Los proletarios no tienen nada que perder excepto sus cadenas
Carlos Marx
Carlos Marx dilucidó de manera científica el funcionamiento de las sociedades capitalistas mediante un enfoque histórico y económico. Sus estudios y obras han sido una luz que da claridad sobre el tremendo desequilibrio social que existe en los países capitalistas y neoliberales.
Hoy, millones de personas desconocen cuál es su realidad económica y social; ignoran, consecuencia del propio sistema, qué lugar ocupan en la escala social, y este desconocimiento los orienta a defender causas que no corresponden a sus necesidades, lo que se traduce en estancamiento social, aumento de la inequidad y la perpetuidad de un sistema obsoleto que beneficia únicamente a las élites que detentan el poder.
A través del concepto de conciencia de clase, Carlos Marx nos da la clave para entender esta problemática. De acuerdo con el filósofo alemán y padre del marxismo, la historia de la humanidad se rige por una constante: la lucha de clases.
Hoy, millones de personas desconocen cuál es su realidad económica y social; ignoran, consecuencia del propio sistema, qué lugar ocupan en la escala social lo que los lleva a defender causas que no corresponden a sus necesidades.
El antagonismo de las clases da como resultado una relación de dominación. Todo el andamiaje del sistema establecido por la clase dominante beneficia directamente a los suyos.
Así, desde las leyes hasta las instituciones educativas, militares, policiales e informativas, todas están diseñadas para la protección y resguardo de los intereses de quienes tienen el poder, de quienes se benefician y concentran la riqueza social. Hoy, a casi dieciséis décadas de los estudios de Marx, sus palabras hacen eco de nuestra realidad.
La Oxfam, institución reconocida a nivel mundial por recabar datos de pobreza, asegura que en el mundo hay más de 5 mil millones de personas en condición de pobreza.
Tan solo basta mencionar que el 1 % más rico de la población mundial posee más riqueza que el 95 % de todos los habitantes del planeta. Amitabh Behar, directivo de OXFAM, declaró en 2024 que “(…) esta desigualdad no es accidental, los más ricos se aseguran de que las corporaciones generen más riqueza a costa de todos los demás”.
En México no hay diferencia alguna con lo que sucede a nivel mundial: hay más de 100 millones de personas en pobreza, de acuerdo con datos del Coneval. Y aunque la estratificación social que proponen instituciones como el Inegi refiere que el 56 % de los mexicanos pertenece a la clase baja, el 42.2 % a la clase media y solo el 1.2 % a la clase alta, la realidad es que estos números no reflejan con certeza la verdadera división de clases sociales que hay en el país.
Sin embargo, a pesar de esta realidad tan brutal, donde más de 50 millones de mexicanos no tienen acceso a servicios de salud y cuentan con ingresos por debajo de lo necesario para mantener a sus familias, datos publicados por la revista Forbes revelan que seis de cada diez mexicanos se consideran como clase media; es decir, no se conciben como pobres.
Esta situación es una clara evidencia de la falta de conciencia de clase que existe en el país. Otros estudios que refuerzan esta severa confusión de la sociedad mexicana, publicados por la Universidad de Harvard, detallan que el 79 % de los mexicanos cree pertenecer a la clase media, incluyendo, señala, al 47 % de los mexicanos que viven en pobreza.
Esta percepción errónea de pertenecer a otra clase social se contrapone brutalmente a la realidad mexicana. La propia Universidad de Harvard revela que en México el 24 % de las personas con título universitario tiene un ingreso por debajo de la línea de pobreza, la cual es considerada por organismos internacionales como un ingreso diario de 5.3 dólares por día.
Basta mencionar que, de acuerdo con el Inegi, para que una persona pueda considerarse como clase media baja debe tener ingresos de 20 mil pesos mensuales.
Así, estamos ante un escenario donde la falta de conciencia de clase ha frenado históricamente los cambios necesarios para mejorar las condiciones de vida de los que menos tienen. Es urgente la tarea de educar al pueblo mexicano para que comprenda el origen social, económico y político de los problemas.
Rompamos con la enajenación que contamina las mentes de nuestros jóvenes y guiemos a los mexicanos por un camino solidario, con conocimiento de causa, que empuje los cambios determinantes que los pobres de México necesitan.
Hagamos conciencia de clase, defendamos las causas que corresponden a nuestra realidad objetiva: progreso, bienestar y desarrollo para los pobres de México.
Es importantísimo entender de qué lado estamos; el no aceptar que somos pobres o que somos víctimas de algún tipo de pobreza nos convierte en seres incapacitados para luchar decididamente por una patria más justa y equitativa.
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