Estamos viviendo una crucial crisis política y social, a partir de la victoria del presidente Andrés Manuel López Obrador. La crisis se ha venido agravando con el actuar y las decisiones que la 4T ha tomado para (supuestamente) transformar al país. En medio de todo este panorama gris, no debemos ocultar ni negar lo que la realidad nos muestra, nadie puede hacerlo. Lamentablemente, el gobierno en curso ha intentado cegarnos para que no veamos lo que en la realidad está sucediendo.
López Obrador todos los días se dedica a dar "conferencias" a los medios de comunicación para aclarar las medidas que en su mandato está tomando, y cuando algo le sale mal justifica sus acciones con un juego de palabras que aburren a cualquier niño. Los hechos siempre terminan superando a las palabras, y en esta ley nuestro presidente y sus discursos demagógicos están siendo aplastados por la fuerza de los hechos. La principal consigna de "primero los pobres" únicamente está respaldada en que los pobres son los primeros afectados, las primeras víctimas de toda acción del gobierno morenista.
Sí, el mesías ha olvidado a sus fieles seguidores. Es verdad que muchos mexicanos todavía creen en AMLO y lo ven como el salvador, como el único que puede resolver todos los problemas que padece México, pero ha resultado ser una réplica del labrador que azotaba a su criado (El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, Capítulo IV). Hoy el pueblo está desamparado. Ya no hay Ramo 23, eliminaron el Seguro Popular y Prospera, desaparecieron las guarderías infantiles y los comedores comunitarios, las personas enfermas de cáncer y con capacidades diferentes ya no cuentan con apoyo médico por parte del gobierno, el 65 y más ahora lo transformaron a 68 y más. Hay más de esto. El presidente Obrador permitió la aplicación de la "Ley Bonilla", la "Ley de Extinción y Dominio", la "Ley Garrote", etcétera, etcétera.
Primero los pobres han sido golpeados por este gobierno que se ha autoproclamado exterminador del neoliberalismo. Si hay algo de nuevo en régimen es que ya no hay nada de tapujos para reprimir al pueblo, ahora nos maltratan a diestra y siniestra. Además de eliminar los pocos apoyos sociales que teníamos y que servían para apalear un poco la inmensa pobreza que padecemos, hoy nos niegan el derecho a organizarnos y luchar para conseguir mejores condiciones de vida. La prueba más de lo dicho son los más de 100 ataques verbales que el presidente realizó en sus conferencias mañaneras y en sus giras presidenciales. Su objetivo era sólo uno: exterminar al Movimiento Antorchista Nacional. Sus palabras no meditadas desataron una ola de ataques físicos hacia varios antorchistas que, en los casos más extremos, lograron arrebatarles la vida a tres compañeros muy jóvenes.
Pero muy lejos de que López Obrador sepultara a Antorcha, sólo logró hacerla más fuerte y más unida. El odio de la máxima autoridad del gobierno mexicano hacia la organización popular más grande de todo México, mejor estructurada y con mejor preparación teórica y práctica, ha llegado a tal grado que en el marco de los festejos del 45 Aniversario de Antorcha Revolucionaria (justo cuando todos los eventos se estaban realizando con gran éxito), prohibió el uso del estadio de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde se realizaría el evento con una asistencia de más de sesenta mil antorchistas del sur del país. ¡Insisto! "Primero los pobres", ¿de verdad? ¿Dónde está eso de "no se va a reprimir a ninguna manifestación"?
Estamos ante un Estado ineficaz que no cumple con sus obligaciones pero que también a desenvainado la espada contra sus bases, es decir, contra el pueblo. Y no es visible un futuro mejor, en lo más mínimo. Y como tal pereciera que ya no hay esperanza, que el Leviatán es invencible, pero, para enfrentar a este monstruo gigante es necesario que se levante otro gigante: el pueblo mexicano organizado, concientizado y educado. La tarea es difícil pero los mexicanos ya solamente tenemos dos opciones: o le exigimos a Andrés Manuel López Obrador que asuma su papel de presidente, que deje de culpar a las pasadas administraciones y que resuelva, en los hechos, los problemas sociales que siguen creciendo o nos unimos y luchamos por el poder político para cambiar radicalmente la forma de gobernar.
¿Que si esto es posible? Sí. Ahí están los municipios con gobierno antorchista donde la forma de aplicar los recursos es en beneficio de la población. Entonces, a todos los mexicanos les hago la invitación para que se unan al Movimiento Antorchista Nacional, la única opción viable para transformar de raíz a México.
Por esto y porque hemos vivido organizando y educando a un sector muy importante del pueblo humilde de México, este año cumplimos nuestro 45 aniversario y nos hemos convertido en la organización política más importante del país.
Hemos realizado evento en SLP, Michoacán y BC. En Puebla, festejaremos el 45 Aniversario de Antorcha el 10 de noviembre, con una asistencia de más de 150 mil antorchistas de Tlaxcala, Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Puebla. Este evento será la muestra de la fuerza que tiene el pueblo organizado. Y está claro que existe la posibilidad de que el gobierno morenista amenace con prohibir el uso de los estadios Cuauhtémoc y Hermanos Serdán, pero de ser así marcharemos por las principales vías de la capital poblana para exigir que cese la represión contra la organización popular. ¡Ahí nos vemos!
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