MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Adverso panorama para la niñez de Tabasco

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El hombre se ha organizado de distintos modos para producir los bienes y servicios necesarios para sobrevivir. La característica principal de la comunidad primitiva fue la existencia de las relaciones de colaboración recíproca, es decir, que los objetos útiles para mantener vivos a los integrantes de la comunidad se obtenían entre todos y, por lo tanto, la distribución de estos beneficios era para todos también. Cazaban, se guarecían, se alimentaban, se cuidaban y vivían en colectivo. Era sentencia de muerte para el individuo abandonar la comunidad y enfrentarse solo a las fuerzas de la naturaleza. Se arrancaba muy poco a ésta, con mucho esfuerzo, debido al bajo grado de desarrollo de los medios de trabajo. éstos se desarrollaron, la productividad se incrementó, surgió el excedente en la producción y con ello la posibilidad de que un grupo de personas se adueñara de éste. Surgieron las clases sociales: los poseedores y los desposeídos.

Hasta nuestros días, las sociedades nacen, se desarrollan y mueren, dando paso a nuevos modos de producción, en sustitución de los predecesores. El esclavismo y el feudalismo sucumbieron como modos de producción dominantes, mientras que el capitalismo extendió sus raíces por todo el globo terráqueo. El común denominador de estas tres formas en que la sociedad se organizó para producir fue el predominio de las relaciones de explotación. En el capitalismo, el salario es la única posibilidad de supervivencia para los trabajadores, a esa "recompensa" se limita el aporte de su fuerza de trabajo en la creación de toda la riqueza social; mientras que el capitalista se adueña y acumula la mayor parte de la riqueza creada.

Para que las mercancías sean producidas al menor precio posible, los capitalistas necesitan reducir los costos de producción al mínimo y derrotar a sus contrincantes en el mercado. ¿Le alcanza al trabajador esta "recompensa" para alimentarse y alimentar a su familia? ¿Y la salud? ¿Y la educación? ¿Y la vivienda? ¿Y el costo de transportarse a su centro de trabajo? ¿Y el pago de impuestos?. Es en este contexto que la infancia en México, es decir, los hijos de las clases desposeídas, se desarrollan en un ambiente desfavorable para educarse, trabajar y aportar a su nación; un ambiente en que los salarios de los trabajadores no alcanzan para proporcionar a los infantes los alimentos sufiecientes en cantidad y calidad.

Durante octubre pasado, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer el Estudio Diagnóstico del Derecho a la Alimentación Nutritiva y de Calidad 2018. Para medir la seguridad alimentaria se utilizó el indicador conocido como Carencia por Acceso a la Alimentación (cca), el cual se calcula a partir del porcentaje de personas con inseguridad alimentaria severa y moderada, respecto del total de la población. De acuerdo con los resultados del estudio, en 2016 el porcentaje de personas en el país con inseguridad alimentaria severa y moderada fue de 20.1 por ciento, lo que equivale a 24.6 millones de personas; de éstas, el 21.7 por ciento corresponde a menores de cinco años.Los estados que presentaron la mayor prevalencia de cca en menores son: Tabasco, 42.5 por ciento; Oaxaca, 31.8 por ciento; Guerrero, 28.4 por ciento; Colima, 25.1 por ciento; Estado de México, 26.6 por ciento, y Michoacán, 25.3 por ciento.

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Además de esta situación, hay que agregar que analizando los datos por deciles, se observó que el primer decil, es decir, los hogares con los ingresos más bajos, destinaron la mitad del total de su gasto en alimentos y bebidas; mientras que las personas en el decil más alto destinaron alrededor de una tercera parte a este concepto. En cuanto a cca, al estratificar por deciles de ingreso, el estudio mostró que a menor ingreso, la inseguridad alimentaria severa y moderada tiende a aumentar, es decir, se constató una relación inversa entre ingreso y la carencia, ya que mientras 35.3 por ciento de la población con menores ingresos (primer decil) padece inseguridad alimentaria severa y moderada, sólo el 4.2 por ciento de las personas con mayor ingreso (décimo decil) se encontraba en la misma situación.

La mitad del salario de los trabajadores que perciben los ingresos más bajos está destinado a la adquisición de alimentos, sin tomar en cuenta la calidad y proporción de éstos, postergando la solución de otras necesidades como la salud, la educación, la vivienda, la recreación, etcétera. Es de carácter urgente disminuir los costos de los alimentos y aumentar el ingreso de los hogares para recuperar el poder adquisitivo y que las familias tengan alimentos suficientes para desarrollarse física e intelectualmente; pero esta contradicción entre producción y consumo, que condena a morir lentamente a los mexicanos, se agudiza con el modelo económico neoliberal, que deja al libre albedrío de la empresa privada producir, no los productos que necesita la sociedad, sino los que más ganancia produce a los dueños de los medios de producción, sin regulaciones gubernamentales o con muy escasas limitaciones. Ante esta situación, es menester crear empleos, elevar los salarios en todo el país, aplicar una política fiscal progresiva y reorientar el gasto social hacia los sectores más vulnerables con el objetivo de distribuir la riqueza social con justicia y evitar que la riqueza continúe concentrándose en manos de un reducido grupo de multimillonarios.

Para los infantes de Tabasco, el panorama no es prometedor: un niño desnutrido tendrá más dificultades para llegar a ser un estudiante de alto rendimiento a comparación con otro que sí tuvo la posibilidad de acceder a alimentos nutritivos; en su momento, será un trabajador que no podrá desarrollar toda su capacidad creadora en el proceso de producción. Y por si el nada honroso primer lugar que ocupa la entidad tabasqueña en cca en menores de edad no fuera suficiente, la violencia se ha disparado a niveles alarmantes en el estado, ocupando durante el 2018 el quinto lugar en homicidios dolosos, sólo después de Guanajuato, Sinaloa, Tamaulipas y Michoacán, y comenzando el años 2019 con el pie izquierdo, registrándose en promedio un asesinato al día en el mes de enero.

Los meses pasan y el nuevo gobierno de la República no muestra indicios de solucionar los problemas más urgentes de la nación; ante la inminente decepción de los mexicanos, el Movimiento Antorchista Nacional, guiado por el estudio científico del desarrollo histórico de la sociedad, no ha dejado de organizar y educar a las clases trabajadoras, para acudir al llamado de la historia y llevar al país por el anhelado camino del progreso.

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