Solo algunas buenas intenciones fueron el resultado efectivo de los primeros nueve meses del gobierno morenista de Claudia Sheinbaum, informe que rindió el 17 de septiembre pasado en el Congreso de diputados de la ciudad capital de todos los mexicanos. Los casi nueve millones de habitantes de esta gigantesca metrópoli que, de una u otra manera, hemos seguido el desarrollo de su gobierno, no esperábamos ni grandes cifras ni el anuncio espectacular de obras y servicios tan necesarios como urgentes que van a seguir esperando para desconsuelo de las mayorías que habían confiado en un cambio importante en nuestra ciudad.
los medios de comunicación solo destacaron el anuncio de la Jefa de Gobierno de la reducción, dijo, del 34% en los homicidios de carácter criminal, cifra que no tardó en ser cuestionada por analistas, tildándola de equivocada y que reflejaban lo contrario el aumento de hechos criminales, datos más creíbles y cercanos al sentir de los capitalinos. El proyecto del Cablebús para Cuautepec en la alcaldía de Gustavo A. Madero fue la obra importante anunciada que se pretende realizar en medio de las protestas de deportistas porque les quitaría canchas deportivas de futbol.
Volvimos a escuchar las consabidas frases de que en el combate a la corrupción van muy bien las cosas, sin que se vea con claridad ese "avance", por otro lado, a los ciudadanos nos preocupan cuestiones más prácticas: nuestra falta de obras y servicios.
No sabemos nada, nada efectivo, visible y palpable sobre, por ejemplo, el malísimo transporte colectivo que tenemos: un metro saturadísimo que, un día sí y otro también, se descompone. Nada acerca del combate a la contaminación del aire con partículas cancerígenas que nos matan poco a poco. Nada, tampoco, efectivo para atajar la aguda escasez de agua en las alcaldías de Iztapalapa, particularmente sus zonas altas donde viven los capitalinos más pobres, Tlalpan, Xochimilco, entre otras alcaldías quienes también pagan sus impuestos. Nada para ir mitigando la saturación de las vías de comunicación atestadas de tanto vehículo automotor, causa de perderse miles, millones de horas hombre de trabajo.
Siguen miles de damnificados del sismo de hace dos años reclamando atención y esperando la ayuda prometida; escuelas dañadas y no reparadas. Y ya no hablemos de las otras agudas causas del descontento y desencanto de importantes sectores de capitalinos, de los que carecen de vivienda, que se suman por miles, de los que viven, desde hace décadas, en colonias sin los más elementales servicios de: agua, drenaje, luz, escuelas, clínicas, con el pretexto de que son zonas irregulares, cuando la solución y la obligación de la regularización de estas miles de familias solo dependen de los gobiernos delegacionales y de la CDMX ( los alcaldes, SEDUVI y Medio Ambiente, son los responsables de ellos). Y así se encuentran: Tláhuac, Milpa Alta, álvaro Obregón, Xochimilco, Tlalpan, Cuajimalpa, Magdalena Contreras.
No hay tal cambio para la vida de los capitalinos, por lo menos hasta los tiempos actuales. Al contrario, no hay mejoría a cargo de los que tanto prometieron. Los niveles de vida de los seres humanos en esta ciudad se siguen deteriorando, la población se va empobreciendo en lo moral y material cada día más, pues lo que no avanza, retrocede. No hay en la vida humana nada estático, todo es cambio para adelante o retroceso.
Si ni la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, ni los diputados del Congreso capitalino tampoco hacen algo para darle un giro definitivo a los males de la ciudad, y el presidente de la república sigue recortando los recursos económicos a la salud ocasionando el agravamiento de nuestros enfermos, entonces, ¿para dónde movernos? a los capitalinos solo nos queda movilizarnos y exigir nuestro derechos.
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