MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La ingobernabilidad y sus efectos sociales

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En lo que va de este año, en el estado se han dado una serie de sucesos que revelan que nos encontramos en un serio problema de ingobernabilidad, pues en diversos municipios se han presentado casos donde los ciudadanos, el pueblo gobernado, se levanta y exige a sus autoridades hagan su trabajo; lamentablemente este tipo de acciones de protesta, aunque están justificadas, se han destacado por su alto contenido de violencia, al grado de destruir no solo la imagen pública de los municipios, sino también la integridad de la gente y hasta la relación de cooperación social que existía ente ellos, marcando aún más las diferencias que los dividían.

Esto lo menciono por las diversas protestas que ciudadanos del estado han realizado en petición de que sus autoridades sean destituidas y se garantice un cambio en la forma de dirigir a los pueblos, y aunque se comprende que es un derecho legítimo de los ciudadanos pedir la destitución de un servidor público que no cumple con su tarea, también es cierto que dichas peticiones han dado como resultado estallidos de violencia. Estas manifestaciones de molestia y enojo del pueblo muestran que la incapacidad de garantizar seguridad, trabajo y bienestar por parte de las autoridades y pueden ahondarse ante la falta de sensibilidad de las autoridades locales y la proximidad de las elecciones federales y locales que se realizarán el próximo 1 de julio, sino es así creo que deben tomar en cuenta los hechos ocurridos en los municipios de Ixtenco, Papalotla, Tepetitla de Lardizabal, Tzompantepec y recientemente en Nativitas, donde la falta de atención y solución a las necesidades de la población ha estallado en un descontento generalizado provocando graves daños físicos, materiales y morales al pueblo en general, sin que ninguna autoridad pueda hacer nada al respecto.

¿Qué pasaría si ante la manifiesta ingobernabilidad, la falta de coordinación y preparación de los gobernantes, la gente replicara estas acciones? Muy probablemente el pueblo buscaría la forma y los medios de hacerse justicia por su propia mano, y eso nos terminaría llevando a una anarquía total. Pero como los políticos que gobiernan viven en otro mundo, en el de las campañas políticas y no vivir fuera del presupuesto, la ingobernabilidad otra vez se manifiesta.

Para que nos podamos dar una idea, la incapacidad que tiene los gobiernos actuales para resolver los problemas básicos y las necesidades de la gente va generando hartazgo que tarde o temprano se manifiesta en protesta pública, misma que además está constitucionalmente respaldada, sin embargo, esa protesta cuando no se encamina de forma correcta termina convirtiéndose en violencia, generando desestabilidad social en todos los estratos. Por ello se vuelve indispensable que, al pueblo, en esta condición, sea orientado correctamente, se le expliquen las verdaderas causas y motivos de la situación en la que vive y no sólo sea provocado por mezquindades, intereses particulares o causas de otro tipo que solo lo terminan de dividir más.

En la sociedad lo ideal sería que las personas puedan gozar de condiciones de orden y estabilidad, mismos que hagan posible un estilo de vida más armónico y solidario, pero el fenómeno de la ingobernabilidad crea un ambiente tenso, de conflicto y de lucha frontal entre la gente que, de no encontrar un punto de equilibrio, se vuelve en un pleito por generaciones que pierde la razón general y consiente de la lucha; esto a final de cuentas crea condiciones en las que los pueblos en lugar de trabajar de forma coordinada por hacer progresar sus pueblos y comunidades, terminan conformándose con la situación y hacen todo lo posible porque el resto de la sociedad no avance como se proyecta.

Por lo mismo el papel de la política se vuelve fundamental, no por la filiación a personajes y colores, sino porque la política es una forma de organización social en la que se deben considerar los intereses y bienestar de todos los ciudadanos, sin llegar a los extremos. En este sentido cuando los ciudadanos son seres políticos buscan la forma y los mecanismos de cooperación y convivencia sana, a modo de que todos sean beneficiados, solo que en la realidad sucede lo contrario, y es por eso que a los pueblos les cuesta mucho trabajo ponerse de acuerdo para marcar y establecer metas de desarrollo social, en lugar de eso la política del país renuncia a las costumbres de negociación dialogada y se transforma en un escenario de lucha por el poder sin importar las consecuencias de esta en la vida de los ciudadanos, tal y como se ha dado en el estado. Este escenario da entrada al surgimiento del culto por un líder, en el que se depositan las esperanzas de solucionar la situación de perturbación social extrema y entra en conflicto violento con otros líderes y opositores, donde la fuerza es la única vía de solución, además, existe una batalla de propaganda que admite todo tipo de engaños y mentiras justificada siempre por la intensidad de la lucha por el poder. Bajo esta circunstancia, las personas pierden información y se vuelven víctimas de embustes y mentiras sin que fuente alguna pueda considerarse digna de crédito. Y esto está pasando en todas partes.

Por estas circunstancias se vuelve muy indispensable tener que educar al pueblo políticamente, enseñarle a diferenciar entre los actos inconscientes e impulsivos, para que se den cuenta de que este tipo de acciones no es la solución a todos sus problemas, no mientras el pueblo no este organizado y se decida a trabajar de forma conjunta; una vez que se logra eso es posible hacer que el pueblo no luche sólo por la destitución de algún funcionario público, sino que exija un cambio de modelo económico, que es la verdadera raíz de todos los males. Pero, ¿Quién se encargará de llevar a cabo esta tarea? Hasta el momento, y durante 44 años sólo lo ha hecho el Movimiento Antorchista Nacional, y aunque hay gente que no simpatiza aún con el trabajo y la tarea tan titánica que se ha propuesto la organización, los resultados de su actividad educadora son visibles en muchos aspectos: cultura, deporte, educación, desarrollo social, salud, vivienda, empleo, etc., y por si esto no fuera suficiente, el antorchismo lo seguirá haciendo en todo lo largo y ancho del país. Y no lo digo sólo por elogio, sino porque ha demostrado ser capaz de transformar la vida de miles de mexicanos, si seguimos este camino, entonces las circunstancias pueden cambiar. El pueblo debe entender que debe cambiar a la clase política en el poder, y ser consciente de que la toma del poder sólo es el medio para resolver sus problemas, no es el fin. Y para lograr eso, no se conseguirá con movimientos violentos y esporádicos, el único camino es la organización.

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