MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Se agravan los problemas nacionales

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La semana pasada el país centró su atención en Tabasco. Desafortunadamente, no fue por noticias halagüeñas: los grandes rotativos informaron a la opinión pública acerca del asesinato de José Luis álvarez en el municipio de Emiliano Zapata, al recibir varios impactos de bala; el ecologista era encargado de la Unidad de Manejo Ambiental Saraguato, además, realizó denuncias relacionadas a la extracción ilegal de arena. El otro reprobable hecho se registró en el municipio de Huimanguillo, donde la periodista Norma Sarabia, reportera del diario Tabasco Hoy, perdió la vida tras ser baleada en la puerta de su domicilio. Ambos casos sembraron indignación entre la sociedad mexicana que pidió unánimemente castigo para los autores intelectuales y materiales de los homicidios. A nivel estatal los tabasqueños también levantaron la voz desde diferentes frentes para pedir que las víctimas no pasen a ser parte de las estadísticas sin recibir justicia. Y es que, según el Comité de Derechos Humanos de Tabasco, el primer trimestre de 2019 fue el más sangriento en la historia de la entidad, con la misma tendencia al alza en el segundo trimestre que está por concluir. Desde esta trinchera, me sumo al reclamo para que las autoridades correspondientes esclarezcan los viles hechos delictivos y brindo mi más sentido pésame a los deudos de las víctimas.

La inseguridad y la violencia son consecuencias de la injusta distribución de la riqueza producida en la sociedad por la inmensa mayoría de los mexicanos. Hombres y mujeres, desesperados por la situación de miseria en que viven, optan por engrosar las filas del crimen organizado o no organizado, para sobrevivir. Además, este problema se agrava porque como nación, no vivimos aislados, estamos insertos en un sistema económico mundial, en el que circulan a través de las fronteras mercancías de toda especie, entre ellas la fuerza de trabajo, según las necesidades de las potencias económicas y militares como Estados Unidos, que abren y cierran el flujo según su demanda de materias primas y trabajo asalariado (legal o ilegal); por tanto, cuando a un país periférico como México, con graves problemas nacionales como la pobreza, el desempleo, la inseguridad, el acceso a la alimentación, a servicios de salud, a la educación, a vivienda, el trabajo informal, analfabetismo, etcétera, se le obstaculiza el tránsito de mercancías, que a guisa de válvula de escape, desahoga la inconformidad social producida por el modelo económico neoliberal, la situación se acerca al estallido social. Esta situación, parece no inquietar a nuestro poderoso vecino del norte que, por una parte, promueve el liberalismo económico para los países proveedores de materias primas, mientras que, por otra, controla el flujo de mercancías a su territorio cuando afectan los intereses del capital norteamericano. Primero mis dientes y luego mis parientes, dice el refrán popular.

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A este polvorín, se suma el problema migratorio que ha colocado al gobierno de México entre la espada y la pared, bajo la mirada amenazante del imperio, que vigila meticulosamente el cumplimiento de las medidas migratorias acordadas entre México y Estados Unidos para evitar la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas, entre las que se encuentra el despliegue de 6 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera Sur y el asilo de migrantes en tanto reciben una respuesta a su petición de ingreso a EE. UU. Pese a que el gobierno de México no ha podido resolver los problemas nacionales que se agudizan día con día, ha hecho suya una tarea adicional bajo la amenaza arancelaria, situación que ha causado descontento entre los connacionales, que viven en situación de pobreza sin la posibilidad de encontrar un empleo bien remunerado. El actuar del Presidente de la República ha provocado problemas económicos que echan más gasolina al fuego, por ejemplo, el empeño en construir la refinería de Dos Bocas en Tabasco, a pesar de las opiniones de expertos que aseguran que es inviable, ha generado la pérdida de confianza de los inversionistas. La agencia calificadora Fitch Ratings bajó la nota de México de BBB+ a BBB, mientras que Moody´s movió la perspectiva de la calificación del país de estable a negativa, lo anterior, por la precaria situación de Petróleos Mexicanos, situación que alerta por una mayor probabilidad de incumplimiento en el pago de deuda, bajo crecimiento económico y disminución de la llegada de inversiones.

Los problemas internos y externos continúan agravándose. Mientras esto sucede, el pueblo de México tiene una tarea histórica impostergable que debe cumplir puntualmente y con seriedad, para evitar llegar a un escenario bélico de guerra intestina o con la intervención de países extranjeros, en el que, como siempre, el pueblo pondría la mayor parte de los muertos. Esa tarea imperiosa, es que el pueblo se organice, eduque y luche con sus hermanos de clase para tomar en sus manos las riendas de su propio destino y hacer lo que no hizo ningún partido político: tomar el poder político de la nación y cambiar el modelo económico por otro que reparta con justicia la riqueza social producida entre todos. Los que en su momento pudieron cambiar la suerte de los pobres de México, el Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional, no lo hicieron, y seguramente no lo harán, en caso de tomar nuevamente el poder. El partido político que actualmente ostenta todo el poder del Estado, el Movimiento de Regeneración Nacional, sigue los pasos de sus antecesores, decepcionando a millones de mexicanos que se preguntan ¿qué sigue ahora, ante el fracaso de Morena? Lo que sigue es el futuro y la llegada al poder político de la nación del pueblo organizado: llegó el momento del Movimiento Antorchista Nacional.

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