Los ataques contra las organizaciones de la sociedad civil por parte del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, fueron la pistola de salida de varios comentaristas que de un día para otro amanecieron como peritos en ONG´S (Organizaciones no gubernamentales). Estas figuras, cuya trayectoria no llega ni a la de ser jefe de su grupo o de manzana del barrio en el que viven, se han colocado como expertos, conocedores de las luchas organizadas que se agrupan en dichas expresiones sociales. Es deber de todo luchador social no condenar ningún acto de movilización o de organización colectiva en pro de alguna causa, tampoco podemos ser los árbitros para ungir como legítimas sus demandas o las causas de su agrupamiento, eso es deber de sus bases y al propio movimiento que se constituye.
Contrario a esta filosofía de respeto que hay entre los luchadores sociales y expresiones de la sociedad civil, nuevamente una mesa de análisis convocaba a figuras estelares del pensamiento y la praxis de la política contemporánea de México para reflexionar sobre el tema. En el programa Punto y contrapunto de Genaro Lozano, en donde un elenco intelectual que conforman el inefable Genaro Lozano, el cordero Alejandro Encinas Nájera, el camorrista Alfredo Lecona y dos fantasiosas, Ana Villagrán y Estefanía Veloz. El objetivo: redoblar el ataque mediático contra el Movimiento Antorchista Nacional, al que han metido con calzador como parte de las organizaciones de la sociedad civil, ya que en su ignorancia o su consigna les impide ver con claridad la naturaleza del grupo organizado al que atacan. Ninguno de los sesudos analistas da pruebas, ninguno demuestra su acusación, se trata sólo de una batalla sin cuartel para ocupar el lugar del lamebotas mayor de algunos grupos de poder enquistados en el arribo de la actual administración.
El circo itinerante lo inaugura Alfredo Lecona [...] organizaciones como Antorcha Campesina que son indefendibles (sic), yo no voy a meter ni un dedo al fuego por Antorcha Campesina y por todas éstas corporaciones que han hecho de sus luchas un negocio, un auténtico negocio. Nada nuevo en la injuria. Alfredo Lecona recoje el chicle masticado ya por muchos calumniadores y lo vuelve a masticar. Su acusación sin pruebas, resulta vomitivo. Se trata de un verdadero irracionalismo para imponer un punto de vista a los posibles televidentes, una versión arbitraria, ilógica y absurda sobre la organización de los pobres de México, a la que jamás ha visto ni a cuyo trabajo se ha acercado en honor a la verdad. En su intervención, no se notó el menor atisbo de un intento de análisis, solo calificativos, denostaciones. No esperamos que meta las manos por nosotros, lo hacen más de 2 millones de mexicanos organizados en el antorchismo, nada más, pero nada menos.
En seguida, el heredero de Encinas [...]" acabar con las intermediaciones en los programas sociales de Antorcha Campesina, etcétera, en eso completamente de acuerdo porque en eso se cimentaba el corporativismo y las relaciones clientelares...", una intervención con excelsa calidad. Encinas Nájera sorprende que no tenga un poco de respeto por su propio pasado intelectual y por su trayectoria política, de "izquierda"-reza en su currículo-buscando presentarse entre las nuevas plumas panegiristas de una cuarta transformación que hace agua por todos lados. Recientemente tuve la oportunidad de escuchar a un sólido sociólogo del Colegio de México quien expresó "lo que nosotros encontramos es que realmente la corrupción, con los datos oficiales de las dependencias, si existe es lo más pequeño, no es algo sistémico. Esta red de intermediarios que se argumenta que existe, la verdad es que en ningún lado del programa se encuentra", pero eso no importa, se busca deslegitimar a un grupo de mexicanos aunque sea a golpes de saliva.
Con entusiasmo se suma en este espectáculo otra mente estéril, una mujer que seguramente es recompensada generosamente para que suelte el embuste, habla, pero ni siquiera ella cree en lo que dice: "Antorcha Campesina [...], este grupo de explotación de pobres [...] Antorcha Campesina tiene su mayor auge de explotación de pobres en el Estado de México, Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Sinaloa, Puebla, Michoacán..." (Sic). Ana Villagrán no aduce ni ahora ni antes, un solo caso o hecho concreto para respaldar su injuria: "Antorcha Campesina es un grupo de explotación de pobres" porque así lo ha decretado su alteza serenísima Ana Villagrán Villasana y el fuero que le da la televisora nacional más importante del país.
Finalmente, la insulsa vocera feminista Estefanía Veloz, "es un negocio redondo, evidentemente, es como funciona Antorcha Campesina sus líderes se vuelven diputados, alcaldes y luego les empiezan a dar gasolineras, casas, recordemos que Antorcha Campesina tiene un gran negocio inmobiliario..." (Sic), una sandez en los comentarios que hasta Lecona frena la ardiente indignación de Veloz, de su falacia, de su trivialidad, de su mentira, hasta ese extremo llega la supuesta defensora de los derechos de las mujeres, convertida en Ministerio Público e instigadora de sospechas hacia los antorchistas y sus dirigentes porque su lengua flamígera ya dijo que tenemos un "gran negocio inmobiliario".
En el programa Punto y contrapunto de Genaro Lozano no hay análisis, no hay debate, no hay ideas, sólo un cúmulo de ocurrencias, de prejuicios, estereotipos y un lugar común urdido por mentes estériles. Para esta gente sigue siendo válido aquello de Roma locuta, causa finita, o sea, ha hablado Roma, el santón, y, por tanto, el asunto está finiquitado. Abusan de su "prestigio", de su influencia en los medios, para cometer todo tipo de excesos, injusticias y flagrantes atropellos a la verdad. Esto es riesgoso no solo para los antorchistas, sino para cualquier mexicano, su seguridad, su integridad en manos de una prensa venal representa graves riesgos para la estabilidad política del país.
Sobre "la riqueza" de Antorcha Campesina. Cualquiera sabe que la vida de las organizaciones populares-reitero, populares- en México se ha movido, hasta hoy, en materia de financiamiento, entre dos extremos: o dependen del subsidio oficial, o viven de las cuotas de sus agremiados. En el primer caso, carecen de verdadera independencia para luchar a favor de su gente; en el segundo, se vuelven una pesada carga para esa misma gente, más que un verdadero apoyo. Antorcha Campesina es la primera organización popular, en la historia moderna del país, que ha logrado romper con ese círculo, logrando independencia política en 45 años de trayectoria política.
Gracias a un manejo escrupuloso y visionario de las modestas cantidades que sus activistas han logrado a través de múltiples esfuerzos, invirtiéndolas primero en negocios muy modestos y luego en otros cada vez mayores, que crecen gracias a la reinversión de utilidades, hemos logrado construir una infraestructura económica, muy limitada todavía, pero sólida y limpia, absolutamente legal y legítima, que cada día nos hace más independientes políticamente. Se trata, y no hay por qué no decirlo abiertamente, de una verdadera hazaña que nadie, hasta hoy, había intentado, ni siquiera las ONG´S que tanto acusa el presidente y sus neo adalides mediáticos. Somos un movimiento político-social de carácter popular, que combate, desde hace 45 años, la pobreza y la desigualdad que reinan en el país. Y lo seguiremos haciendo, a eso llamamos a los mexicanos de buen corazón, para lograr que en este país, un modelo económico más justo se siente entre nosotros pese a la consigna mediática que hoy se cierne sobre el antorchismo.
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