Los habitantes viven en la calle, debajo de una lona o de un nylon, otros se albergaron en viviendas donde es dieron hospedaje temporal, pero otras familias permanecen en sus viviendas, resguardadas en el segundo piso o en la azotea por temor a que los delincuentes se lleven lo poco que queda de su patrimonio debido a que, durante las noches, las zonas inundadas se convierten en zonas de rapiña.




