Dos acciones muy recientes del Presidente hacen ver a las claras que desde el gobierno de la República se maniobra con el fin de evitar que se conozcan bien a bien por los mexicanos, en general, los problemas muy claros que tiene el sufrido pueblo, y quiere que los actuales gobernantes resuelvan, y, si no lo hacen, denunciarlos ante el mismo pueblo ya de por si desconfiado de los personeros del poder en turno. Una de esas acciones malsanas se refiere a la desaparición del Seguro Popular que, sin más ni más, ordenó el nuevo ocupante del Palacio Nacional, y la otra, la desaparición que como espada de Damocles amenaza al Coneval, prestigiado centro de estudio y análisis científico nacional de la pobreza en las amplias masas de nuestra población.
Del primer caso, la orden ejecutiva, terminante, de Andrés Manuel López Obrador, presidente de los 125 millones de habitantes que vivimos en la república, de cancelar definitivamente el Seguro Popular sin consultar o pedir opinión a los aproximadamente setenta y dos millones de seres que quedaron de la noche a la mañana desprotegidos de los invaluables servicios de salud que tenía el Seguro Popular. Vale la pena recordar que este derecho, el Seguro Popular, era una de tantas deudas muy antigua que los sucesivos gobiernos del país debían al sector importantísimo de los trabajadores del campo y la ciudad sin protección médica alguna.
Pero lo que no saben, lo que ignoran completamente esos 72 millones de mexicanos despojados de tan sentido apoyo a su salud es que López Obrador también los despoja sin ningún recato o atisbo de vergüenza, con la fantástica cantidad de dinero que contaba en sus arcas el Seguro Popular, alrededor de 86 mil millones de pesos, recaudados por obra del apoyo del presupuesto nacional determinado por la ley que creó el citado Seguro Popular, y que por cada mexicano ingresado como beneficiario del noble sistema de salud pública, otorgó el apoyo económico respectivo el cual sumaba hasta la fecha de cancelación del poderoso apoyo esos 86 mil millones de pesos.
Lo anterior se supo con claridad por el artículo periodístico aparecido en el diario Reforma de nuestro país el 16 de julio pasado, firmado por Julio Frenk quien fue Secretario de Salud en el gabinete de Fox, y, por tanto, conocedor a fondo del Seguro Popular. A la vez urgió el llamado en el citado artículo a no dejar, a que impidiéramos los mexicanos el atraco de los 86 mil millones destinados a curar entre otras, las enfermedades de tal gravedad como Sida, y cáncer sobre todo en la niñez más pobre. Vivimos, con la llamada "austeridad republicana" de AMLO, golpe tras golpe traicionero y en esta particular denuncia, también del descarado secuestro de los dineros del pueblo: estos 86 mil millones de pesos quien sabe a dónde irán a dar. Y eso que el gobierno morenista dice y grita que está "contra la corrupción".
El segundo tema de esta colaboración mía es referente al fulminante cese del Director del CONEVAL, Gonzalo Hernández Licona, igual a la suerte ocurrida a miles y miles de ceses de empleados del gobierno, desde lo más alto hasta los oficinistas de la base, ceses previo aviso y sin esperanza de retorno, llevados a cabo por el "jefe máximo" del país en que se ha convertido por decisión propia el actual ocupante de Palacio Nacional, López Obrador, y que de este modo está reviviendo una época tortuosa y difícil en la historia de nuestro país, el Maximato, que pensábamos ya olvidada.
Uno de los motivos de la patada de despido de Hernández Licona es sin duda por que ganaba más que el presidente, y, ya se sabe, uno de los pretextos preferidos de Obrador para deshacerse de gente incómoda es que "no puede haber gobierno rico con pueblo pobre" y ¡zas! van para fuera todos los funcionarios que no sean sus amigos o ya de perdida, morenistas, aunque apenas ayer hayan sido integrantes de lo que él llama "la Mafia del poder". Lo cierto es que el CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), fue creado en el año 2005 para medir con la mayor exactitud posible el grado y tamaño de la pobreza en los hogares mexicanos, resultó ser un organismo que se desempeñó con profesionalismo científico, aportando en datos bastante aceptables el objeto para el que fue creado como instancia oficial pagada con el erario público.
Y a estos datos exactos, necesarios y base para medir la pobreza del pueblo le tiene miedo-pánico AMLO, y los quiere borrar repartiendo su famosa "tarjetita" con la que aparece como amigo del pueblo pobre y al que regala dinero. La experiencia de al menos cinco o seis sexenios de gobierno en México son clara muestra que las "ayudas" monetarias al pueblo más pobre por parte de los gobiernos no resuelven para nada su pobreza. Hacen falta obras, caminos, escuelas, hospitales, agua y drenaje, cultura y trabajos buenos y remunerados que hagan avanzar, de verdad, en el combate de la pobreza que sigue avanzando a galope en México. AMLO engaña regalando dinero para asegurar votos.
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