MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El Síndrome de Estocolmo

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Cuando hablamos del "Síndrome de Estocolmo" nos referimos, a la sensación de empatía que se genera con aquellos que nos agreden, que nos privan de nuestra libertad, o bien, que violan nuestros derechos.

La frase se acuñó, a partir de un frustrado asalto bancario en la ciudad de Estocolmo Suecia, a finales de 1973, en el suceso referido, el asaltante, trató con lujo de violencia a los empleados y cuentahabientes, aun, cuando el delincuente amenazó con matarlos, a la llegada de la policía, los todavía privados de su libertad, protegieron al delincuente, para evitar que éste, fuera dañado en su persona, por quienes pretendían salvarlos.

A pesar de que esta inclinación de proteger, a quien los dañaba, no era nueva, fue a partir de ese momento, en que se catalogó, como un desequilibrio psicológico, bautizándolo así (Síndrome de Estocolmo), en referencia al lugar de los hechos.

Hoy, como ayer, en muchos casos, la reacción de la víctima, ante el victimario, es de comprensión, de simpatía, de perdón, incluso, llegan a ser parte de las causas que los mueven, (si es que llega a haber una) los motivan, los inducen, se enamoran de ellos, la sensación de abandono y entrega, parece ser, una concesión firmada, para permitir, que el victimario, pueda hacer y deshacer lo que le venga en gana, ella, (la víctima) sin saberlo o entenderlo será su cómplice permisiva.

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El victimario, se sabe superior, la sorpresa, la planeación, la experiencia y la ventaja, lo coloca por encima de su víctima, él, tiene el control, da y quita, cede y concede, así mismo, él, castiga o perdona.

No se necesita estar, en una situación tan traumática, como es, un asalto bancario, un secuestro o sufrir violencia familiar, para padecer tan "singular" síntoma, así, como tampoco se necesita, ser asaltante, secuestrador o marido golpeador, para infringirla.

Por desgracia, la escasa politización del pueblo mexicano, le abrió la puerta de Los Pinos, a un victimario, y con él, a un sinfín de imitadores de todos los partidos, tamaños, colores y sabores, que aglutinados en MORENA, se han convertido en victimarios. Pocos pensaban, otros, ni siquiera se imaginaban y muchos más, rechazaban, que eligiendo a quién parecía ser "la esperanza de México", el Pueblo tendría que padecer las vicisitudes de la víctima.

Con apenas 7 meses en el gobierno, podemos detectar éste síndrome y algunas patologías no menos alarmantes, el repaso de algunas de sus acciones, no dejará dudas, ni siquiera en sus más fervientes seguidores.

El lunes 29 de octubre, AMLO anunció que cancelaba la construcción del nuevo aeropuerto de la ciudad de México, aun a pesar de que llevaba poco más del 30% de avance. Previamente sometió a consulta la decisión, con 1, 067,859 votos, lo que apenas, representa poco más del 1 % del electorado, arrojó un resultado, la mayoría votó por el no. Una consulta, previamente amañada, ya que tuvo una masiva participación de las bases morenistas, además, desde su campaña, AMLO prometió que la cancelaría. Lo invertido hasta ese momento, sumaba más de $100 mil millones de pesos, mismos que se perdieron, así lo afirmó, Gerardo Ruiz Esparza, a esa cantidad, habrá que agregarle, los costos de las multas por su cancelación, lo que podría llegar a contabilizar la cantidad de 198 mil millones de pesos, según Grupo Bursátil Mexicano, a ello habrá que sumarle los costos de la construcción del nuevo aeropuerto de Santa Lucía con todo y la sorpresiva aparición de un cerro. Así, como el costo que tendrá la desmantelación de lo ya construido. Y si le añadimos los miles de empleos que se perdieron con tales acciones, es, sin duda, una decisión errónea, por donde se le mire.

El pasado 7 de febrero, anunció la cancelación del programa de apoyo a las guarderías, afectando a las madres trabajadoras. 400 mil niños mexicanos, quedaron sin el cuidado profesional de cientos de empleados que perdieron su trabajo. Ofreció a cambio, otorgar una beca de 800 pesos mensuales. Suma, que no alcanzará a cubrir, el costo del pago del servicio de guardería. "Ahora, podrán ser educados en casa por sus abuelos", comentó el presidente. Ante esta acción, cabe preguntarnos, ¿Los abuelos, tendrán los conocimientos indispensables para estimular las áreas cognoscitivas, tan necesarias para poder despertar, la capacidad de comprensión? O, ¿Terminará siendo la chancla su mejor estímulo? De verdad, ¿Esta es la solución que le dio este gobierno a un asunto tan delicado? La respuesta a esto último, es sí.

Suspendió, programas sociales diciendo que los iba a mejorar y no lo hizo, sólo empeoró la situación, pues ahora millones de mexicanos, se quedaron sin PROSPERA, sin retrovirales tan necesarios en el tratamiento del síndrome de inmunodeficiencia (SIDA), sin los comedores comunitarios, sin los empleos temporales, eliminó prospera, está desmantelando el IMSS, así como el Seguro Popular. Y así, hasta sumar 18 programas sociales.

Eliminó el Ramo 23, con ello, cierra las puertas a la población organizada, a todas las posibilidades de solicitar un servicio, una atención o una obra, para su comunidad.

A inicios de año, nos vimos inmersos en una guerra contra el huachicol. Es cierto que se tenía que tomar acciones inmediatas en contra del robo de combustible, pero, ¿dejar en desabasto durante semanas, a ciudades enteras, era la solución? Motivó con ello, que los vecinos recuperaran combustible de una toma clandestina, que a la postre se incendió y provocó la muerte de 134 personas al día de hoy. Tener varados, durante semanas, a decenas de buques tanque, en el Golfo de México, esperando descargar la gasolina importada, perdiendo grandes cantidades de dólares por concepto de renta, ¿Fue lo político y económicamente correcto? Sin duda, no.

El ataque a la corrupción. Uno de sus compromisos de campaña, el principal, el eje rector de su gobierno. Su ofrecimiento fue, rodearse de los mejores hombres y mujeres para conformar su gobierno. Los más capaces, los más honestos, intachables, incorruptibles, héroes de carne y hueso. Pero un análisis serio no arroja buenos resultados. Ex priistas, ex panistas, ex perredistas, ex petistas ex de todos los partidos, muchos, marcados por esa corrupción, que dice atacar, ejemplos, Manuel Bartlett, René Bejarano, Arturo Monreal, Ana Gabriela Guevara, Alfonso Durazo, Octavio Romero, etc.

Denuesta a la prensa un día sí y otro también, la acusa de "fifí" y con ello ha puesto en riesgo su integridad, ya que sus huestes se han dedicado a atacarlos, seguros de que son enemigos de la "República".

Ha atacado a las organizaciones sociales, descalificándolas a priori, sin conocerlas ni reconocerlas como una forma de participación importante de la sociedad. Las acusa de todo, pero no entrega ninguna prueba, tal es el caso del Movimiento Antorchista Nacional, a quién le llama peyorativamente, "La Antorcha Mundial". Y así, el primo hermano nos ha acusado de lucrar con las necesidades y la pobreza, que el sistema que él representa, ha sumido en esa pobreza, durante años y años al pueblo pobre y sabio que él tanto dice defender.

En un acto de prepotencia, ha pasado por los derechos laborales de los policías de la PFP y los ha exhibido como auténticos corruptos que, o no pasan la prueba de confiabilidad, o están gordos, o ganan mucho o también son "fifís" y todo porque ellos, se niegan a integrarse a la Guardia Nacional, ya que al hacerlo pierden antigüedad, les rebajan el sueldo o pierden su empleo.

Ahora, la consulta a mano alzada, sirve para legitimar alguna barbaridad, así, somete a juicio de cientos de fanáticos, la decisión de asuntos que son de importancia para millones de ciudadanos, como ejemplo citaré el Sistema de Transporte Colectivo "Metrobús" en la zona de La Laguna, o el trayecto del Tren Maya en la península de Yucatán.

Todo este circo mediático y politiquero se da en medio de una vorágine de mañaneras, presentaciones, recorridos y tuitazos.

Si bien es cierto que la popularidad del victimario, decae con el paso de los días. Todo le es aceptado, todo le es perdonado: errores, ocurrencias, improvisaciones, ataques a gobernadores, ridiculizar a adversarios y lo que se le venga en gana, a pesar de todo ello, una multitud lo aclama, lo arropa, lo defiende. Igual que hizo Kristin Enmark con su secuestrador, en ese asalto al banco arriba referido, cuando cuchillo en cuello y tras seis días de cautiverio, lo protegió de la policía.

¿Estamos ante otro Síndrome de Estocolmo? Yo creo que sí.

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