Nada reconfortante y nada saludable las cifras que se dan a conocer con relación a los altos números de inseguridad, y es que los números están por los cielos, ya sea si hablamos en el terreno nacional, internacional o estatal, pues particularmente en Baja California, estas cifras se están elevando más que la inflación. Así, tenemos que tres municipios se encuentran en el listado nacional de feminicidios, valoración que se da en el primer semestre de este 2025.
Desde noviembre del 2021 se han denunciado 383 mil 898 delitos de diversa índole en materia de fuero común, con una cifra negra, según el Diagnóstico de Percepción de Seguridad y Victimización de Baja California, de un 89 %.
Baja California es también el primer lugar a nivel nacional con más llamadas al número de emergencias 911 para denunciar abuso sexual, el cuarto en llamadas por incidentes relacionados con acoso u hostigamiento sexual y el segundo en violencia de pareja.
Pero Baja California ocupa el segundo lugar nacional con más carpetas por homicidio doloso, según cifras del SESNSP, que reportan 103 en el primer semestre del año y 139 en el mismo periodo del 2024.
Desde noviembre de 2021 se han denunciado 383 mil 898 delitos de diversa índole en materia de fuero común, con una cifra negra, según el Diagnóstico de Percepción de Seguridad y Victimización de Baja California, de un 89 %.
De estos, se documentan 7 mil 997 asesinatos, teniendo el mes de junio del 2022 como el más violento de noviembre del 2021 a la fecha, con 230; y de los cuales sólo 120 fueron identificados formalmente como feminicidios. Estos datos ubican desde hace muchos años a Baja California en los primeros cinco lugares de las entidades más peligrosas del país, peleando los primeros sitios con entidades como Guanajuato, Colima, Zacatecas, entre otras.
En uno de los semanarios más importantes del estado, Zeta, mediante una investigación, se señala que en cada uno de los municipios, en la Secretaría de Seguridad, han desfilado más de un funcionario, sin que alguno en específico redujera los altos índices. Por más elementos que llegaran al estado, y por ende a los municipios, esto no ocurrió en lo absoluto.
Las condiciones en las que se encuentra nuestro estado y nuestro país en materia de seguridad son de las peores en su historia. Así también vemos un índice muy alto en la falta de servicios públicos: en salud estamos por los suelos, en vivienda, en educación, etcétera. Estas condiciones han sido por mucho tiempo un problema, y pocos o nadie se da a la tarea de resolver, pues ello implica recursos y trabajo, cosas que pocos se disponen a hacer.
No todo está perdido: aún nos queda la unión, la fuerza y la organización; aún nos queda la Antorcha, el arma más poderosa con la que cuenta el pueblo para afrontar problemas como este, para proponer una salida, para exigir que se cumplan los derechos, como la seguridad, y los muchos otros que ahora sólo son letra muerta.
Aún existe Antorcha para organizar, para luchar y promover este cambio social que garantice una vida de calidad para todos los mexicanos, no solo para una clase.
Es momento de que el pueblo entienda que la única manera, que la única forma de salir adelante, es organizarse y luchar, trabajar por una sociedad justa, por una sociedad que garantice empleos bien pagados, que garantice los derechos que se encuentran en nuestra Constitución Política.
Eso nos queda a los pobres: formar esa fuerza social y exigir cumplimiento a los derechos que como humanos tenemos.
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