MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La educación no cubre la conciencia crítica

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La educación está en venta. Hoy en día podemos ver cómo las instituciones sirven al sistema económico predominante y no a la mayoría que es el pueblo pobre; para la creación de profesionistas que respondan a las necesidades del mercado laboral; agregado a ello, podemos ver también cómo se intercambia la formación del conocimiento por modeladores de conducta que satisfacen el orden social, los planes de estudio actuales se concentran en una educación individual y por competencias, dicho modelo educativo tiene como objetivo potencializar las capacidades individuales de cada estudiante, donde se pretende estimular el pensamiento para desarrollar así a un egresado con las habilidades necesarias para enfrentarse a su contexto, de manera individual, generando un individuo egoísta que solo piensa en su bienestar económico inmediato; este modelo de competencias tiene un gran desperfecto: en su búsqueda por crear estudiantes autodidactas, se libera al profesor de la responsabilidad que tiene como educador, mientras que los estudiantes deben convertirse en sus propios maestros y, al mismo tiempo, aceptar seguir siendo tratados como ignorantes en la materia.

Emulando cualquier otra producción, los alumnos que aspiran a ser profesionistas son creados según las expectativas del programa de aprendizaje y avalados a través del mismo, de este modo las calificaciones se vuelven determinantes a la hora de valorar al estudiante, sus conocimientos y su futuro. Un mérito académico no sólo representa una gran promesa para el estudiante, sino también un galardón para la universidad que lo ha educado. Es así como el estudiante no tiene tiempo para cuestionar lo que está aprendiendo y cómo lo aprende, sólo puede ocuparse en aprobar sus asignaturas y conseguir el pase.

Como se menciona en párrafos anteriores, el ritmo de vida actual, impuesto por el modelo económico, le exige al egresado mantener una única meta en mente: un trabajo estable que le ofrezca todas las prestaciones necesarias para asegurar un capital olvidándose por completo de su entorno social y cultural. La inestabilidad laboral se vuelve el mayor miedo del profesionista recién egresado, por lo cual, muchas veces se vuelve necesario decidir entre un posgrado o poseer una disponibilidad de horario atractiva para el empleador.

En el estado de Nuevo León, la Universidad dice atender la necesidad social y brindar una mayor cantidad de espacios para la formación en educación media superior y superior, que garanticen una formación integral, privilegiando la equidad y asegurando la calidad de estos. La oferta educativa del conocimiento se concentra en las carreras de: criminología, contaduría, medicina, derecho y arquitectura, esto por la demanda que el modelo económico ocupa. Dentro de estas estadísticas cabe resaltar que la Universidad Autónoma de Nuevo León, como institución "publica" cubre el 47.7% del total de la matrícula de la educación superior. Tales porcentajes podrían hacernos esperar una mayor preocupación por generar individuos críticos que empaticen con su realidad socioeconómica política y cultural, una educación integral e inclusiva. Lamentablemente, la U.A.N.L como muchas otras universidades públicas, no está exenta de procurar el renombre antes que la calidad integral educativa.

Y es que la receta es muy simple: se aprenden las especialidades que profesionalicen a los estudiantes interesados en la debida materia, se agregan cursos que avalen el interés humanista y ambiental de la universidad y los estudiantes de forma idealista sin llevarlo a la práctica, se examinan sus conocimientos adquiridos a través de parámetros meramente numéricos y se establece su éxito a través de estos. Sin embargo, esto no mide la calidad de la educación, sólo sirve para ofrecer servicio al sistema económico y prestigio a las instituciones.

Aunque de primera mano no lo parezca, esto también representa un conflicto cultural: en países donde la certificación académica satisface tanto el requisito necesario para ejercer una profesión de licenciatura, como la posición de prestigio de la universidad y sus egresados, poco espacio queda para la preocupación de crear estudiantes con una conciencia científica y crítica que promueva el cambio. Es por eso que la educación superior debe ejercer el compromiso de desarrollar nuevos modelos educativos que permitan a sus estudiantes aprender a ser y convivir con su entorno. Mientras esto no suceda la idea de progreso sólo quedará como un idilio que nunca podrá ser realmente alcanzado, pues no existe una transformación sin un pensamiento dialectico que proponga nuevas formas de concebir la realidad en la que el individuo se desarrolla.

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