MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La tarea del maestro antorchista en la transformación de la sociedad

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En estos momentos de cambios importantes para el país y en el marco de los cuarenta y cuatro aniversario de nuestro movimiento, es necesario reflexionar acerca de lo que ha ocurrido durante este tiempo. Como es conocido por todos nosotros, el trabajo desde la creación de Antorcha se diversificó, abarcando el trabajo con estudiantes y desde luego con los maestros, frente que debe dedicarse a la formación del hombre nuevo. Desde entonces trabajamos en la construcción de una propuesta integral, profunda y realmente capaz de motivar al maestro, elemento fundamental sin el que no puede haber una transformación educativa seria que ayude a la liberación definitiva de la sociedad que por siglos ha sido oprimida por los poderosos, con diferente nombre pero con el mismo fin: vivir y enriquecerse a expensas del trabajo ajeno de un pueblo domesticado a través de la educación que también por siglos se ha mantenido fiel a los fines para los que el estado clasista la creó.

Nosotros creemos que una de las desviaciones ideológicas que enfrenta el magisterio, es que este se concibe como un pequeño burgués, pues al realizar un trabajo más bien de carácter intelectual y alejarse del trabajo manual que realiza la clase obrera el maestro piensa y siente que no tiene motivos para estar inconforme con el sistema, además el magisterio está sometido a un férreo control y dominio ideológico por parte del estado burgués y quien tiene la educación en sus manos, tiene la mente de la gente bajo su dominio; así nos encontramos con que las pocas luchas magisteriales que se han dado en México, en lugar de dirigirse contra el modelo económico que provoca los males del país se constriñen a la lucha contra la evaluación de los docentes. La lucha sindical sola, no sirve para nada; la lucha por las demandas de los maestros es una excelente herramienta para despertar la rebeldía del magisterio.

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Pues bien, en ese contexto no todo debe continuar así, la sociedad se desarrolla. Sabemos que desde el origen mismo de la humanidad surgen dos formas de explicar los fenómenos naturales y sociales; una que privilegia la idea como la generadora de todo y la otra que considera que todo fenómeno, sea de la índole que sea, tiene un origen material que podemos percibir a través de los sentidos. La historia nos habla del desarrollo de la ciencia y el descubrimiento de leyes que rigen a la naturaleza y otras que rigen a la sociedad; de acuerdo con el desarrollo de las fuerzas productivas y de la sociedad podemos precisar cuál es la alternativa que va a permitir a la clase trabajadora liberarse de una vez y por siempre de la opresión que no satisface sus necesidades de trabajo bien remunerado, educación, salud, vivienda, recreación, entre otras. Los maestros son los trabajadores intelectuales en cuyas manos está la disyuntiva de continuar formando a las nuevas generaciones con un espíritu de preservar el orden de cosas como está, es decir, no solo dejarse explotar, sino incluso amar y defender las cadenas que lo tienen sometido a la explotación feroz de la clase capitalista en su afán por acumular riqueza, o bien como los hombres que han de transformar esta sociedad en una más justa, más democrática y más solidaria.

Es urgente pues que los maestros no escatimemos esfuerzos en combatir las concepciones acerca del hombre, del mundo, de la naturaleza, del conocimiento, de la sociedad, de la historia, que están en contraposición con los intereses del pueblo.

La tarea que nuestra organización se ha echado a cuestas es la de generar en los maestros su conciencia en sí y para sí, hacerles comprender que no hay más camino que la lucha organizada, no solo como maestro, parte de un gremio, sino como parte del gran gremio de trabajadores al que pertenecemos todos los que vivimos de vender nuestra fuerza de trabajo, es decir ofrecer al maestro la posibilidad de ser el centro de la lucha, dadas sus capacidades intelectuales, de expresión y de decisión y así enfrentar dicha lucha con mayores posibilidades de éxito.

De ese tamaño es la tarea que los maestros conscientes de la clase a la que pertenecemos debemos realizar para cambiar el curso de la historia de nuestro país, para eso se requiere primero tener la certeza de que la tarea es realizable, que estamos en el momento y el lugar adecuado y que solo hace falta adoptar como filosofía de vida y de profesión ser útil a los demás y acometer la tarea con toda la energía. Sabedores que al transformar a la juventud que está en nuestras manos somos no sólo buenos ciudadanos sino sobre todo constructores de los nuevos hombres que cambiarán el curso de las cosas y liberarán de una vez y para siempre al pueblo trabajador. Maestros, decidámonos de una vez por todas a hacer lo que corresponde, continuemos educándonos para cumplir con nuestro deber.

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