MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En la guerra y sin armas

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Una primera línea o línea de frente en terminología militar es la posición o posiciones más cercanas al área de conflicto del personal y el equipo de una fuerza armada, es el área donde los ejércitos están en conflicto entre las fuerzas opuestas. En un conflicto militar, cuando te enfrentas a la línea del frente, te enfrentas al enemigo.

Algo similar ocurre en la actualidad con la covid-19 y los trabajadores de la salud en todo el país. Llevando la terminología militar al problema que vivimos, nos damos cuenta quiénes son los que realmente están en la primera línea tratando de impedir el paso del enemigo, incluso, a costa de sus propias vidas, pero si los que están al frente carecen de armas y escudos para para protegerse, y no tienen más que la voluntad de ayudar y llevar a cabo su labor, entonces es inevitable el avance y progreso del enemigo, no por culpa de ellos sino por el general que no dotó a su ejército con lo necesario para librar la contienda.

Resulta obvio entonces que ante el problema que ya estamos viviendo y por la magnitud de los estragos que está dejando a su paso, nuestro ejército principal, el que nos va a defender, tendría que estar listo para esta batalla, armado con todo el material necesario y capacitado para atender a todos los afectados. Pero la realidad nos dice lo contrario, al menos es lo que se deja ver en nuestro querido México, lejos de estar preparados y equipados como presume el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, pareciera que le están negando, o al menos, limitando en extremos las herramientas de trabajo a los hospitales y centros de salud.

Con justa razón los médicos, enfermeras, camilleros y todos los trabajadores en el sector salud, se manifestaron pidiendo insumos que les permitieran laborar de forma más segura y eficaz, ellos que son los más susceptibles a contraer este virus al estar en contacto con cientos de pacientes, por lo que corren un doble riesgo. La falta de material que les permita trabajar de manera segura ha provocado el temor de la población, un efecto negativo, pues la población ve en ellos un peligro, un foco de infección, sólo así se explica las agresiones que está recibiendo el personal de la salud en el transporte público, en la calle o en sus centros de trabajo y sus hogares.

Es estos momentos se hace indispensable que nuestro ejército de batas blancas tenga el equipo adecuado para protegerse y así puedan cuidar de nosotros. Es necesario además que la población valore y vea el gran sacrificio que hacen estos hombres y mujeres cumpliendo con su Juramento Hipocrático; hasta el momento, el aprecio que una parte de la ciudadanía ha demostrado evitar que decaiga el ánimo de nuestros combatientes. Debe entonces la Secretaría de Salud y el Gobierno Federal, dado que ya entramos a la Fase 3, multiplicar el esfuerzo en dotar a todos los hospitales y centros de salud con insumos médicos.

En la Batalla del Somme, durante la Primera Guerra Mundial, encabezada por el General Douglas Haig, las fuerzas británicas y francesas intentaron romper con las líneas alemanas, pero por una orden equivocada, pensada a prisa, esta acción dejó terribles consecuencias. Espero que este no sea nuestro caso y los que dan las órdenes en el frente de batalla, la Secretaría de Salud, sepan tomar las medidas necesarias para mejorar las decisiones sanitarias.

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