Desde el 10 de abril, los antorchistas de Hidalgo se encuentran en plantón ante las oficinas del gobierno estatal. Pasan los días y las semanas y nadie se acerca a recoger sus reclamos, lejos de ello arrecian las intimidaciones y las calumnias en los medios de comunicación. Para todo hombre y mujer de bien es justo preguntarse las causas de esta situación, para conocer mejor el terreno en que los pobres luchamos por nuestras demandas.
Lo primero que se debe destacar es que el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, está pisoteando nuestra Ley de Leyes, la Constitución que obliga, en su Artículo 8°, a todos los gobernantes a recoger las peticiones y reclamos de sus gobernados y a darles una respuesta respetuosa y seria. Cuando Omar Fayad argumenta que no va a tratar con organizaciones, que cada uno de los hidalguenses debe presentarse por separado a plantear sus problemas, está trapeando con el Artículo 9° de la Constitución, pues este artículo garantiza la plena libertad que tenemos los mexicanos de organizarnos como convenga a nuestros intereses. Entonces, el gobernador de Hidalgo, cuando se hace que no ve y no oye el plantón, está faltando a sus obligaciones más elementales.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y Olga Sánchez Cordero, Secretaria de Gobernación Federal, también se pasan por el arco del triunfo la Constitución, porque ellos como autoridades federales deben vigilar que en todo el territorio nacional los presidentes municipales y gobernadores respeten la ley y hagan que todos sus subordinados también la respeten y la obedezcan; es decir, una vez que Omar Fayad no atiende el plantón el presidente y Olga Sánchez Cordero deben llamarlo, regañarlo y obligarlo a cumplir con los juramentos que hizo al tomar posesión del cargo. Por tanto, López Obrador también está incumpliendo con aquello que juró al tomar posesión como Presidente de la República.
Estando así las cosas, debemos preguntarnos por la razón profunda de su conducta. ¿Por qué ningunean y se burlan del pueblo trabajador? ¿Por qué no atienden sus justos reclamos? ¿Por qué actúan como enemigos declarados de la organización popular y se niegan a reconocer la legitimidad de Antorcha Campesina y su lucha? No hay que batallar mucho para encontrar la verdad. Tanto Omar Fayad como López Obrador pretenden impedir que el pueblo se organice y luche, procuran que los trabajadores se desesperen y abandonen el combate por sus demandas.
Con sus hechos ponen de manifiesto que no gobiernan a favor de las mayorías trabajadoras, puesto que no están dispuestos a ayudarnos a salir del atraso y de la miseria. ¿Entonces cuáles son los intereses que defienden sin decirlo? Defienden a los privilegiados, a los enemigos más rabiosos de la organización popular a la que temen como a la peste, porque saben muy bien que el pueblo unido no permitirá tantas injusticias.
Pues si los enemigos de la organización popular pretenden destruir a Antorcha Campesina, lo que nosotros hacemos cada vez con mayor energía y decisión es defenderla y hacerla crecer y multiplicarse; por eso formaremos nuestro propio partido político y conquistaremos el poder político. Esa es la tarea del momento. Adelante antorchistas.
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