidad, en el estado no hay servicios públicos ni obras. ¿Olvidó que su deber es procurar al pueblo y atender sus demandas? Si acaso lo hizo, miles de hidalguenses se lo han recordado diariamente.
En este contexto, centenares de voces se han unido, personas ajenas al Movimiento Antorchista (que ha encabezado desde siempre a personas que luchan por mejorar sus condiciones de vida) se han manifestado ante la política de evasión del gobierno hacia sus demandas, sin embargo, la respuesta obtenida ha sido la misma: cero soluciones.
En cuanto al antorchismo, se ha visto más golpeado. Durante la manifestación realizada el pasado 10 de abril sufrió el bloqueo de al menos 500 autobuses que transportaban a miles de hidalguenses de diversas regiones para exigir atención a las demandas de infraestructura y obra pública. Esta retención por parte de elementos de la policía ocasionó que uno de los autobuses se volcara y varias personas resultaran heridas, una de las cuales falleció poco tiempo después.
Para el 18 de abril, un grupo de porros y malandros armados con navajas y enviados por el secretario de gobierno, Simón Vargas Aguilar, se apersonaron en el plantón que mantiene la organización en la Plaza Juárez de Pachuca, ¿su objetivo? quitar de tajo y con toda la violencia posible la propaganda en donde se denuncia que el gobernador reprime y no resuelve las demandas del pueblo.
Y un golpe más fue dado este viernes 3 de mayo, cuando la policía estatal, bajo las órdenes de Omar Fayad, detuvo a cuatro personas que denunciaban, precisamente, la negligencia del gobernador para con las demandas de la ciudadanía. Al momento, no han sido liberados.
Así pues, están las cosas. Por ello es necesario reflexionar que este títere del sistema pretende cansar al pueblo no resolviendo sus demandas y guardando silencio, defendiéndose sólo a golpes. No obstante, la ciudadanía es más fuerte que la voluntad de un solo hombre y seguirá exigiendo lo que por derecho le corresponde, se alzará, como dijo Ismael de la Serna, cada victima inmolada para lanzarle maldición eterna.
Los antorchistas de toda la nación estamos prestos al llamado de nuestros compañeros y arropamos la lucha desde nuestra trinchera, porque un gobierno que no solventa las necesidades del pueblo es un gobierno inútil y debe reemplazarse. Que la justicia se haga y, si no, que la gente salga, luche, se una y no tenga miedo. Ganaremos la batalla cueste lo que cueste.
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