No debería sorprendernos encontrar en los medios, que algunas decisiones importantes se discutan en días o en fechas en que el pueblo está ocupado en otros asuntos, ejemplo de ello es durante una final de fútbol o como el caso de la discusión del aumento de transporte en Nuevo León, (y que se propone un aumento hasta de 2 pesos) que se discutió el próximo 1 de noviembre cuando la gran mayoría de los mexicanos están inmersos en la celebración del día de muertos.
Uno de los argumentos que casi siempre se usan para justificar los aumentos en diferentes productos, es la inflación, que en descripción de los transportistas este año ha aumentado en casi 3%, por eso es necesario aumentar el precio de los pasajes, para recuperarse, otro de los factores a los que ellos hacen referencia es el alto costo de los combustibles, que a pesar de las promesas de campaña no han bajado.
En el modelo económico prevaleciente en el contexto social donde vivimos, antes de prestar algún servicio, se piensa primero en la ganancia, no se realiza como una acción de buenos samaritanos, lo hacen por negocio. Para poder ganar, porque no son las únicas empresas que se dedican al mismo negocio, hay otras que compiten con ellas, es el caso de la materia prima o los insumos que se ocupan, en fin todos los cálculos para vender su producto.
El precio de una mercancía lo paga el cliente y en el transporte ¿Quién es el realmente el cliente? A simple vista sería el obrero, pero en realidad es para las empresas, ya que es un medio de producción, que permite al trabajador llegar a tiempo al área laboral, por tanto la empresa es quien debería pagar el costo, aunque se carga a espaldas del trabajador.
El gobierno que como siempre argumenta ayudar al trabajador, en los hechos apoya a las empresas, que con dinero público en la mayoría de los casos, construye y financia líneas férreas, avenidas, trenes, carreteras, metro, todo ello con la finalidad de agilizar el transporte de insumos, mercancías y trabajadores. La calidad de este servicio deja mucho que desear disminuyendo la productividad. Por ello, algunas empresas han creado su propia línea o contratando una especial para garantizar la puntualidad de sus trabajadores.
Cuando el trabajador llega tarde, debido a la mala calidad del transporte, el empresario humanitario, responsabiliza al empleado, aplicándole descuentos a su salario que van desde horas hasta días en el mejor de los casos, ya que también es cierto que se les suspende o se les asignan días laborales sin paga.
Ya hemos visto como hace sus cuentas el empresario, ahora veamos al hombre reflexionar, tiene una disyuntiva: necesita comer, vestirse, calzar, alimentar a su familia, etc., el trabajador es libre, no tiene un amo a quién acudir para que le dé de comer, no cuenta con una parcela para cultivar a medias con el dueño de la misma, tampoco puede ir a cazar porque no hay nada en esta selva de concreto y en el peor de los escenarios si sus padres no fueron lo suficiente previsores, para dejar algo en que trabajar, necesita buscar donde hacerlo, a esto habría que agregársele que el trabajar, debe de trasladarse a la fábrica que no está cerca de su domicilio y para ser más reales la ubicaremos en las afueras de la ciudad.
Las opciones que tiene para llegar al trabajo son: caminar, ir en bicicleta o en camión, pero todo tiene un costo que debe cubrir con su magro salario, analizando cifras oficiales podemos precisar que el obrero gasta en transporte un equivalente del 40 % de su salario, y el resto lo utiliza para la satisfacción de sus necesidades.
En fin, ante el aumento del transporte son pocas las opciones que le quedan al trabajador, o se le aumenta el salario o disminuye el costo de su vida, una de dos, o se sube el salario de acuerdo con la inflación, o se mejora la calidad del transporte y bajen los costos del mismo.
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