Como seres humanos a lo largo de nuestra vida estamos expuestos a tomar malas decisiones que nos afecten. Para realizar un cambio en nuestra actitud, en nuestro comportamiento y no cometer tantos errores, es necesario que le hagamos como el enfermo alcohólico, que primero tiene que reconocer que sufre una enfermedad para poder iniciar el proceso de curación, en este caso, primero debemos reconocer que estamos cometiendo errores para empezar a corregirlos y no dejar que la soberbia nos invada.
Ha pasado un año desde el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, como se señaló en su momento, en esas pasadas elecciones obtuvo el cargo de presidente de la república, con 30 millones de personas que le dieron su voto de confianza, el cual lo depositaron en las urnas, mexicanos que hartos del sistema de cosas que se vive en nuestro país, -pobreza, inseguridad, etc.- se vive porque las cosas no han cambiado, seguramente invadidos por la pobreza, confiaron en que ese hombre con su discursos golpeadores donde atacaba sin medida a las instituciones y al sistema en sí, que a través de la repetición de ideas hizo que muchos mexicanos confiaran en sus palabras, que juraban que si él llegaba a tomar el poder en sus manos las cosas cambiarían para bien de los mexicanos más humildes, pero insisto, las cosas van de mal en peor.
López Obrador peca de una obsesión desmedida y enfermiza hacia los gobiernos anteriores en nuestro país, al grado que su trauma lo ha llevado a cometer actos sumamente criticables desde el inicio de su mandato, como el cortar de tajo algunas cosas buenas que existían y que hacían menos dura la vida de por si difícil de muchas familias qué lamentablemente son parte de los cien millones de mexicanos que se debaten en la pobreza y marginación.
Porque AMLO acabó con el programa Prospera que le otorgaba becas a los estudiantes y alimentos y salud a las familias más pobres, para muestra podemos ver con tristeza cómo han desaparecido las clínicas en donde atendían sus padecimientos familias beneficiarias de este programa en la alcaldía de Tlalpan, donde nosotros realizamos trabajo en la capital del país. Aquí se ha dejado en la indefensión a cientos de familias cuya única oportunidad de recibir atención médica radica precisamente en estos centros de salud de las comunidades de Xicalco, Topilejo y Piñanona, que con la desaparición del programa Prospera también fueron cerradas y se les dejó en el desamparo a sus afiliados.
Los comedores comunitarios también han desaparecido, en donde se les proporcionaba alimento a mexicanos que padecían pobreza alimentaria, pagando la cantidad de 10 pesos; desaparecieron las estancias infantiles afectando a 300 mil niños que eran llevados a estos lugares mientras sus mamás trabajaban porque la situación en nuestro país cada día está más difícil; desaparecieron los refugios temporales, aquí las mujeres violentadas por sus maridos podían encontrar una protección legal, alimentaria y de salud.
Desapareció el Seguro Popular que daba algunas atenciones médicas a la gente sin seguro social y, además, se despidió a 10 mil médicos y enfermeras del IMSS, de manera que la gente más pobre, está hoy más vulnerable para enfrentar sus enfermedades.
Pasamos de un millón 750 mil desempleados a 2 millones 750 mil desocupados, pues el desempleo nacional creció del 2.5% al 3.5%.
Se cortó de tajo el Ramo 23 del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). El Movimiento Antorchista desde su nacimiento, hace 45 años ha gestionado obras y servicios para las comunidades más pobres, y a través de estos recursos que eran entregados a los municipios se pudieron construir varias obras muy importantes como escuelas, Deportivos, Centros de Salud, casas de cultura, vivienda, entre otras muchas obras que ayudaron a llevar bienestar a miles de familias de toda la república mexicana, pero esto ya no existe.
López Obrador también canceló el aeropuerto, que ya estaba parcialmente construido y cuya necesidad es innegable; lo suspendió, sin lugar a dudas, por motivos políticos y con la idea de enviar un mensaje de fuerza, sin importarle que esta decisión afecta fundamentalmente a la población, por la pérdida de empleos que esa obra había generado.
Además insiste en la construcción de una nueva refinería de Pemex, de ocho mil millones de dólares, obra que desde el punto de vista comercial no tiene mucho futuro; esto preocupa a los inversionistas y al mercado. Pemex, con su enorme deuda, no ayudará a disminuir la deuda del país; esas pésimas finanzas perjudicarán a las familias mexicanas.
Cómo podemos observar sin mucho trabajo, es que a un año del gobierno de López Obrador, son más los errores que los aciertos; más acciones negativas para la población que beneficios y la lista continúa creciendo.
Una ineficiente política se está ejerciendo en nuestro país, que no avizora días mejores. Cada día son más las voces que se suman a la exigencia de que el sistema de cosas debe cambiar realmente y no se sigan manejando los mismos lineamientos de los viejos regímenes. Hoy más que nunca necesitamos resultados contundentes y que la pobreza se reduzca verdaderamente en nuestro país, porque este mal deriva en más males que están deteriorando a nuestra patria.
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