Sólo le bastaron 100 días y pico a nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, luego de tomar el cargo como titular del poder ejecutivo, para mostrar que sus acciones, decisiones y actitudes con respecto a la situación económica del país, son equivocadas, provocado descontento social.
Claro está que sus expectativas, promesas de campaña e ilusiones planteadas desde el inicio, no serán alcanzadas y lo podemos constatar en la baja recaudación fiscal que existe en el país, pues a pesar de que se esperaba un alza, hasta el día de hoy continúa a la baja (hay posibilidad de que este año se obtengan menores ingresos).
Existen altas probabilidades de incurrir en un déficit fiscal; esto quiere decir que los ingresos recaudados por impuestos y otras vías no alcanzarán a cubrir aquellas obligaciones de pago que han sido comprometidas en el presupuesto como el aumento de presupuesto para apoyos sociales de madres solteras, adultos de la tercera edad, becas a estudiantes entre otros.
Y es que en diciembre del año pasado la Secretaría de Hacienda y Crédito Público anunciaba que tenía planeado recaudar, en este 2019, un 11% más con respecto al 2018, la meta era obtener 3.2 billones de pesos sólo por impuestos, pero desde el inicio del 2019 existían dudas de cómo se obtendría dicha recaudación de recurso.
Sumado a lo anterior, los legisladores proyectaron que se obtendrían 23 millones de pesos a partir de la estrategia implementada por el Servicio de Administración Tributaria, la cual pretendía encontrar empresas fantasmas y facturas falsas, es decir, se le apostó a mejorar la recaudación mejorando la administración tributaria, cosa que hasta ahora no parece haber dado buenos resultados, además está el factor de que no se aumentaron ni se crearon nuevos impuestos.
Ahora bien, para impedir que haya un déficit en la recaudación fiscal, el Estado debe recurrir a una serie de acciones en donde se deben tener en cuenta las consecuencias, pues la decisión que se tome siempre va a repercutir en aspectos sociales y políticos del país y una de las herramientas que se utiliza para evitar el déficit es disminuir sueldos o eliminar gastos innecesarios.
Con respecto a esto, el gobierno federal ha optado por eliminar aquellos gastos "innecesarios", haciendo más recortes en el presupuesto de todas las secretarías federales. En lo que va de este gobierno, ya cinco dependencias se han enfrentado a esta "austeridad" presupuestal; 125 programas sociales han desaparecido o cuentan con un bajo presupuesto con respecto al 2018 y la mayoría tiene que ver con los apoyos sociales y de bienestar como el apoyo a las guarderías, al sector ganadero, a la salud, a la atención a personas con discapacidad.
Existe aquí ya una contradicción a lo que AMLO predica sobre el aumento de apoyos sociales, pues en el artículo 21 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria nos indica que los ajustes presupuestarios se deben hacer en áreas que no estén vinculadas directamente a la atención a la población y "en caso de que los ajustes no sean factibles o suficientes para compensar la disminución de ingresos, se pueden realizar ajustes en otros conceptos de gastos siempre y cuando se procure no afectar a los programas sociales".
Ahora el actual jefe de oficina de la presidencia Alfonso Romo Garza, empresario que ha dedicado toda su vida a los negocios y que desde el 2011 cuando conoció a nuestro actual presidente, se ha dedicado a "apoyarlo" y dice que no es culpa del gobierno que el aumento del 4% anual en la economía no se esté dando, puesto que quienes tienen la responsabilidad de traer proyectos al país son los empresarios de American Chamber México y no suya; "si no hay proyectos no es mi culpa" dice.
Esta irresponsabilidad por parte de nuestras autoridades, nos permite ver que en el país las cosas no han cambiado como se esperaba, podemos vislumbrar que el modelo neoliberal sigue fungiendo en México y seguimos siendo un país dependiente, principalmente de Estados Unidos, se sigue a la espera de sus órdenes.
Esto no es nuevo, estamos dentro de un sistema capitalista donde existe una serie de factores claros que son la causa central de la crisis financiera; la inadecuda recaudación de impuestos, una inequitativa distribución de los ingresos que se generan, un constante cambio en los sistemas tributarios, hay evasiones fiscales, la inversión a obras públicas es limitada, los empleos generados no son suficientes y los trabajadores obtienen ingresos bajos. Como consecuencia de todo lo anterior el problema se va agravando tanto que el crecimiento del sector informal es cada vez mayor.
Antorcha, a lo largo de estos 45 años, ha sido la única organización que trabaja a favor de los mexicanos, por esta razón el Movimiento Antorchista pretende conquistar el poder político del país por la vía democrática y se ha propuesto cambiar el modelo económico del país a uno con carácter progresista. Antorcha busca implementar un modelo económico con carácter social donde existan mayores fuentes de empleo y con ello el incremento del salario, que exista una reorientación del gasto social y una política fiscal progresiva, que paguen más los que ganan más y de esta manera acabar con la pobreza.
Al pueblo mexicano no le tiene que caber la menor duda de proyecto, debe confiar en que Antorcha es una alternativa de gobierno porque sabemos que el problema de raíz no es la corrupción, sino que es más profundo, pero para lograr todo lo ya mencionado necesitamos de una fuerza social que esté dispuesta a cambiar el actual modelo económico del país. Actualmente, en este sistema, los trabajadores son quienes llevan las de perder, son quienes padecen las consecuencias más graves y por lo mismo son quienes deben cambiar sus condiciones de vida, deben dar un salto de calidad, organizarse y luchar por lo que le corresponde, y dejar de creer en promesas que sólo endulzan los oídos.
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