MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Homenaje a nuestros mártires antorchistas

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Como cada año, cientos de antorchistas de diferentes estados del país nos reuniremos en Tecomatlán, Puebla, cuna del Movimiento Antorchista Nacional, para conmemorar a nuestros “Mártires Antorchistas”.

Será un gran evento para rendir honor a hombres y mujeres que, en vida, se dedicaron arduamente a la lucha por la emancipación de la clase explotada, para que la riqueza que se produce sea distribuida y no se quede en manos de unos pocos potentados.

Morir por Antorcha no es un acto de conclusión, sino de continuidad; no es un final, sino un impulso para que otros continúen la lucha.

A eso acudiremos los antorchistas del país: a rendir homenaje a nuestros caídos. Muchos de ellos ya no están con nosotros, algunos por causas naturales y otros por las balas de los enemigos del progreso.

La conmemoración adquiere especial relevancia porque recordar a nuestros mártires no significa simplemente honrar su memoria; significa reafirmar un compromiso histórico.

Morir por Antorcha no es un acto de conclusión, sino de continuidad; no es un final, sino un impulso para que otros continúen la lucha. Cada militante que ha entregado su vida se convierte en semilla de transformación social.

El magno evento conmemorativo será el próximo 8 de junio en Tecomatlán, la “Atenas de la Mixteca”. Este evento, como todos los anteriores, será un espacio para ratificar que la lucha del Movimiento Antorchista trasciende la individualidad. Representa una organización social donde cada pérdida se transforma en fortaleza, cada ausencia en presencia militante.

Nuestros mártires antorchistas no sólo fueron simples mortales; son símbolos de resistencia y esperanza para los sectores más marginados y empobrecidos del país, que claman justicia y progreso social.

Y no es asunto menor. En México hay 126 millones de personas y, de ellas, de acuerdo con datos de investigadores de la pobreza serios como Julio Boltvinik Kalinka, 98 millones se encuentran en condición de pobreza, es decir, el 78 % no tiene lo elemental para vivir. Cifra que va de la mano con la realidad de los mexicanos.

¿Pero qué dice nuestro gobierno? Que “vamos bien”. He aquí la pregunta: ¿en qué vamos bien? ¿En tener a más de 98 millones de personas en pobreza y pobreza extrema? Un fenómeno natural, con la existencia de las diferentes clases sociales que se resumen en pobres y ricos.

Sin duda alguna, hay muchos problemas que se viven en México derivados de la injusta distribución de la riqueza y la explotación laboral. La explicación que da el partido en el poder y su líder moral de “izquierda” es que, en este fenómeno social de explotación, los ricos son muy “laboriosos y esforzados”, por lo tanto, ellos tienen el derecho de quedarse con las ganancias que se generan con el trabajo de todos. Porque el verdadero problema del país, según ellos, es la corrupción. Lo anterior no aplica.

Por otro lado, tenemos una de las mayores inflaciones en la historia de México. Los salarios siguen siendo de hambre e injustos. El sistema de salud está al borde del colapso. La delincuencia organizada sigue ganando terreno, tan es así que ya controla la mayoría de las ciudades de los estados, en donde casi todos son gobernados por Morena y aliados.

Y la farsa de la “democratización del poder judicial”, ni se diga: nuestro sistema de justicia estará en manos del partido en el poder, entre corruptos y personajes de cuello blanco vinculados con el crimen organizado. Esto no lo digo yo porque quiera, sino porque esa es la realidad por la que está pasando nuestro país.

¿A qué se debe todo esto? La respuesta es clara: Morena no sabe gobernar. Están perdidos y no tienen claridad, ni siquiera un poco, de cómo conducir los destinos de los mexicanos. Les falló el eslogan “primero los pobres”.

Hace falta una política orientada a los pobres, que no sean solo discursos; que los recursos que concentra el gobierno, que son de todos nosotros, regresen al pueblo, no en tarjetas, sino en obras que den bienestar a la sociedad en general.

Pero esto sólo se logrará si el pueblo despierta y se organiza, si el pueblo logra convencerse de que unidos y guiados por una concepción clara y precisa de los problemas del país, se puede llegar a la verdadera transformación de México. Entender que la solución no está en un gobierno que se dice ser la cuarta transformación, sino en uno que verdaderamente represente los intereses de los pobres de la patria.

Atendiendo el contexto político y económico actual, Antorcha surgió como una necesidad histórica, porque da respuesta a una verdadera carencia de liderazgos sociales de las clases trabajadoras, que no han hecho otra cosa que velar por sus propios intereses personales.

Estos líderes, coludidos y embriagados de poder, seguirán existiendo mientras una gran parte del pueblo trabajador siga desunida y desorganizada. Mientras tanto, Antorcha los invita a sumarse a la lucha revolucionaria, a formar parte de este gran movimiento, para que juntos combatamos los intentos de quienes quieren desaparecernos y destruirnos. Aun así, la organización sigue viva y está demostrando de manera contundente que es una necesidad histórica.

La lucha continúa. El legado de nuestros mártires nos convoca a seguir construyendo, a seguir soñando, a seguir transformando la realidad de México desde la organización popular. Por eso, compañero antorchista, el homenaje a nuestros caídos nos recuerda que la verdadera revolución no se mide por los momentos épicos, sino por la construcción cotidiana de dignidad. ¡Por todos los caídos, nosotros estamos de pie!

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