Como trogloditas, los policías municipales arremetieron en contra de humildes comerciantes ambulantes por órdenes de la presidenta municipal Ernestina Fernández Méndez y del cabildo de Tehuacán. El hecho es una más de las tantas injusticias que ha cometido la alcaldesa en contra de la población.
Como es sabido, el Ayuntamiento construyó con recursos del erario municipal el Mercado "Benito Juárez" en la periferia de la ciudad, según para reubicar a los comerciantes ambulantes de las calles del centro de la ciudad.
Posteriormente, mediante la prensa nos enteramos que los puestos del nuevo mercado estaban siendo vendidos por el cabildo en 150 mil pesos cada uno; los vendedores de verduras, de semillas, de tortillas hechas a mano, de tacos, tamales o jugos no tienen esa cantidad de dinero para adquirir los puestos y, desde luego, no los compraron.
En una actitud de "bonhomía" (¿?), las autoridades municipales hicieron una rebaja en el precio de los puestos: ¡ahora sólo costarían 100 mil pesotes! ¡Construyeron el mercado con recursos del pueblo y le venden al pueblo los puestos a precio de oro para ser reubicados! ¿ésta es una manera honesta de gobernar?
Los diversos grupos de comerciantes denunciaron que a ellos no se les había informado por las autoridades la intención de reubicarlos, toda la información que tenían era mediante la prensa; es decir, Ernestina Fernández Méndez utiliza el viejo método de informar de la nobleza feudal: mediante edictos.
Después de algunas manifestaciones de protesta, los comerciantes entablaron diálogo con las autoridades municipales sin llegar a nada, pues un día nos despertamos con la noticia de que habían sido decomisados los puestos semifijos, la mercancía y levantado el pavimento de las calles donde se ubicaban los comerciantes ambulantes.
Sin tener dónde vender, sin dinero para comprar un puesto carísimo, donde no es seguro que vendan sus mercancías, el 6 de noviembre, un desesperado vendedor de jugos intentó instalar su puesto en el lugar de costumbre y no tardó en presentarse un operativo de los policías municipales para desalojarlo a apunta de toletazos, sus compañeros intentaron defenderlo y el resultado es, ahora, una treintena de comerciantes detenidos, a quienes, según el Síndico Municipal, "se les va aplicar la ley porque las autoridades no pueden ser rehenes de ningún grupo". Una vez más el viejo estilo de gobernar usado en lo más oscuro del medioevo.
Los ambulantes, con las manos limpias y llenos de coraje generado por la injusticia de que eran víctimas, decían: "si nosotros pagamos hasta diciembre nuestro permiso, por qué nos desalojan", "vamos a ir a derechos humanos", "a nosotros los pobres nos agreden y por qué no buscan a los delincuentes", "nosotros los pusimos en el puesto para que nos ayudarán no para que nos golpearan", etcétera, etcétera.
La alcaldesa en conferencia de prensa dijo "vamos a cuidar la imagen urbana, vamos a seguir con la misma línea, vamos a limpiar el centro de la ciudad"...de pobres, le faltó completar la idea. Estas palabras son una amenaza para los comerciantes ambulantes. Y los resultados ahí están.
Un gobierno que representara al pueblo hubiera construido el mercado en una zona más cercana al centro y hubiera reubicado de manera gratuita a los comerciantes, es decir, que les debiera proporcionar los medios para tener un trabajo lícito e ingresos para sostener a la familia y no sólo como una actitud solidaria sino como cumplimiento a lo establecido en la Constitución Política de México.
¿Cuál es la solución a este conflicto? La única salida a este problema está en manos de los comerciantes ambulantes. Es necesario que se unan, que hagan a un lado los intereses particulares de los pequeños grupos y que constituyan una fuerza sólida, capaz de dar una lucha tenaz, combativa e inteligente, así como legal y pacífica para exigir como un solo hombre el respeto a sus derechos constitucionales y lograr el triunfo.
Por si sirve de algo, les diré que ese camino está con el Movimiento Antorchista.
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