Han pasado tres meses desde que cientos de ediles iniciaron funciones en sus respectivos municipios. Y como si fuera una novedad, comenzaron también las denuncias ante la prensa y demás medios hacia las anteriores administraciones. Los nuevos alcaldes acusan a sus antecesores por deudas del ayuntamiento, saqueo de las arcas, falta de pago a ex trabajadores, en fin, esa rebatinga que es común en los políticos mexicanos del "año de hidalgo".
Casos como el del ex alcalde de la comunidad de Tixcacalcupul, Mateo Cahum, quien se negó a firmar el acta de entrega-recepción del Ayuntamiento, varios de sus colaboradores se robaron bidones de gasolina de una bodega, o que desapareció el equipo de cómputo con información municipal, suenan en medios como el periódico del Diario de Yucatán.
En Tekax, el nuevo alcalde, Diego ávila Romero anunció que promoverá una auditoria contra su antecesor, Josué Couoh Tzec, por anomalías que se presentan en el ayuntamiento.
Uno de los casos que más llama la atención es el del municipio de Peto, este ha sido uno de los municipios donde el Movimiento Antorchista tuvo largas luchas de gestión ante el ex alcalde Jaime Hernández Santos, quien ignoraba las peticiones de miles de familias humildes, a pesar de las incontables visitas al Palacio, sin embargo, ¡oh, sorpresa!, no sólo ignoró a buena parte de la población, además el ex alcalde no completó la entrega-recepción de la Comuna ante la Auditoria Superior de la Federación, y hubo que romper candados para acceder a las oficinas, aunado a ello, el Ayuntamiento adeuda más de un millón de pesos con la Comisión Nacional del Agua ( Conagua), deuda que afectará únicamente al pueblo pobre.
Un ejemplo más de esta forma de hacer política es el caso del municipio de Motul, donde la nueva administración de Roger Aguilar, estuvo durante cinco días sin electricidad ni agua en el Palacio Municipal debido a la deuda que la administración anterior dejó con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a lo cual el ex alcalde, Vicente Euán Andeza justificó con la deuda recibida por la anterior administración de Julián Pech Aguilar.
Lo preocupante es que estos casos no son aislados, sino que se vuelven cada vez más frecuentes. Y sirven, desgraciadamente, como pretextos para que muchos de los nuevos alcaldes justifiquen el retardo de obras y servicios en las comunidades.
Los casos de ex alcaldes con anomalías en la administración no son un fenómeno nuevo, y lo más grave de todo esto no es el hecho de que se les investigue por desvíos de recursos, sino que estos recursos que sirvieron para enriquecerse nunca se verán reflejados en mejores obras y servicios (pues ya han sido despilfarrados), con ello las administraciones municipales que han pasado han contribuido a la pobreza y marginación de los pueblos de Yucatán.
Varios de los alcaldes aquí mencionados recibieron constantemente comisiones de Antorchistas que buscaban que se tomará en cuenta al pueblo pobre, a través de pliegos petitorios, sin embargo, únicamente recibían largas o simplemente no se les escuchaba. Por esa esta actitud, el Movimiento Antorchista no tenía otra manera de hacerse tomar en cuenta que insistiendo a través de marchas, cadenas humanas y comisiones presionadoras, denunciando ante la opinión pública estos hechos.
Muchas veces a estas se les ha calificado de atentar contra la "tranquilidad" de la comunidad, de "afectar" a terceros, de "fomentar la violencia" en la comunidad, y todo tipo de adjetivos que únicamente buscan desprestigiar la lucha de Antorcha ante la sociedad, ocultando la razón de las marchas, los mítines o las comisiones, derechos consagrados en la Carta Magna.
Sin embargo, el tiempo ha puesto las cosas en su lugar, y las seguirá poniendo, pues el llamado que hacía y hace el Movimiento Antorchista de aplicar los recursos públicos en apoyos, obras y servicios al pueblo mexicano, no ha sido escuchado y ahora vemos las consecuencias, pues a pesar de las incontables auditorias que se les puedan hacer a los ex alcaldes, millones de yucatecos continúan sufriendo la pobreza y marginación en carne propia. Las consecuencias de no vigilar a los ayuntamientos federales, estatales y municipales serán las mismas para el pueblo mexicano, deterioro de la vida en las comunidades, marginación y pobreza al por mayor.
Por eso invitamos a la comunidad en general a mantenerse al pendiente de las nuevas administraciones, y que de acuerdo a sus compromisos que lo pusieron en el poder, se le exija la materialización de los mismos.
Por parte del Movimiento Antorchista continuaremos creciendo y luchando, pues a pesar de los incontables cantos de sirena, de que las nuevas administraciones cumplirán con sus compromisos, a los pobres sólo les queda el camino de la unidad, la organización y la lucha. Y en esta lucha que hemos emprendido como un solo hombre, como dijera el poeta un día de estos, pronto tal vez logremos una patria más justa para todos sus hijos.
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