Sólo esto nos faltaba: en el periódico El Financiero (del 4 de noviembre) aparece una nota en la que el gobierno de Estados Unidos “condena la ‘violencia política’” en México, expresión que suena mucho a hipocresía.
El gobierno federal ha dado muestras de ineptitud, pero los gobernadores no sólo se han mostrado ineptos, sino que claramente desprecian a sus ciudadanos y en sus actos vemos que hasta buscan provocarlos.
Es mundialmente conocido que la violencia política, misma que origina la desestabilización política, es una socorrida arma usada por el imperio yanqui para meter al orden a gobiernos rebeldes. O sea, esta violencia en gran parte del mundo es provocada por los intereses económicos de la oligarquía yanqui, la cual no ha dudado en agredir gobiernos que pretenden manejar su política en forma independiente a los deseos del imperio.
En todos los casos, ellos, los gobernantes del imperio, son quienes ejercen “violencia política”. ¿O qué otra cosa es el brutal intento por derribar al gobierno de Venezuela? ¿O qué otra cosa es el intento por derribar al gobierno de Irán? ¿O qué otra cosa es el bloqueo ya histórico que ejerce sobre Cuba, tratando de derribar a su gobierno revolucionario? ¡Todo eso es violencia política! ¡Que no vengan a darnos lecciones ni “condenas” en nuestra política interna!
Ahora bien, los problemas que está viviendo el país son tantos y tan continuos que debemos sospechar si todo lo que está sucediendo es solamente fruto de la incapacidad de los gobernantes o de la voracidad de la clase empresarial, o de la “mala suerte”, o si hay “mano negra” de esos que “condenan la violencia política”.

Lo cierto es que el gobierno federal ha dado muestras de ineptitud; los gobernadores no sólo se han mostrado ineptos, sino que claramente desprecian a sus ciudadanos y en sus actos vemos que hasta buscan provocarlos.
Los policías de todos los niveles parecen más dedicados a cuidar la integridad de los delincuentes. Junto a esto, están los “accidentes”, las “explosiones”, los robos en carreteras, las masacres, los secuestros y los asesinatos de políticos, cuya cúspide, hasta ahora, es el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo. ¡Un caos!
Dicho caos es festejado por fuerzas reaccionarias, integradas por políticos, empresarios y periodistas que aprovechan cada hecho sangriento para justificar su deseo de entregar nuevamente el poder político a la derecha (nadie olvide que el PAN tuvo el poder del año 2000 al año 2012), ahora evolucionada a ultraderecha.

Es tan grande esa necesidad, que no dudan en apoyarse en el gobierno gringo. No olvidemos que Lily Téllez, la cara visible de estos entreguistas, ya declara a quien la quiera escuchar que con gusto aceptaría la entrada del ejército de Estados Unidos a nuestro territorio.
¿Habrá políticos, empresarios, militares, periodistas e incluso jefes del crimen organizado, incrustados en los tres niveles de gobierno, que responden a intereses del imperio, y por eso no sólo permiten, sino que propician el caos?
Parece una idea fuera de lugar, pero tantas desgracias me obligan a creer que sí (tal vez estoy contaminado por una “mentalidad conspiranoica”).

Si tuviéramos periodistas dedicados con todo profesionalismo a la investigación en su ámbito, podríamos conocer si existe alguna implicación de las agencias gringas (DEA, FBI, CIA) en todo este caos. No olvidemos que la CIA ha intervenido en México desde que esa agencia fue creada; para eso surgió, para espiar e intervenir en cualquier parte del mundo en que sus intereses pueden peligrar.
Por cierto, inmediatamente después de la muerte de Carlos Manzo, Omar García Harfuch dijo que aceptaba la “colaboración en temas de seguridad”, ofrecida por el gobierno gringo, con la premisa de “respeto a la soberanía”. Iremos viendo hacia dónde deriva esa “colaboración”.
¡Pero no está bien que la ciudadanía sólo mire, como quien ve una película! ¡Urge que nos organicemos, porque las cosas se están poniendo peor, y ya vemos que el gobierno morenista no es aliado nuestro!
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