Ya hacía tiempo que en los partidos políticos, los colimenses no veíamos un zafarrancho tal. No entiendo para qué se juntan los morenistas si luego se pelean. Algo no anda bien en la cabeza de estos señores, que a falta de organización y argumentos prefieren los golpes. Ya habíamos visto otras escenas vergonzantes entre partidos contrincantes, pero casi nunca entre partidarios de un mismo partido. Me parece que en esto Morena sí es primero.
La historia es sabida. Debido a la ya próxima elección de la dirigencia nacional del partido Morena, el partido gobernante del país, sus dirigentes y principales "gurús", decidieron realizar asambleas distritales en todo el territorio nacional, con miras a elegir en ellas a los delegados que habrían de acudir a una asamblea nacional llevando el voto de sus representados. Pero gran número de las asambleas terminaron en golpes y zafarrancho. Hoy leí que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) anuló la elección de Morena porque su padrón no es confiable.
Colima es, territorial y demográficamente hablando, el estado más pequeño de todo el país -no llegamos ni a los 800 mil habitantes- por esta razón, sólo dos distritos electorales demarcan el estado y sus cabeceras son la capital y la ciudad porteña de Manzanillo. Con esto, uno pudiera pensar que, por tan pequeño, la organización, clasificación y control de los militantes de cualquier partido, debería ser cosa no tan difícil, pero por lo que vemos, para Morena esto no es así. Los medios dijeron -y nadie los desmintió- que las asambleas de Morena en Colima fueron un caos; incluso el dirigente estatal, Sergio Jiménez Bojado, quien acusó a Indira Vizcaíno, "la superdelegada", de querer apropiarse del partido, afirmó que impugnará la asamblea de la capital, cuando la de Manzanillo fue violentamente y vergonzosamente "reventada". Las imágenes no dejaron lugar a dudas; los empujones, las agresiones verbales, golpes, robo de urnas y la rapiña en general, fue el ejemplo democrático que nos trajo el partido gobernante de López Obrador. Y ya no hay duda, por lo que se ve, esto es sólo el principio de lo que vendrá después.
Los que se han encargado del tema en los medios, dicen que el problema principal y de fondo de todo esto, son las candidaturas para el próximo proceso electoral, sobre todo para la elección del próximo gobernador. Y son muchos los que afirman, que el disgusto entre la diputada Claudia Yáñez Centeno y Cabrera y la superdelegada Indira Vizcaíno Silva tiene la misma connotación electoral. Se ha dicho que las tribus morenistas se han alineado sobre esta connotación y que, los zafarranchos y demás, tienen este mismo origen. Si así fuera, entonces sería cierto lo que denuncia el dirigente estatal de Morena: Indira se quiere apoderar del partido a como dé lugar, con lo que aseguraría su inminente candidatura a la gubernatura del estado.
Pero entonces ya no habría duda. Mario Delgado, Claudia Yáñez, Jiménez Bojado, entre otros, así como Guillermo Toscano desde el Congreso, comandan a una de las tribus, que, por ahora, tienen el control del partido en sus manos. Por otro lado estarían Bertha Luján, Indira Vizcaíno y desde el congreso Vladimir Parra, que regentean la supuesta popularidad de los recursos de los programas sociales que López Obrador puso en sus manos. Estos son, amigo lector, en realidad, los contrincantes que vimos en las dos fallidas asambleas, que nos dicen claramente, además, cual es la cultura democrática que quiere imponer Morena en el estado. Por eso mismo creo, que no hay más culpables que estos, de lo que vimos y leímos en los medios en días pasados.
En la columna que escribe el diputado Vladimir Parra en un medio local, en relación a todo esto, afirma que la militancia salvará a Morena de los corruptos; que con su asamblea del distrito I, de la capital, dieron un ejemplo de dignidad, de justicia y de rechazo a la violencia. Pues sinceramente yo no lo creo. Las imágenes y los videos no dejan lugar a dudas; la violencia fue, precisamente, lo que caracterizó al ejercicio democrático morenista. Es esto, y no otra cosa, lo único que Morena puede ofrecer en el proceso electoral que viene.
Pero a todo esto, independientemente de cuál de las dos tribus morenistas gane esta encarnizada batalla, por qué mejor, no nos dicen desde ahora, ¿cuál será el proyecto de gobierno que ofrecerán a todos los colimenses?, que no olviden que a final de cuentas esto es, y no sus diferencias partidarias, lo que realmente nos importa a todos -incluidos sus militantes-, los que habitamos en este pequeño y maltratado estado.
Esto es importante, porque los datos que hasta ahora se conocen son alarmantes. Según datos oficiales, somos primer lugar nacional en homicidios dolosos; somos de los estados más violentos a causa del narcotráfico; estamos en los primeros lugares, también, en trabajo infantil, en feminicidios y suicidios; prácticamente no hay empleo suficiente, y de los colimenses que trabajan, el 51.3 por ciento lo hace en la informalidad, es decir, desempleo disfrazado; el 47.8 por ciento de los trabajadores ocupados gana menos de dos salarios mínimos al día, esto es, menos de 205 pesos con 36 centavos diarios; tampoco hay inversión federal suficiente en el estado, y la que se anuncia, no es esencialmente en beneficio de la población más pobre. ¿Acaso no es esto lo que realmente los debería traer ocupados, haciendo honor a su slogan de "primero los pobres"? Esto, señores de Morena, es lo que realmente nos deberían decir, para saber si con ustedes llegará o no, en verdad, el cambio que tanto prometen y que tanto necesitamos.
Por lo demás, ya dice la biblia que vendrán cosas peores. Ni modo, dispongámonos a tener que soportar espectáculos políticos tan vergonzantes como las asambleas morenistas, así son ahora nuestro modernos políticos "incorruptibles". En el Movimiento Antorchista seguiremos diciendo lo mismo; México, como Colima, necesita un cambio de clase social en el gobierno, y no sólo de partido político. Esto es lo que proponemos.
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