MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

ASÍ PENSAMOS... | ¿Nueva York socialista?

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Muchos medios de comunicación del mundo anunciaron casi unánimemente que un político “socialista”, Zohran Mamdani, había ganado la elección a la alcaldía de Nueva York, la ciudad más poblada de Estados Unidos y donde se ubica Wall Street, el centro financiero más importante del capitalismo norteamericano. “El socialista toma Nueva York”, tituló en primera plana el Daily Mail y agregó que el resultado era un “terremoto político”. Abundaron los titulares por el mismo estilo, veamos algunos: “El joven socialista Zohran Mamdani conquista Nueva York con su promesa de cambio frente a Trump” (EL PAÍS); “Quién es el socialista Zohran Mamdani y cómo logró una improbable victoria que lo convertirá en el primer alcalde musulmán de Nueva York” (BBC); “Nueva York elige alcalde con el socialista Mamdani como favorito” (swissinfo.ch); “El candidato de extrema izquierda Zohran Mamdani gana la alcaldía de Nueva York” (The Times of Israel); “El joven socialista Zohran Mamdani conquista Nueva York /Un alcalde progresista en el corazón del monstruo” (Resumen Latinoamericano).

Pero, aunque el triunfo de Mamdani pueda significar un importante golpe electoral contra el reaccionario y antipopular gobierno del republicano Donald Trump, y aunque es digno de resaltarse que más de un millón de norteamericanos, en su mayoría jóvenes, hayan dado su voto a quien abiertamente se presentó en la elección como socialista, musulmán y contrario al genocidio en Gaza, e incluso se dijo dispuesto a encarcelar al primer ministro de Israel, Benjamín Nethanyahu si este pisa Nueva York, el discurso y el programa del candidato neoyorkino ganador no es socialista, y mucho menos lo es el Partido Demócrata que lo postuló y desde el siglo XIX es uno de los dos principales partidos mediante los cuales se han alternado en el poder los multimillonarios que mandan en Estados Unidos, bajo cuyos gobiernos ferozmente anticomunistas y neoliberales se han desatado represiones contra trabajadores migrantes, así como invasiones imperialistas a otros países. ¿Alguien cree acaso que de ese partido saldrá la cabeza de una revolución socialista? 

En la teoría y  en la práctica de los movimientos revolucionarios auténticos y científicos, el socialismo se ha planteado como una etapa de la sociedad humana que debe suceder al capitalismo, un sistema que es altamente generador de riqueza pero es incapaz de repartirla entre los que la producen, lo que provoca millones de pobres, marginados y sufrientes que en algún momento deben tomar el poder para liberarse. “De acuerdo con la teoría clásica, el objetivo medular de la revolución proletaria en el terreno político es arrebatar el poder a la clase dominante para ponerlo en manos del pueblo, es decir, de la amplia alianza que pueden y deben formar, con anterioridad a dicha toma del poder, todas las clases trabajadoras y aquellos estratos sociales sometidos, vejados y humillados por la anterior dictadura de clase. En esta concepción, el gobierno, aunque no desaparece de inmediato, si resulta debilitado y disminuido en sus funciones, ya que gran parte de éstas pasan, tienen que pasar, necesariamente, a los órganos del poder popular. Aquel queda reducido, en realidad, a administrador de ciertos bienes de la colectividad y a ejecutor de la voluntad del pueblo, constituido en el nuevo y verdadero gobierno, escribió hace algunos años el ingeniero Aquiles Córdova, en un lúcido artículo titulado “Socialismo, entierro prematuro”.

“En el terreno económico, -agregó- la teoría postula que el pueblo, constituido como nuevo poder, debe expropiar (fijarse bien, enemigos sectarios y amigos ignorantes de las ideas socialistas) no toda la propiedad privada, no la pequeña propiedad individual que se sostiene con el trabajo propio ni mucho menos el patrimonio familiar en cualquiera de sus formas, como propalan los calumniadores de oficio, sino solamente los medios de producción y de cambio (esto es, las grandes fábricas, los grandes bancos, los grandes consorcios que explotan la mano de obra y especulan con el hambre de la gente) para convertirlos en “propiedad de todo de todo el pueblo”.

Ninguna de estas ideas y metas de gran trascendencia referentes a la eventual transformación de Estados Unidos en un país socialista están presentes en los discursos y en el plan de trabajo del alcalde electo de Nueva York. Lo que Mamdami ofreció a los votantes en su campaña, basada en visitas casa por casa de miles de “voluntarios” y en masivos mensajes a través de Tik Tok, financiada presuntamente con el respaldo de algunos multimillonarios como George Soros, fue resolver algunas demandas que buscan hacer menos dura la vida de los más pobres de Nueva York, pero sin tocar al capitalismo y dejando prácticamente intacto el poder y el dinero de la gran burguesía neoyorquina.

Ofreció guarderías gratuitas para niños menores de 5 años, autobuses rápidos y gratuitos, subir el salario mínimo para que pase de los 16.50 dólares por hora actuales a 30 dólares por hora para 2030, súper mercados municipales con precios controlados y congelamiento hasta el 2030 de los alquileres de alrededor de un millón de viviendas en Nueva York, una de las ciudades más caras del mundo. “Me considero un socialista democrático, inspirado en muchos sentidos por las palabras del doctor King hace décadas. ‘Llámese democracia o llámese socialismo democrático, tiene que haber una mejor distribución de la riqueza para todos los hijos de Dios en este país’”. “Más de 140 mil menores, el 15% del todo el alumnado, carecen de vivienda permanente. Son, formalmente, sin techo”, dijo. "Esta es una ciudad donde una de cada cuatro personas vive en la pobreza, una ciudad donde 500 mil niños se acuestan con hambre cada noche", reiteró el ahora alcalde electo.

Pero cumplir aunque sea sus promesas de campaña y lograr así sea mínimamente una mejor distribución de la riqueza requiere un poder institucional y una influencia nacional de masas que no tiene. Para financiar las guarderías, el transporte, las rentas congeladas y los supermercados municipales propone aumentar impuestos a los más ricos, para lo cual carece de suficientes facultades un alcalde, además de que enfrenta la negativa abierta de la gobernadora del estado al que pertenece Nueva York, la también demócrata Kathy Hochul y de otros prominentes demócratas legisladores que ven demasiado radical subirle un poco los impuestos a los multimillonarios, así como con la oposición feroz de Donald Trump, quien ya amenazó con recortes al presupuesto federal destinado a esa ciudad.

Incumplir sus promesas de campaña desprestigiará a Mamdani y también al socialismo, cuya bandera enarboló abiertamente. No sería el primer caso en la historia en que grupos de la burguesía llegan al poder ocultándose detrás de políticos que se dicen socialistas, por ejemplo Francoise Miterrand en Francia, y varios presidentes “socialistas” que han gobernado España y no han tenido ningún escrúpulo en integrarse y participar en operaciones militares de la OTAN. A veces, la fórmula de presentarse como socialistas les ha funcionado electoralmente, debido al hartazgo de millones de personas por el capitalismo, lo cual no impide que ya en el poder los presuntos socialistas se comporten igual o peor que los procapitalistas más descarados, y que sus enemigos dentro del sistema le echen la culpa del fracaso de esos gobiernos al socialismo, que solo existió en los discursos o en la tarjeta de presentación de los candidatos. Francamente, no veo ninguna razón para concluir que ocurrirá algo distinto con el flamante alcalde de Nueva York.

 

 

 

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