Elegía a un compañero muerto en el frente
Has muerto, camarada,
en el ardiente amanecer del mundo.
Has muerto. Irremediablemente has muerto.
Parada está tu voz, tu sangre en tierra.
Has muerto, no lo olvido.
¿Qué tierra crecerá que no te alce?
¿Qué sangre correrá que no te nombre?
¿Qué voz madurará de nuestros labios
que no diga tu muerte, tu silencio,
el callado dolor de no tenerte?
Octavio Paz
Junio es un mes muy importante para nuestra organización, el Movimiento Antorchista Nacional, ya que realizamos un aniversario luctuoso más en honor a nuestros mártires, hermanos de batalla que dieron su vida a la lucha por una patria más justa para todos los mexicanos, y que por ello viven siempre en nuestros corazones; su ejemplo de entrega inspira la labor cotidiana de los que luchamos en Antorcha por hacer de esta patria mexicana un lugar donde todos tengan trabajo, un salario digno y una vida en que ya no se sufra y sea lo que soñamos los hijos de esta nación.
Antorcha es una organización social en la que yo milito, es una organización con ideales de altos valores: la formación de un México mejor. 50 décadas han pasado ya desde su fundación, donde ha permanecido a la cabeza nuestro dirigente nacional, el maestro Aquiles Córdova Morán, hombre que ha dedicado su vida a la educación política y a la organización de las masas trabajadoras.
Los que han muerto siendo antorchistas pertenecen a la estirpe de los indispensables, tienen que ser una lección permanente para nosotros y una fuente de decisión.
Durante estos 50 años de existencia, hemos sido testigos del nacimiento de compañeros, nuevos miembros de nuestra querida organización, situación que nos llena de alegría y orgullo, pues ellos representan la aurora de un nuevo amanecer en que la llama de Antorcha no se apague, sino que siga iluminando a México y a los mexicanos.
Pero también, con un hondo desconsuelo, hemos visto cómo la muerte le ha arrebatado la vida a muchos entrañables compañeros de lucha, algunos por enfermedades, otros muertos por las balas criminales de los enemigos del progreso que odian a Antorcha, porque saben lo que ella significa y lo que busca para el país, tal como lo comprendieron y dieron su vida en ello nuestros compañeros Conrado, Mercedes y Vladimir, su pequeño de siete años que apenas empezaba a vivir, tres vidas que hace dos años fueron truncadas por la violencia homicida de los enemigos del pueblo y de su organización en el estado de Guerrero.
Ellos y todos nuestros camaradas caídos se adelantaron en el camino, mas sus ideales no han muerto; siguen vivos y ardientes en nuestras conciencias y nos dan la fuerza para seguir luchando por un México más justo y equitativo.
Este próximo seis de junio, compañeros antorchistas, acudamos a Tecomatlán, Puebla, a honrar la memoria de todos nuestros mártires en estos 50 años de lucha transcurrida y a reafirmar nuestro compromiso en la lucha proletaria.
Termino con las palabras de nuestro querido maestro, nuestro dirigente nacional, el ingeniero Aquiles Córdova Morán:
“Porque no es fácil, porque no cualquiera puede agruparse con Antorcha y permanecer en ella durante muchos años trabajando. Por eso es importante traer a la mente, traer al corazón, traer al espíritu el recuerdo de quienes no desertaron a lo largo de la carrera. Todos los que han muerto siendo antorchistas pertenecen a la estirpe de los indispensables, tienen que ser una lección permanente para nosotros, y una fuente de decisión, de convicción de morir como ellos, sosteniendo en alto la bandera del antorchismo, sin perder la alegría de vivir y de luchar con el pueblo de México”.
¡Compañeros caídos, vivirán por siempre en nuestra conciencia!
¡Compañeros caídos, son para nosotros un ejemplo de lucha para alcanzar la victoria del pueblo trabajador!
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