Ante la crítica reciente que buena parte de la prensa viene haciendo al gobierno de la República, sobre todo por los errores constantes en sus acciones y por lo sucedido en Culiacán, el presidente López Obrador ha respondido con referencias al presidente Madero, cuando reprochaba a los medios de comunicación de entonces por morder la mano de quien les dio libertad de prensa, y en clara comparación con la situación actual de los mismos, de acuerdo con su opinión.
Y como las críticas no amainan sino arrecian porque los enredos en la comunicación oficial, incluida la de las mañaneras, no les ha dado resultado respecto al operativo en Culiacán, puesto que han surgido más preguntas que las respuestas ofrecidas, entonces el Presidente ha sacado de su chistera un supuesto golpe de estado contra su gobierno, del cual ha comentado en su cuenta de twitter; aunque no señala quienes ni cómo lo estarían tramando, pero le sirve para señalar que él está seguro que el pueblo no lo va a permitir y que son otros tiempos, muy diferentes de aquellos dictadores de otras épocas, que lo hicieron efectivo en sus respectivos países.
De lo que se trata realmente es de fabricar una cortina de humo de parte del gobierno morenista para evitar la andanada de críticas por los fracasos de sus erradas políticas, de la crisis de inseguridad en la que vive el país, del casi nulo crecimiento de la economía, etc. Y es que no se dan elementos fehacientes ni existen señales de que así pudiera suceder, ni siquiera por la crítica abierta de un general y portavoz del mando militar, mismo que en días pasados hizo alusión a las acciones del gobierno y de la insatisfacción por parte de los militares, en clara alusión a lo sucedido en Sinaloa. No obstante, el presidente ha mantenido una cercanía con el mando militar por la vía de otorgarles la construcción del aeropuerto de Santa Lucía y de ofrecerles mandos dentro de la recién creada guardia nacional. Por tanto, no se ve en lo inmediato que por aquí pueda venir una asonada.
Por otro lado, es evidente que buena parte de los empresarios, incluyendo los más influyentes, como Carlos Slim, se han alineado con la 4T: les prometió que no les subiría los impuestos y lo está cumpliendo al pie de la letra a pesar de las grandes carencias que tiene el país, de la pobreza que aqueja a decenas de millones de mexicanos y de que México es de los países que menos recaba impuestos (apenas un 17% del PIB), dentro de los países que conforman la OCDE (el promedio es de 34%); además, les ha ofrecido la realización de obra pública, de compra de bienes y servicios por adjudicación directa, como lo ha reportado la prensa. Y si aún así queda duda, amable lector, revisar el presupuesto enviado por Hacienda para el 2020, mismo que ya está para su discusión en la Cámara de Diputados, donde no se estipula aumento de impuestos al sector empresarial. O sea que está bien con los empresarios, recordemos el Consejo de asesores que formó con ellos al principio de su administración, para servir de enlace con la presidencia.
De los partidos que hoy conforman la oposición al gobierno, el mismo AMLO se ha encargado de decir que están moralmente derrotados, así que no se puede decir que por esta vía surja el supuesto golpe. Los mismos dirigentes de los partidos se han encargado de desmentirlo y lo han conminado a dejar de inventar cosas y mejor que atienda los graves problemas que tiene el país.
Finalmente, el presidente no deja de señalar que su mejor defensa es el pueblo bueno y que éste no permitiría semejante acto, y en eso tiene mucho de razón, pues, aunque las últimas encuestas han venido ajustando sus datos a la baja, lo cierto es que todavía poco más del 60% de los encuestados le da su respaldo. Y es obvio que de este sector de la población que lo respalda no hará nada en su contra. Otra cosa es que la gente se siga desencantado porque no está cumpliendo lo que prometió en campaña, pero no irá más lejos que un castigo electoral.
Así que, lo dicho por el presidente López Obrador respecto a un posible golpe en su contra no tiene sustento, más bien lo ha publicado con el fin de distraer la atención de los mexicanos de los verdaderos problemas que tiene el país, de la inseguridad y la falta de empleos, del bajo crecimiento de la economía y de que otra vez, por segundo año consecutivo, se quiere dejar fuera del presupuesto de la federación a miles de comunidades y colonias marginadas, a lo largo y ancho del territorio nacional, que piden a gritos obras y servicios. Y en esa misma línea encaja la protesta reciente que un grupo numeroso de presidentes municipales de varios estados del país realizaron en Palacio Nacional para exigir presupuesto para obras, y sin decir agua va fueron recibidos con gases lacrimógenos.
Son los tiempos de la 4T que no admite oposiciones sino aplausos y servidumbre, como se le pide a la prensa. Pero el pueblo consciente responderá más temprano que tarde y exigirá lo que es suyo.
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