Mal vivimos en el mundo bajo el régimen de un sistema económico fallido, donde la gran mayoría, o sea cientos de millones de personas padecen pobreza extrema, mientras unos cuantos ricachones alimentan sus fortunas con exorbitantes ganancias, las pequeñas élites que se han adueñado del planeta y lo han puesto a producir a su favor, claro, utilizando la mano de obra de los demás hombres que no cuenta más que con su fuerza de trabajo para venderla a los explotadores a cambio de un salario mísero que no les alcanza ni para solventar los gastos más necesarios como alimento, vestido, educación para sus hijos, etc.
Hace algunos días vimos en algunos diarios de circulación nacional el anuncio de que la Canasta Básica subió, según datos de la Alianza de Pequeños Comerciantes (ANPEC). La alza se dio hasta en un 140, 92 y 78 por ciento en algunos productos.
Esta situación es grave puesto que anuncia una próxima carestía de vida de los mexicanos y un empobrecimiento, reduciendo con esto el poder adquisitivo de las familias de nuestro país para adquirir satisfactores necesarios para poder subsistir como alimentos, ropa, medicamentos, transporte, vivienda, educación, etc., haciendo urgente un aumento salarial, que por lo visto no está considerado en los planes de gobierno actual.
La problemática se vuelve más preocupante porque también se anunció como balde de agua fría que la economía mexicana quedó estancada durante el segundo trimestre al no registrar variaciones en términos reales del Producto Interno Bruto (PIB), según información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Dichos datos confirman una desaceleración en la economía del país, es decir, un crecimiento de apenas 0.0 por ciento con respecto al trimestre anterior.
Muchos gobiernos incluyendo el nuestro en México le echan más leña al fuego de la desigualdad al no crear políticas fiscales que obliguen a las grandes empresas a pagar más impuestos a pesar de que sus ganancias se lo permiten perfectamente, y cargan impuestos a los más pobres del país marcándose con esto claramente el favoritismo que tiene el gobierno de López Obrador con las clases más acomodadas a los que no quiere que se les toque ni con el pétalo de una rosa para no molestarlos, mientras los pobres a los que juró defender, sufren muchos problemas graves que no ven la salida para ser resueltos, como la pobreza y todos los males que se derivan de ésta.
Ante esta problemática que se está viviendo, López Obrador no brinda esperanzas a todos aquellos que creyeron en su palabra y que le confiaron su voto para que subiera a ocupar la silla presidencial, y a los demás mexicanos que no confiaron en su discurso obsoleto, pero que también se merecen un gobierno a la altura que sepa afrontar y resolver los problemas del país.
El presidente de la república con su marcada desfachatez solo se dedica a mofarse en sus mañaneras y en cuanto foro se lo permite de la situación que se vive en México, porque su ignorancia económica, histórica y política no le da para discernir que la situación tan grave que se esta viviendo en nuestra patria nos anuncia que si no en enderezamos el barco a tiempo, o sea ya, ésta se va a hundir sin remedio llevándonos a todos a un naufragio o a ahogarnos.
Aunque él con sus datos trate de ver un México feliz feliz, la realidad la va golpear el rostro y le dirá que México se está cayendo a pedazos y hoy estamos peor que nunca por su ignorancia, desfachatez y porque no sabe gobernar.
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