MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La superación del capitalismo garantiza una sociedad superior

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¿Es posible una sociedad superior a la actual? Ante la pregunta de si podemos construir una sociedad superior a la que vivimos hoy y si este proceso es posible dentro del marco del capitalismo, es crucial reflexionar sobre el contexto en que nos encontramos. A lo largo de la historia, las luchas sociales han sido impulsadas por la necesidad de mejorar las condiciones de vida y trabajo, pero, a pesar de los avances, persiste un sistema que, bajo el capitalismo, perpetúa la desigualdad y la explotación. 

El capitalismo, con sus contradicciones inherentes, ha llegado a un punto de quiebre. Intentar resolver los problemas que aquejan a la humanidad dentro de este sistema es una quimera.

Esta reflexión busca canalizar las manifestaciones de inconformidad en México hacia un único torrente que garantice una vía real hacia la mejora permanente de nuestras condiciones de vida.

La sociedad moderna, en su fase posneoliberal, se caracteriza por la precarización de los mercados laborales, el desmantelamiento de los servicios públicos, la apropiación de lo público por intereses privados y la corrupción generalizada. 

Además, se observa la subordinación de la política a poderosos colosos económicos, que configuran una democracia que poco tiene de democrática, sino que se asemeja a un régimen fascista-asesino, sustentado por una guerra perpetua. Estas son las bases del sistema que nos oprime.

La estrategia dominante ha sido, por tanto, la de personificar los problemas sociales en individuos concretos, desviando la atención de la raíz estructural del mal: el capital. El capitalismo, basado en la obtención de plusvalía, es el verdadero responsable de esta precarización y explotación.

El capitalismo funciona mediante la extracción de valor del trabajo humano, lo que se traduce en una ganancia no remunerada para el obrero. Como lo expuso Karl Marx, la forma en que se produce la riqueza en una sociedad capitalista está centrada en la mercancía, que es la expresión del valor generado por el trabajo no remunerado de los obreros.

La naturaleza de este sistema implica que el valor de la fuerza de trabajo del obrero es menor que el valor que produce a lo largo de la jornada laboral. Esta diferencia es lo que constituye la plusvalía, la ganancia del capitalista.

Como señala Andrés Piqueras en su obra De la decadencia de la política en el capitalismo terminal, el trabajo abstracto, que se realiza en las fábricas y oficinas, no tiene como objetivo la satisfacción de las necesidades humanas, sino la ampliación del capital.

El capitalista no busca mejorar la vida de las personas, sino perpetuar y aumentar sus ganancias. Y cuando el trabajo humano es reemplazado por máquinas y automatización, el plusvalor decae, pero la crisis del sistema no tiene solución. El capitalismo se envuelve en contradicciones que no pueden resolver ni sus propios gobernantes ni los capitalistas.

Piqueras también sostiene que “pretender mejoras sociales sustanciales dentro del capitalismo actual se va convirtiendo en una quimera”. 

En este sentido, el avance social sólo será posible a través de un proyecto que busque la construcción de una nueva civilización, una que no esté regida por las leyes del capital. Las luchas que hoy se libran por derechos laborales, vivienda, seguridad, salud, educación, entre otras, no deben verse como una simple demanda de soluciones parciales, sino como un síntoma de que el sistema en su totalidad está en quiebra.

La lucha del proletariado nacional debe ser contra el capital. El objetivo de esta lucha es instaurar una civilización nueva, donde el control de la producción sea tomado de las manos de los capitalistas y puesto en las de los trabajadores.

Sólo así se podrá garantizar una producción planificada que cubra las necesidades humanas y que sea armónica con la naturaleza. Esto sólo será posible si los obreros, unidos y organizados, toman conciencia de su poder y se apoderan del conocimiento profundo sobre el materialismo histórico, como instrumento para transformar la sociedad.

Las luchas por la justicia social, la igualdad de género, la soberanía nacional, los derechos de los trabajadores y otros movimientos no deben ser vistas como demandas aisladas. Todas estas luchas tienen una raíz común: la necesidad de superar un sistema que solo persigue la ganancia.

La lucha no debe centrarse únicamente en mejorar las condiciones dentro del sistema, sino en construir una nueva alternativa que sustituya el viejo modelo económico y social.

El capitalismo, con sus contradicciones inherentes, ha llegado a un punto de quiebre. Intentar resolver los problemas que aquejan a la humanidad dentro de este sistema es una quimera.

La única salida viable es la construcción de una sociedad nueva, fundamentada en la justicia social, la igualdad y la satisfacción de las necesidades humanas y no en la obtención de plusvalía.

Esta tarea sólo podrá lograrse mediante la unión de los trabajadores, el conocimiento profundo de la ciencia social y el liderazgo de los obreros más comprometidos y conscientes. El camino hacia una sociedad superior no pasa por reformas parciales dentro del capitalismo, sino por su superación total.

Es hora de que todos los trabajadores y sectores populares de México se unan en un frente común, conscientes de que la lucha por una sociedad nueva es de vida o muerte. La creación de una civilización justa solo será posible a través de la cohesión, la lucha y la conciencia de clase. ¡La historia nos reclama una transformación radical del sistema!

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