MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

A los jóvenes que egresan

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Si bien es cierto que los jóvenes que culminan sus estudios en este ciclo escolar, lo hacen como resultado de un esfuerzo colectivo entre ellos, sus padres y docentes, también es cierto que la actual administración federal, en manos de Morena, le ha quedado a deber al sector educativo de nuestro país en todos los niveles, desde preescolar hasta superior.

Estudiar y graduarse es un acto verdaderamente revolucionario que debe conducir a una lucha consciente por transformar la realidad lacerante del país.

Las familias mexicanas hacen un esfuerzo por mandar a sus hijos a prepararse académicamente para que lleguen a ser grandes profesionistas; sin embargo, se enfrentan a una infinidad de retos. Entre los principales está la carencia de condiciones materiales adecuadas; por ejemplo, no tienen aulas suficientes, no hay laboratorios, y si los hay, el equipo está en malas condiciones o es obsoleto.

Muchas escuelas enfrentan la falta de servicios básicos como agua o energía eléctrica, así como la falta de docentes que no son contratados por la propia Secretaría de Educación Pública.

De acuerdo con la organización Educación con Rumbo, durante el ciclo escolar 2024-2025 más de 994 mil estudiantes —entre nivel básico y superior— abandonaron sus estudios. Dicha cantidad de alumnos representó un aumento del 20 % con respecto a los 828 mil 618 que lo hicieron en el ciclo escolar previo.

A decir de la coordinadora de Educación con Rumbo, Paulina Amozurrutia, los datos son claros: las estrategias actuales no atacan los problemas estructurales del sistema. La deserción y el abandono educativo no son inevitables; son el reflejo de la falta de acción por parte de las autoridades.

Por su parte, Israel Sánchez, presidente de la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), afirma que la “Nueva Escuela Mexicana” no ha dado resultados significativos en materia de educación, y mucho menos la “Beca Rita Cetina” o la “Beca Benito Juárez” han influido positivamente en la formación educativa de los niños y jóvenes.

Si vemos cómo califican a la educación de nuestro país organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), cuyo propósito es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas en el mundo y que desarrolla estudios y estándares internacionales en diversas áreas como educación, medio ambiente y finanzas públicas, veremos que no estamos mal, sino muy, muy mal.

La herramienta de la OCDE para la evaluación en materia educativa obedece al Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), un estudio a nivel mundial organizado por la OCDE para evaluar las habilidades y conocimientos de estudiantes de quince años en áreas clave como matemáticas, lectura y ciencias, en cuya evaluación México no pasó ningún criterio.

En la aplicación de esta prueba (2021), México quedó en el lugar 34 de 37; la prueba reveló una caída de quince puntos en Matemáticas y diez puntos en Comprensión Lectora, en comparación con 2018. Sin embargo, para el gobierno en turno, el de López Obrador, los resultados de la prueba fueron irrelevantes porque “fue creada en el periodo neoliberal”.

Ítem más. El presupuesto destinado a educación, ciencia y cultura en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2025 asciende a 1 billón 161 mil 164 millones de pesos, equivalente al 3.2 % del Producto Interno Bruto (PIB), cifra inferior a la recomendación internacional de destinar entre 4 % y 6 %.

Como vemos, las condiciones educativas reales en México no son prioridad para este gobierno que engaña a los jóvenes con las famosas “becas del bienestar”, que lo único que hacen es arraigar en ellos —o por lo menos en la mayoría— el individualismo y la mezquindad, arrebatándoles las ganas de luchar y exigir que se atiendan de raíz los problemas en la educación, sin dejar de lado la firme intención de provocar una dependencia económica, la cual pueden “asegurar” si en cada elección votan por los representantes de Morena, sin darse cuenta de que ese dinero viene realmente de los impuestos de todos los mexicanos, y en su mayoría, de la clase trabajadora.

Ante esta situación, el Movimiento Antorchista plantea claramente un proyecto educativo que busca la formación del “hombre nuevo”, formar profesionistas integrales que hayan desarrollado a plenitud en su formación sus capacidades no sólo académicas, sino también científicas, culturales y deportivas, capaces de poner sus conocimientos al servicio de la sociedad a través de la vinculación con su comunidad.

Esta es una forma muy clara y precisa de impulsar una educación de calidad. Para muestra, un botón. Cientos de niños y jóvenes egresaron de las escuelas de Tecomatlán, municipio de la Mixteca de Puebla, al que llegan cada año estudiantes de estados como Guerrero, Oaxaca, Veracruz y municipios aledaños porque saben que aquí podrán concluir satisfactoriamente sus estudios de nivel superior y egresar como profesionistas integrales.

Durante su estancia en las escuelas de Tecomatlán, que van desde la ludoteca hasta dos escuelas de nivel superior, la Escuela Normal Superior “Mixteca Baja” y el Instituto Tecnológico de Tecomatlán, en la cabecera municipal, y de nivel medio superior en las demás comunidades, a los estudiantes se les inculca el deporte, la cultura y la ciencia como pilares de su formación.

Tecomatlán cuenta con una Unidad Deportiva digna donde los jóvenes pueden desarrollarse en el deporte de su preferencia, y muchos de ellos han logrado colocarse en los primeros lugares en competencias de talla nacional. Cuenta con una casa de cultura dedicada a la práctica de las artes, esto a través de los clubes a los que asisten todos los días, evitando que caigan en el ocio.

También existe una Villa Estudiantil en la que pueden alojarse con total seguridad y con la plena confianza de que ahí pueden encontrar todos los servicios necesarios, como comedor, biblioteca, áreas deportivas y demás. 

Ahora, Tecomatlán cuenta con un gran teatro que servirá también para la práctica de las artes de estos jóvenes estudiantes. Todo esto ha sido construido con la lucha y el trabajo colectivo del Movimiento Antorchista y de los mismos jóvenes que, en su paso, se han sumado a engrandecer sus escuelas y al propio municipio.

Por eso, los estudiantes que se gradúan este ciclo escolar deben entender que es gracias al fruto del trabajo conjunto de sus padres —que hacen el esfuerzo, a pesar de la precariedad económica, de mantenerlos en la vida académica—, de sus maestros —que muchas veces, sin salario, se esfuerzan por enseñarles lo mejor posible— y, en el caso de las escuelas antorchistas, de todo el antorchismo que lucha todos los días porque se mejoren las condiciones educativas en el país.

En estos tiempos, donde el sistema busca asfixiar la educación del pueblo trabajador del país, estudiar y graduarse es un acto verdaderamente revolucionario. Por eso deben ser profesionistas revolucionarios que no busquen el enriquecimiento personal, sino la construcción de una patria más justa y equitativa, donde todos podamos trabajar y vivir dignamente.

Para eso, deben encabezar al pueblo de México y, con sus conocimientos, mostrarles el camino correcto para transformar esta realidad tan lacerante. ¡Enhorabuena, jóvenes!

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