Las actividades "clandestinas" del gobierno dedicada a la lucha contra organizaciones sociales, movimientos revolucionarios o "subversivos", no es un descubrimiento de la Cuarta Transformación que llevó al poder al presidente, Andrés Manuel López Obrador, de sus funcionarios de Estado como Santiago Nieto o de los periodistas a su servicio como Alejandro Sánchez dispuestos a vender su alma a cambio de bagatelas, sino que tiene sus orígenes en el siglo XVIII que, en ese entonces, era ya una práctica común. Los métodos empleados para hacerle frente a las organizaciones que se consideraban como "adversarias", las formas, vías y métodos pueden atestiguar tan solo una breve lectura sobre el papel de La Santa Inquisición que no es solo una página en la historia de la iglesia.
"La obsesión patológica del control, el uso de la sospecha, como instrumentum regni, de la delación como deber, de la provocación como práctica, para favorecer a los corruptos de turno; todo eso tiene una larga historia", afirma G. Tridon, en una de sus reflexiones acerca del pensamiento y acciones de los gobiernos respecto a los movimientos revolucionarios y sus dirigentes.
El modo en que se inventan y se lanzan acusaciones contra los que levantan la voz para exigir justicia y mejores condiciones de vida no son cuestiones de poca monta. Hoy, el Movimiento Antorchista Nacional enfrenta una persecución y represión orquestada desde la cúspide del poder político actual. Una campaña y guerra sucia encabezada por el Presidente de la República, López Obrador que inició una campaña en contra del antorchismo nacional, la ha "tiznado" de "intermediaria", de favorecida con "moches" en la entrega de programas de ayuda en dinero como Prospera a la población más desfavorecida y hasta rebautizado con el mote peyorativo de "Antorcha Mundial".
Aquella acusación lanzada por López Obrador, del que no hay una sola prueba absoluta más allá de la palabra del presidente, traducida en insinuaciones y lugares comunes, dejó el barrunto sobre cómo se preparaba la aniquilación de las organizaciones de la sociedad civil, aunque el destinatario siempre ha sido el Movimiento Antorchista, para con ello abrir diligencias en contra de sus cuadros más probados en la lucha política. Cada partido político en el poder, no solo tiene sus técnicas y sus formas políticas propias, sino también su hipocresía específica, y la 4T no podía ser la excepción por más ropajes de pacifista y democrática con que se presente.
El gobierno de la 4T y sus órganos empiezan a rebullir por todos lados. La Unidad de Inteligencia Financiera –según "medios anónimos" y periodistas que nada han aprendido de la satírica inspiración y la indignación de un Juvenal- existe una supuesta investigación de enriquecimiento ilícito de los dirigentes antorchistas, una versión que a todas luces está maquinada desde la oficina de Santiago Nieto quien pretende ser el nuevo "Durán de Huesca".
Ante este panorama, el Secretario General del Mov. Antorchista, Aquiles Córdova Morán, quizá uno de los pocos hombres que pueden tener el calificativo de luchador social, expresó lo siguiente: "Han empezado a atacar y calumniar como nunca antes a Antorcha y sus dirigentes, pero en el fondo quieren dañar a los mexicanos que se han organizado en nuestras filas, quieren dejar sin guía y sin cabeza a nuestra organización para que de esa manera el Gobierno en turno haga con los pobres lo que se le venga en gana, ´la idea´ de no tratar con organizaciones sino con individuos, es el rollo típico del dictador, del abusivo y del enemigo verdadero de la causa popular" ...
"Todo gobierno que tiende a atomizar el pueblo es un gobierno que quiere abusar de la gente pobre, no hay duda, ¿por qué le tienen miedo a la organización?, ¿por qué no quieren que el pueblo tenga voz y poder para protestar?, ¿por qué no quieren que el pueblo se le empareje en poder y en fuerza política?, pues, porque así solo podría matar, encarcelar y reprimir al pueblo, y entonces disfrazan su hambre de dictador diciendo ´yo no trato con organizaciones´ y para poder deshacerlas; hay que pegarle a los líderes, a las cabezas por eso me atacan a mí y a nuestros compañeros dirigentes".
Desde la tribuna presidencial, la denostación pública primero y el encarcelamiento de algunos personajes políticos de la pasada administración, muestran que el discurso selectivo comienza a tomar fondo por parte del gobierno federal y que va más allá de retórica. Nada más peligroso para la estabilidad política de un país, si se confirma el uso faccioso contra voces discordantes. El pueblo mexicano debe estar alerta, no debe caer en el somnífero del combate a la corrupción, discurso con el que gobierno actual busca borrar el hambre, la carencia de servicios médicos, de seguridad social y en general un mínimo de bienestar de las mayorías. Nadie más que los antorchistas somos partidarios de un auténtico combate a la corrupción, porque hombres y mujeres que militamos en estas filas somos testigos de los males que atrae al pueblo, pero no podemos admitir que sea la causa de los principales problemas del país.
A lo largo de 45 años, miles de mexicanos han conocido a nuestro movimiento y se han organizado con nosotros porque la honestidad de los líderes está probada, entre ellas la trayectoria de Aquiles Córdova Morán. De manera personal, suscribo que es un auténtico dirigente de masas, limpio de cuantos hay a lo largo y ancho del territorio nacional, que ha construido su trayectoria hablando y educando a las capas más empobrecidas, no solo para llevarles un discurso facilón, sino ideas sobre economía, historia, filosofía, matemáticas y hasta tecnologías agrícolas que le permite su formación profesional como agrónomo. No ha escatimado ni los esfuerzos ni ha desestimado los peligros que encierra buscar la liberación del pueblo mexicano y en la 4t no es la excepción, ahora lo acompañamos millones de mexicanos, pues compartimos la visión de país producto del análisis de 45 años de existencia. Aunque la 4t busque reciclar las políticas más arcaicas, nada vence al pueblo organizado y ese será nuestro escudo. Parafraseando al comandante, Fidel Castro, "constituye un esfuerzo sobrehumano dirigir cualquier pueblo en tiempos de crisis" pero sin éste cualquier cambio sería imposible.
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