Recientemente vi un interesante video en las redes sociales. Se trata de un episodio del programa Diametral, transmitido por Tv UNAM, en el que un periodista entrevista a Julio Boltvinik acerca de lo que el nuevo gobierno hará ante el problema de la pobreza. El doctor Boltvinik, debo decirlo, es uno de los investigadores que más se han dedicado a estudiar la pobreza en nuestro país —de dónde nace, cómo evoluciona y cómo puede combatirse— y posee las credenciales académicas más elevadas entre los economistas. Por considerar que sus palabras no tienen desperdicio para el tema que me importa abordar, a continuación transcribo un fragmento de la entrevista mencionada.
Periodista- ¿Qué puede hacer el gobierno que va a llegar para reducir la pobreza? Boltvinik- Primero [...] recuperar el poder adquisitivo de los salarios. Segundo [...] promover el crecimiento económico. Para todo esto tiene que haber una redistribución masiva de la riqueza. [...] Sin redistribución de los verdaderamente ricos (no los empleados del Banco de México o los jueces, o los funcionarios públicos, porque esos no están en la lista de Forbes, están mucho más abajo) cobrarles impuestos como se les cobra en otros países [...] Las tasas progresivas se han impulsado en el mundo mucho tiempo y no tienen por qué asustar a nadie [...] Eso no ha querido hacerlo Andrés Manuel. Le tiene terror a los impuestos [...] Si no hay reforma fiscal, no va a haber recursos para el crecimiento [...] Periodista- ¿Entonces te parece un error cortar los sueldos? Boltvinik- Sí, porque es en lugar de cobrar impuestos. él dijo, "le quito a la burocracia de alto nivel y le doy a los pobres"; no: quítale a los verdaderamente ricos y dales a los pobres [...] Progresividad de los impuestos para que el rico financie los programas sociales que benefician a los pobres y no tengamos que andar "pichiqueteando". Les van a dar pensión a todos los adultos mayores del país, lo que está muy bien, pero les van a dar medio salario mínimo al mes. Eso no alcanza para nada. [...] Se están dando limosnas. Lo mismo va a pasar con las becas, con el programa de jóvenes aprendices. Son cantidades tan bajas que no modifican estructuralmente la situación de la pobreza. Es lo que ha hecho Prospera: atender un montón de gente, pero darles cantidades muy bajas. No se reduce la pobreza así. Hasta aquí la entrevista.
En resumen, el doctor Boltvinik afirma que para combatir la pobreza necesariamente se tiene que hacer una reforma fiscal: que paguen más impuestos los que ganan más, y que paguen menos los que ganan menos. Sólo así pueden obtenerse recursos para que existan programas sociales poderosos, con suficiente dinero para cumplir sus objetivos. De no hacerse así, los programas continuarán repartiendo limosnas, como lo ha hecho el gobierno desde hace años con Progresa, Oportunidades y Prospera, con los resultados que ya conocemos.
Repartiendo micro apoyos a estudiantes, ninis, adultos mayores, discapacitados, etcétera, no va a reducirse la pobreza, sin embargo, estos programas sociales algo pueden ayudar al bolsillo de la gente más necesitada. Para que los programas verdaderamente sirvan, se necesita que el gobierno les destine más recursos, y por lo tanto, si no se le quiere quitar a otras áreas, que obtenga más dinero. El gobierno de México sólo puede aumentar sus recursos por tres vías: vendiendo más petróleo, endeudándose más o cobrando más impuestos. El precio del petróleo desde hace cinco años no repunta y el país está muy endeudado; lo que se debe hacer es tomar la tercera opción, cobrar más impuestos. Esto no significa que deban subirse los impuestos a todos, parejo, como se dice, sino que se haga una reforma fiscal justa: que sólo se eleven los impuestos a los ricos, mientras que los impuestos de los pobres se queden igual o, si se puede, que bajen.
Puede parecer injusto que a unos se les suban impuestos y a otros no, pero no es así. En primer lugar porque México es uno de los países que menos ingresos obtiene por impuestos en América Latina. Según un informe elaborado por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) en 2018, del total de sus ingresos tributarios, México sólo recauda el 17.4 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto), en comparación con Brasil, que recauda el 32.2 por ciento. En segundo lugar, la mayoría de los impuestos que se pagan en México provienen de los sectores más pobres. Baste como ejemplo el Impuesto Sobre la Renta (isr). En México, según datos de la la CEPAL y Oxfam, del total del ISR recaudado, sólo el 10 por ciento viene de los ricos; en otros países, como Italia, llega hasta el 25 por ciento. El porcentaje restante del ISR lo pagan los pobres. Esto no debiera ser así, pues en realidad los ricos son los dueños del país. En el informe sobre desigualdad presentado por el banco Credit Suisse el año pasado, se dice que el 10 por ciento de los mexicanos más ricos es dueños del 70 por ciento de la riqueza nacional, mientras que el 50 por ciento más pobre de los mexicanos apenas posee el 0.7 por ciento. En otras palabras, quienes no tienen casi nada son los que pagan la mayoría de los impuestos, mientras los que tienen casi todo pagan una pequeña minoría. Esta situación debe cambiar.
Si se corrige esa injusticia en el cobro de impuestos, habrá más recursos para los programas sociales y dejarán de entregarse limosnas. De cualquier manera, no es con programas sociales como se reducirá la pobreza en México. Para combatir a este flagelo social, Antorcha ha planteado cuatro ejes: empleo para todos, salarios dignos para los trabajadores, que paguen más impuestos los que tienen más, y que el gobierno invierta más dinero en los pobres que en los ricos. Sólo llevando a cabo estos cuatro ejes, se podrá reducir efectivamente la pobreza, "modificar estructuralmente la situación", como dice Boltvinik. Es necesario, pues, que Andrés Manuel realice una reforma fiscal para que los ricos paguen más impuestos y ese dinero se use para mejorar la vida de los pobres. Mientras no se haga así, seguirán viniendo más Progresa, Oportunidades, Prospera, Jóvenes Construyendo el Futuro, y la pobreza seguirá creciendo. Para terminar, quisiera plantear una pregunta. Todo esto, y más, lo sabe el presidente y sus economistas: ¿por qué no cambian realmente las cosas?
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