MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

A la guerra y sin insumos médicos

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Para nadie es desconocido que los trabajadores de la salud combaten al coronavirus con verdadero heroísmo y humanismo. La mayoría de la población aplaude su trabajo solidario para curar a los enfermos del covid-19. Sin embargo, en México, hemos visto titulares de medios de comunicación que informan que los médicos y enfermeras también reciben otro trato; en todo el país, según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, se han registrado 44 ataques contra el personal hospitalario. Los médicos y enfermeras tienen la responsabilidad de atender a todos los enfermos de coronavirus; arriesgan sus vidas por salvar la de otros. Sin embargo, no es una tarea fácil en un país como México ni en un estado como Hidalgo, donde el sistema de salud pública ha demostrado tener carencias hasta en lo más mínimo.

En Hidalgo, la pandemia ha provocado protestas del sector salud porque en sus unidades médicas no había mascarillas N-95, escaseaban los guantes y no había suficientes lentes para su protección, todo esto, material básico para dar una buena atención a los pacientes de covid-19 sin correr el riesgo de contagiarse. En Pachuca, trabajadores del IMSS se manifestaron por la falta de insumos médicos en el Hospital General de Zona Número 1, luego le siguieron médicos y enfermeras del Hospital General de Pachuca y de Tulancingo, la exigencia era la misma: demandar a la Secretaría de Salud Estatal los equipos y medicamentos necesarios para enfrentar la emergencia sanitaria. Están en la guerra sin armas para defenderse.

A las protestas de los médicos, se sumaron comerciantes, meseros y hasta mariachis, quienes, al no tener otra vía de ingresos económicos, acudieron a solicitar la ayuda del gobierno estatal; en el caso más alarmante, los comerciantes de Tulancingo que venían en representación de 600 trabajadores, dijeron tener miedo de morir de hambre, ¿y quién no, cuando se tiene un gobierno como el actual?

No cabe duda que tanto los médicos, como los trabajadores que se han quedado sin empleo, tienen a otro enemigo en común: los primeros, de contagiarse y poner en riesgo su vida, mientras que los segundos, morir no por el coronavirus, sino de hambre. ¿Habrá un poco de sensibilidad y humanismo del gobierno del estado para garantizar la salud de los doctores y para ayudar a los sectores más vulnerables?

No debemos olvidar que la mitad de los hidalguenses no tienen la alimentación garantizada; 431mil hidalguenses no tienen acceso a los servicios de salud y que más del 70 por ciento carece de seguridad social. Los pobres, durante años han carecido de los servicios básicos como agua potable, drenaje, luz eléctrica, pero difícilmente podrán sobrevivir sin un programa integral de alimentación que no solo beneficie a los simpatizantes del gobierno en turno, sino que vaya dirigido a las regiones como la Huasteca u Otomí-Tepehua, donde la alta marginación gana terreno.

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