Esta semana parece haber hecho crisis otro de los frentes de inconformidad que en tan poco tiempo se ha granjeado el nuevo gobierno federal. Tras la polémica decisión del presidente de la república de disminuir el subsidio al Programa de Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras (pei), el personal que operaba estos centros, acompañado de madres y padres de familia, y hasta de pequeños niños que eran beneficiados, salieron a manifestarse en las plazas de las capitales y ciudades importantes de varios estados de la República; exigiendo que no se aplique el recorte, pues de ser así, se corre el riesgo de su desaparición. En nuestro estado fuimos testigos de manifestaciones en Xalapa, Poza Rica, Boca del Rio y el Puerto.
El pei surgió hace poco más de una década, operada por la extinta Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), su objetivo principal fue brindar un espacio para el cuidado de sus hijos a las madres y padres sin acceso a seguridad social, en su mayoría dedicados al empleo informal. Las estancias infantiles son administradas por particulares, ciertamente. Sin embargo, se trata de personas vecinas de las colonias y pueblos de donde son los padres trabajadores, el programa concibió, pues, como segundo objetivo, brindar fuentes de ingreso a quienes decidieran establecer una guardería y a sus colaboradores.
Actualmente existen en el país, 9 mil 126 guarderías, que apoyan a 310 mil padres y atienden a 327 mil niños de 0 a 11 años. En Veracruz, existen 613 Estancias Infantiles distribuidas en 140 municipios, dan trabajo a cerca de 5 mil personas y atienden a más de 24 mil niños. El subsidio que se les entregaba era por 950 pesos mensuales por cada infante bajo su cuidado. Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) el 60 por ciento de estos establecimientos se encuentra en municipios donde el grado de pobreza es superior al 50 por ciento de la población. Vistas así las cosas, parece que se trataba de uno de los pocos programas gubernamentales, que de alguna manera apoyaba realmente a las clases trabajadoras y empobrecidas.
La reducción del subsidio a las estancias, a decir, del titular del ejecutivo es otra medida en su multicitada pero poco eficaz "cruzada anticorrupción", el argumento central, es que de aquí también se "daban moches". Existían, según se dice, Estancias fantasmas (cobraban el subsidio sin atender niños), otras que fueron otorgadas a familiares de políticos y que hasta había "redes" de guarderías falsas gestionadas por prestanombres.
Veamos con cuidado los datos duros, el Licenciado López Obrador declaró que 319 estancias en el país "no acreditaron el cumplimiento de las obligaciones de afiliación" y que el 7 por ciento de las mismas no contaba con "documentación" que formalizara la entrega del subsidio. Manuel Huerta, "superdelegado" federal en Veracruz, dijo que en nuestra entidad "10 estancias (de 613, recuérdese), eran fantasmas".
¿Cerraran 9 mil estancias, sólo porque una ínfima parte presentó irregularidades? Por desgracia parece que sí. En principio, se comete un gravísimo error al estigmatizar y satanizar a todas las guarderías sólo porque en algunas se hallaron incongruencias. Se ha dicho también que algunas no contaban con las medidas de seguridad necesarias, que el personal que las administraba no estaba capacitado, y que la rendición de cuentas era deficiente. No es necesario mucho esfuerzo mental para concluir que eso es perfectamente subsanable, corrigiendo lo que se hacía mal, capacitando a los que lo necesiten y creando los mecanismos eficaces de revisión financiera.
Cerrar todas a capricho, hiere terriblemente a las clases trabajadoras, pero funciona como "chivo expiatorio" del actual gobierno en su supuesta batalla anticorrupción. Aun cuando fueran ciertos los casos de asignación a "compadres políticos", las estancias sin niños a su cuidado y las "redes" de guarderías inexistentes que, como se señaló anteriormente, pudiera probarse sólo en poquísimos casos, es un verdadero insulto a la inteligencia del pueblo mexicano, presentar el fenómeno como prueba de que ahora si se está combatiendo este problema en serio. No se debe ser tan canalla.
La solución que se ha dado a la crisis es la de, adivínese, dar el dinero a los padres. Crear otro programa de transferencia monetaria de esos que llevan operando en el país 20 años, sin que hayan mejorado de fondo la vida de los mexicanos pobres. El argumento, otra vez, la eliminación del imaginario "intermediarismo" y del clientelismo electoral. ¡Puros cuentos! Estos programas siempre los ha manejado el gobierno, sus empleados repartían el dinero a la gente en los pueblos, ahora sí que habrá un intermediario, su nombre es Banco Azteca y también se generará clientela política a favor del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y el presidente, no nos engañemos.
Ante la falta de apoyo, muchas Estancias Infantiles están en riesgo de desaparecer, lo que generaría una pérdida de empleos inmensa y un daño severo a muchas familias humildes, no queda otro camino para ellos que seguir luchando en las calles, hasta que su exigencia se haga escuchar, los hombres buenos de México, apoyan esta lucha.
Mientras esto ocurre con las guarderías, no se sabe de ni un sólo gran operador del huachicol, por ejemplo, que haya sido detenido o cuando menos se esté investigando, recuérdese que el presidente habló de que el 80 por ciento del robo de combustible se orquestaba dentro de Petróleos de México (Pemex), ¿dónde están los responsables? Nadie sabe, nadie supo. Recuérdese también, que cuando se cuestionó al dignatario sobre si actuaría en el caso de la "Estafa Maestra", una millonaria operación de lavado de dinero que involucra a su otrora gran amiga y colaboradora, Rosario Robles, el presidente contestó que no buscaría "chivos expiatorios" de la pasada administración. Finalmente, como cereza en el pastel, hace unos días, cuando se le cuestionó si se actuaría sobre las empresas involucradas en actos de corrupción en el pasado, lacónicamente respondió que "prefería arreglar las cosas a la buena, porque los abogados de algunas empresas están muy preparados para hacer juego sucio en los tribunales".
Y entonces se golpea la necesidad de los humildes, se persigue la "corrupción", sólo cuando los supuestos implicados son débiles y no cuentan con
"brillantes abogados" o un enorme poder económico para defenderse. Cuando de los "de arriba" se trata, no se les toca ni con el pétalo de una rosa. ¿Realmente a quién defiende el actual gobierno? La respuesta es obvia. Aún cuando se presente como de "izquierda" y use como lema "primero los pobres", en realidad es un lobo disfrazado de cordero. Al pueblo pobre y trabajador, que siempre es quien paga los platos rotos, sólo le queda como alternativa: organizarse y luchar por un país donde a ellos les vaya mejor, aún en menoscabo de los intereses de los poderosos. Esa es la invitación.
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