MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Crisis migratoria y la burla del gobierno de la 4T

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En estos últimos días hemos sido testigos de la terrible situación que está aconteciendo con nuestros hermanos mexicanos, y de otros países, que se encuentran trabajando de forma ilegal en Estados Unidos y que están siendo deportados con una política de “garrote” del gobierno del presidente Donald Trump.

La gran mayoría de los deportados no cuenta con antecedentes penales, como lo ha reconocido la propia agencia migratoria, pero los detienen y los deportan a todos por igual.

Lo que está ocurriendo hoy en día en algunas ciudades de Estados Unidos es un indicador de la locura que invade a ciertos personajes que detentan el poder. Las escenas televisivas de lo que sucede en varias comunidades de ese país son realmente lamentables, y están enfocadas a generar terror en los migrantes indocumentados y sus familias, e indignación en varios países; causan tristeza los testimonios de los hijos de indocumentados, que cuentan con ciudadanía, cuyos padres fueron atrapados en sus viviendas, centros comerciales, iglesias o en sus trabajos para ser deportados, después de toda una vida de estar trabajando, en su gran mayoría, en las labores más pesadas y trabajos que ningún ciudadano quiere realizar, como las largas y fatigosas faenas en campos de cultivo bajo las inclemencias del sol, o en los restaurantes, como lavaplatos, o en las tareas de limpieza en los hogares, oficinas, baños públicos, etcétera.

El pasado fin de semana, se manifestaron en el centro de Los Ángeles, California, miles de personas en protesta por las deportaciones en masa que están realizando los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE), ciudadanos a quienes se enfrentaron dichos agentes con uniformes militares y portando armas, siendo que se trataba de una manifestación pacífica, pero como nunca faltan los provocadores, aquello se convirtió en un caos, con violencia, represión y un centenar y medio de detenidos, y con toque de queda en la mencionada metrópolis.

El presidente Trump, desde su campaña, hizo hincapié en que se iban a deportar a los migrantes criminales que ingresaron a su país, y ICE ha declarado que se deportó a “lo peor de lo peor”. No obstante, la gran mayoría de los deportados no cuenta con antecedentes penales, como lo ha reconocido la propia agencia, pero los detienen y los deportan a todos por igual, privándolos de la libertad de una manera humillante, como si fueran verdaderamente criminales.

En Estados Unidos hay 39 millones de inmigrantes mexicanos, de los que aproximadamente 5.1 millones son indocumentados. Por ende, México se coloca como el país con mayor número de inmigrantes en Estados Unidos.

Fue en la década de 1970 cuando se incrementó el número de inmigrantes mexicanos a Estados Unidos, alcanzando la cifra de 453 mil personas y, paulatinamente, se convirtieron en millones.

Los migrantes mexicanos salen de su terruño no por gusto; en la mayoría de los casos se ven obligados a abandonar sus pertenencias, a sus familiares y amigos, ante la falta de oportunidades de trabajo y de la seguridad que deberían tener en su país, arriesgando todo en la búsqueda del sueño americano, es decir, en aras de tener mejores condiciones de vida. Por lo anterior, lejos de condenarlos o señalarlos, a todos nos corresponde exigir que sean tratados con respeto y dignidad a su persona, y no como delincuentes.

Desgraciadamente, la realidad para los migrantes no es distinta con los políticos mexicanos, esos funcionarios que se dicen apoyarlos y lo único que hacen es empeorar la situación. Me refiero a las declaraciones del senador Gerardo Fernández Noroña, quien no mide las consecuencias de sus palabras, o a lo dicho por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien, lejos de crear las condiciones para que ya no haya migración, se limita a decir que los mexicanos que están de forma ilegal en aquel país son personas honradas, buenas. Pero eso ya lo sabemos. Lo que los mexicanos queremos es que haya condiciones para evitar la migración.

Los migrantes están considerados como grupo vulnerable y los gobiernos deben exigir con mayor fuerza un trato digno para ellos, con fundamento en los tratados internacionales vinculantes, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, entre otros.

Antes que nada, y lejos de los populismos lastimeros, se deben diseñar y aplicar políticas públicas que solucionen los problemas por los que atraviesa el país, para recibir a los deportados y brindarles empleos dignos para revertir el flujo migratorio.

Lo que está pasando en Estados Unidos es algo que ya estaba anunciado, y el gobierno mexicano debe actuar en consecuencia, debe ponerse a trabajar para crear las condiciones laborales para bajar la estadística migratoria. Ya basta de su política populista, necesitamos que se pongan a trabajar.

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