MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La tormenta no amaina

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No ha concluido ni el primer mes del año y en Ocoyucan ya comienzan los incumplimientos, la falta de honra a la palabra empeñada por parte de las autoridades en turno para atender necesidades sentidas, es decir, el Concejo Municipal que encabeza el morenista Rodolfo Huerta Espinosa continúa con la política de oídos sordos ante las peticiones de sus gobernados. Y es que desde su llegada en octubre del año pasado -gracias a la imposición del presidente de la mesa directiva del Congreso local, José Juan Espinosa Torres-, se ha negado a resolver la problemática de este municipio. Recordemos que en diferentes ocasiones se apersonaron colonos, campesinos, estudiantes, docentes, médicos, y algunos otros sectores sociales a plantear las necesidades que debían ser atendidas a la brevedad, sin embargo, la constante negativa, la cerrazón y falta de diálogo por el Concejo morenista desembocó en múltiples mítines, pero la autoridad ni se inmutó.

A poco más de tres meses de gobierno, esta "autoridad" –que nadie eligió- lleva acuestas el peso de no atender a los ciudadanos de Ocoyucan; de las pocas mesa de trabajo que se dieron por la insistencia de los interesados, y que resultaron ser infructuosas, personal de la administración empeñó su palabra de resolver a la brevedad. Ahora vemos que esa palabra y nada son lo mismo. Para muestra un botón. En una de esas reuniones, el síndico municipal, Nelson Vázquez, en representación del primer concejal Huerta Espinosa, se comprometió a brindar una respuesta a los docentes que laboran en este municipio y no cuentan con una plaza y menos con un sueldo para el sustento propio y de sus familias.

La demanda de los docentes fue clara desde el primer acercamiento: incrementar en mil pesos el apoyo que se les otorga por dar clases. Como era de esperarse, la primera respuesta fue negativa; los docentes insistieron hasta lograr las mesas de trabajo, y dicho sea de paso, en ninguna de ellas se apersonó Rodolfo Huerta. En la última que se realizó en los primeros días de diciembre, el síndico se comprometió cabalmente en que el aumento en su apoyo económico se daría, aunque no en la cantidad que los docentes solicitaban. No sólo eso, también se comprometió a que el propio Rodolfo Huerta se reuniría con los alrededor de 30 docentes que están en esta situación para dialogar con ellos y escuchar de viva voz sus demandas y propuestas para mejorar el sector educativo.

Pues bien, llegó el mes de enero pero no así la respuesta favorable que había sido prometida ni la reunión entre el mandatario municipal y el sector magisterial. Lo que sí hubo, y por escrito, fue un rotundo no al apoyo solicitado firmado por el propio Rodolfo Huerta bajo el argumento de que "existen prioridades en programas gubernamentales y obra pública". Esta respuesta resulta inquietante, pues habría que preguntarle a estas autoridad apócrifa ¿qué obras, qué programas y cuánto están aportando directamente a cada uno?, porque de las obras que dejó en proceso la administración anterior no se sabe el estatus que, a estas alturas, debería ser de concluidas.

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Lo que sí se sabe, porque el propio Rodolfo Huerta y sus voceros no oficiales que repiten como pericos lo que éste manda y ordena, es que en estos tres meses de gobierno lo único que han hecho es pintar fachadas de unas cuantas casas del primer cuadro de la cabecera municipal, remozamiento de panteones, colocación de ostentosos adornos navideños, un gran baile con artistas de renombre en el que se gastó aproximadamente un millón y medio de pesos y que sólo duró unas cuantas horas, estas dos últimas acciones en nada contribuyeron a mejorar la calidad de vida de las familias ocoyuquenses, pero para las demandas del pueblo pobre y organizado ¡nada!

Decía yo que esto es tan sólo una muestra, uno de los tantos problemas que la sociedad ocoyuquense plantea a sus autoridades, claro, cuando estas tienen ganas de escucharlos. Habría que preguntar por las demandas de los colonos, de los campesinos que reclaman atención a servicios, de los médicos que piden equipamiento y mejores condiciones laborales, a los estudiantes que piden apoyo a la infraestructura de as escuelas, entre otras cosas que por falta de espacio no enumero aquí.

Vamos iniciando el año y Rodolfo Huerta Espinosa continúa con su política de indolencia, se puertas cerradas y oídos sordos. Lejos de ver un aliado en el pueblo organizado que mucho le puede ayudar como guía en el camino de la atención a las dolencias del pueblo mismo, prefiere mantenerse alejado de sus gobernados relegando la tarea de atención a sus subordinados que carecen de toda facultad para resolver.

Ante este panorama, el pueblo pobre de Ocoyucan debe cerrar filas, mantenerse unido y dar la lucha por defender sus derechos, como siempre lo ha hecho, y si la tormenta no amaina, seremos marineros expertos, que al final de cuentas, todo servidor público esta para servir sin hacer distinción de ideología política, raza, credo o religión.

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