MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El FMI, Ecuador y México

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Los acontecimientos de Ecuador debieran hacernos reflexionar sobre lo que pasa en nuestro país. Después de que el Presidente ecuatoriano aplicó un decreto que elevó abruptamente el precio de las gasolinas, el pueblo se movilizó para frenar la embestida del gobierno contra la economía popular. Fueron sobre todo las organizaciones de pueblos originarios –pero también otros sectores afectados- quienes salieron a las calles para demandar la derogación del mencionado decreto. Luego de dos semanas de enfrentamiento, al final las fuerzas populares sentaron a dialogar al gobierno de Moreno y lo obligaron a conservar el subsidio a las gasolinas, demanda concreta que motivó la protesta ciudadana. La aparente victoria popular, sin embargo, no es tal, pues si bien el precio de las gasolinas no se disparará en el corto plazo, las demás medidas dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a Moreno, continúan en pie. Obligado a obedecer los dictados del gran capital mundial, es cuestión de tiempo para que el gobierno ecuatoriano encuentre la forma de aplicar los ajustes exigidos para obtener el préstamo de 4,200 millones de dólares que le hizo el FMI. Seguramente volveremos a ver al pueblo de Ecuador en las calles.

¿Y cuál es la relación del FMI con el Gobierno de México? El miércoles 29 de mayo de este año, la directora de dicho organismo financiero, Christine Lagarde, se reunió con Andrés Manuel en Palacio Nacional para revisar el trato que los representantes de la gran burguesía tendrían con el nuevo Presidente. Al salir de la reunión, Lagarde comunicó que había felicitado a Obrador por "la búsqueda de políticas fiscales prudentes y su enfoque en impulsar el crecimiento inclusivo y reducir la pobreza, la inseguridad y la corrupción". Por su parte, el tabasqueño pronunció al día siguiente algunas declaraciones que causaron polémica. Después de haber acusado durante años al FMI de ser uno de los principales culpables del desastre económico y social de México, el Presidente se retractó: "Creo que hay nuevas políticas, que esas organizaciones están cambiando", afirmó, antes de dar a conocer que en la reunión con Lagarde había acordado firmar en el mediano plazo un acuerdo para combatir la corrupción y la pobreza. Tenemos, entonces, que el mismo FMI que provocó la cólera del pueblo ecuatoriano, implementará en México "nuevas políticas" que buscan beneficiar a nuestro pueblo. Visto el caso de Ecuador, ya sabemos qué esperar.

Y es que el escenario nacional es más complicado de lo que parece. De concretarse el acuerdo con el FMI, las medidas que vendrán serán una nueva carga solo para los trabajadores. Por un lado, la economía de América Latina registra bajísimas tasas de crecimiento -similares las de la crisis de 2008- y por el otro, el Gobierno de México no encuentra la ruta para que nuestra economía termine de despegar. De esta manera, mientras el Presidente insiste siempre que puede, en que logrará un crecimiento económico de alrededor del 4%, el Banco Mundial recorta cada vez más nuestras expectativas de crecimiento. Para 2019, por ejemplo, el organismo internacional había pronosticado, en junio, un crecimiento del 1.7%, pero más tarde, en octubre, arrojó nuevos datos y la cifra se redujo al 0.6%. En otras palabras, a pesar de las baladronadas presidenciales y las fotografías que se toman los empresarios y Andrés Manuel, la economía simplemente no crece. ¿Espera AMLO que crezcamos a partir de futuros préstamos del FMI? De ser así, ya sabemos quiénes terminaremos pagando.

Lo cierto es que la economía no es un tema que le quite el sueño al Gobierno actual, lo mismo que la inseguridad. En cambio, lo que sí desvela al partido en el poder son las elecciones. Visto desde este enfoque, se entienden perfectamente algunos de los principales movimientos que ha realizado el morenismo en su primer año de gobierno. El Presupuesto de Egresos de la Federación para 2020, elaborado por el ejecutivo federal y aprobado por el poder legislativo de mayoría morenista, contempla un aumento de recursos para los programas de entrega directa de dinero, lo que se traducirá en una mayor cantidad de mexicanos beneficiados. Está suficientemente demostrado que los Programas para el Bienestar no funcionarán para abatir la pobreza; sin embargo, al entregar una tarjeta con recursos pecuniarios, el partido en el poder sí se ganará la aceptación de millones de ciudadanos, misma que espera que se conviertan en votos en los siguientes procesos electorales.

En este sentido, es elocuente la pasada consulta del 13 de octubre en Baja California. En abierto desafío al Instituto Nacional Electoral, al Poder Judicial de la Federación, y a quienes critican la ambición de poder del Gobernador morenista, el domingo 13 de este mes se llevó a cabo en Baja California una consulta organizada por el congreso local –de mayoría morenista- para definir si Jaime Bonilla podrá fungir como Gobernador no dos años, como lo dicta la ley, sino hasta cinco. Al ser cuestionado reiteradamente sobre el caso, Obrador se ha intentado desmarcar argumentando que es respetuoso de las decisiones que toman las entidades federativas, pero no deja de ser extraño que un Presidente que opina de todo, prefiera callar ante la evidente violación que comete Morena en el estado fronterizo. Hay quienes afirman que Baja California es en realidad el primer ensayo de algo que después podría reproducirse a escala federal.

La preponderancia que tiene el tema electoral para el Gobierno, por encima del resto de los asuntos nacionales, se observa también en la revocación de mandato. El Presidente y su partido están trabajando a marchas forzadas para que esta reforma constitucional, que permitirá remover al Presidente de la República y a los Gobernadores a la mitad del sexenio, se apruebe cuanto antes en el Congreso de la Unión. ¿Por qué tanta prisa? Detrás del discurso de "el pueblo pone y el pueblo quita", se encuentra la obsesión de Morena por los procesos electorales. Quizá la prueba más convincente sean las propias elecciones morenistas. En las asambleas distritales que se realizaron el pasado 13 de octubre, como parte de la elección de la nueva dirigencia, fue tal la disputa entre las facciones, que hubo lugares donde las asambleas tuvieron que interrumpirse debido a las detonaciones de armas de fuego que se registraron.

En conclusión, no hay visos de mejora social con el Gobierno actual. La economía no crece, la inseguridad aumenta, el Presidente hace tratos con organismos internacionales probadamente antipopulares, y mientras tanto, en lugar de concentrarse en los principales problemas del país, AMLO y su partido solo están pensando en las siguientes elecciones. Por si fuera poco, Andrés Manuel mantiene una dura cruzada contra las pocas organizaciones sociales que defienden los intereses del pueblo, como quedó de manifiesto con la cancelación del evento del 45 aniversario en Tuxtla Gutiérrez. Si la situación general empeora, los partidos –Morena incluido- no ofrecen alternativas serias a los problemas de las clases trabajadoras, y se le niega al pueblo el derecho de organizarse, ¿a qué le apuestan nuestros gobernantes? ¿Llegaremos al punto de Ecuador, en el que el pueblo mexicano se volcará a las calles en franca rebelión? De seguir así las cosas, no nos sorprendamos después.

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