En Colima, otra vez el pueblo organizado está cambiando la historia. Seguramente cree usted que exagero, amable lector, pero le aseguro que no encuentro otro modo de expresar, lo que está ocurriendo con los cientos de jóvenes campesinos que estudian en los llamados Telebachilleratos Comunitarios, gracias al trabajo organizado de gestión, de los miles de colimenses pobres agrupados en el Movimiento Antorchista. Le explicaré lo que ocurre, para que comparta conmigo el entusiasmo y la esperanza que despierta, los resultados del pueblo organizado cuando se le dirige correctamente.
Primeramente, debo decir, que los Telebachilleratos Comunitarios (TBC) son una modalidad de preparatoria creada en el año 2013, cuyo objetivo fundamental fue, ampliar la cobertura del nivel medio superior hacia la población marginada que, por motivos de distancia y de recursos, no podían tener acceso a este grado escolar. Dada la obligación que tiene el estado, estipulado en el artículo 3º de nuestra Constitución, de garantizar para todos los mexicanos la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, se propuso como meta desde el gobierno federal, ampliar en 80 por ciento, para el año 2018, la cobertura en Educación Media Superior (EMS), haciéndola llegar de algún modo, hasta las comunidades más apartadas del territorio. Así pues, urgía llevar el bachillerato a todos los rincones del país, pero con el menor costo posible; y lo que se buscaba, hace cuatro años felizmente se encontró: el proyecto se llamó TBC, y resultó tan efectivo, que de 253 centros que se abrieron en el 2013, ahora son, según informa la Dirección General de Bachilleratos (DGB), 2 mil 836, y se dice además, en la página web de la SEP, que se pretende llegar a 7 mil comunidades en beneficio de más de 400 mil jóvenes, en los próximos cinco años.
Pero, ¿cómo funciona en realidad - y con tanto éxito para el gobierno-, esta especie de bachillerato para los pobres?, ¿es equiparable la cantidad lograda por el gobierno, con la calidad en la educación impartida en los TBC? Veamos:
En la misma página electrónica de la SEP, también menciona que la formación que se brinda en los TBC, es la del bachillerato general de acuerdo al plan de estudios de la DGB, que incluye un componente básico, uno propedéutico y uno de formación para el trabajo. Esto significa entonces, que al estudiar en un TBC, se deberían adquirir las mismas habilidades y aprendizajes, que en cualquier Bachillerato General de todo el país, puesto que se dice, que es el mismo plan de estudios de la DGB. Pero ¿es esta la verdad? Yo creo que no, ni de lejos se le parece. Sólo dos datos quiero dar, para sostener lo que digo, porque son los que me constan.
Primero. Los Bachilleratos Generales de Colima, como los que sostiene la Universidad, imparten a sus alumnos clase por materia, es decir, tienen un maestro para cada materia que abarca el mapa curricular; en cambio, los TBC, se sostienen con tan sólo tres maestros: uno que imparte el área de Matemáticas y Ciencias experimentales, pero que en realidad debe enseñar Matemáticas, Probabilidad y estadística, Química, Biología, Ecología y medio ambiente, Física, Geografía y Ciencias de la salud; otro, que se encarga del área de Ciencias Sociales y Humanidades, pero que debe enseñar: ética y valores, Derecho, Filosofía, Introducción a las Ciencias Sociales, Historia de México, Estructura socioeconómica de México, Historia universal contemporánea, Metodología de la investigación y Desarrollo Comunitario; ¡Ah!, y si le sobra tiempo, que cuide a los muchachos en sus horas libres; por último, el tercer maestro o maestra, atiende el área de Comunicación, pero debe enseñar bien bien, Taller de lectura y redacción, Literatura, Ciencias de la Comunicación y Lengua adicional al español. Todo esto sin contar que uno de los tres debe cumplir las funciones administrativas del director.
¡Qué tal!, pero, ¿se les pagan a los maestros de acuerdo a toda esta carga curricular? Ojalá que así fuera. En un documento publicado por el portal Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ), se dice lo siguiente: " [...] Esta intranquilidad producto de la inestabilidad laboral se suma a la preocupación de la gran cantidad de tareas que los docentes tienen que desempeñar en los TBC. En una investigación que se encuentra en curso, se advirtió en palabras de algunos de ellos, que hasta de conserje o enfermero tienen que hacerle para atender las necesidades de sus alumnos." ¿Puede en verdad, dar los resultados que se requieren, un sólo maestro con toda esta carga de enseñanzas?, ¿con cuánto aprovechamiento efectivo termina el joven al final del curso?, pero, además, si este modelo es tan exitoso como se dice, ¿por qué no se implementa también en las ciudades para optimizar recursos humanos?
Segundo. Según el mapa curricular, en un Bachillerato General se les imparte a los alumnos 6 horas de clase en promedio por día: 30 horas por semana en primer semestre, 33 y 29 en tercero y quinto respectivamente, en total 92 horas efectivas por semana. En un TBC, en cambio, se les imparte 4 horas en promedio por día, y dado que algunos maestros acuden a laborar desde la ciudad, en ocasiones se les da menos. Pregunto, ¿se aprende la misma cantidad de conocimientos en 6 que en 4 horas?, aquí vemos otra desventaja. Del mismo modo, según el mapa curricular de los TBC, a los jóvenes se les debe dar 89 horas por semana: 27 a primer semestre, 33 a tercero y 29 a quinto; pero a los maestros sólo se les paga 20 horas semanales a cada uno, es decir 60, ¿qué pasa con las 29 horas restantes?, ¿por qué no se les paga a los maestros ese tiempo? Aquí, como se dice coloquialmente, es donde sale el peine, el problema fundamental de los TBC es dinero, mucho dinero que no se les invierte. Y ya ni qué decir de las condiciones materiales; sólo diré que los TBC no tienen edificio propio, tienen prestados hasta el agua de los sanitarios que usan para sus necesidades, cuando no les niegan las llaves. ¡Alto al maltrato institucional de los TBC!
Pero dije arriba que, en Colima, la historia de los TBC está cambiando. ¿Qué esta pasando?, sucede que un gran número de maestros y sus alumnos de estos bachilleratos, se organizaron con el Movimiento Antorchista desde hace más de dos años, y es entonces que se dio el milagro. Con la lucha de los antorchistas colimenses logramos las plazas de los 75 maestros de los 25 TBC que hay en el estado, conseguimos también un aumento del salario de casi 50 por ciento, pues según comentó en una ocasión el Gobernador, se les pagaba sólo con la participación federal, lo que representaba la mitad de la inversión en este rubro; también conseguimos la seguridad social para todos los maestros a través del ISSSTE; pero por si esto fuera poco, con gestión central de nuestra organización, los antorchistas conseguimos 9 millones 330 mil pesos, para iniciar la construcción de cinco TBC, obras que ya se iniciaron, y que según se dice, culminarán, para su uso, a finales del mes de diciembre. Y como dije, con esto, estoy seguro que la historia de los TBC va a cambiar para siempre. Adelante maestros, alumnos y padres de familia, todos vamos a rescatar a los TBC. Más edificios, más maestros y más salario. Esta es la consigna.
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