MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La austeridad de AMLO le pega a la seguridad de la población

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Igual que todos los fenómenos de la realidad, la inseguridad en la Ciudad de México tiene su historia. Con Mancera se repetía que "no existían en esta gran metrópoli cárteles de la delincuencia", y sin embargo, los había. En el régimen de AMLO se dispara a la alza la inseguridad en la capital del país, espejo, ni más ni menos, de lo situación nacional. La inseguridad nos mantiene a todos con los nervios de punta. Todo mundo sabe y reconoce que darle tranquilidad a la vida y propiedad de todos los que vivimos en la república es tarea de titanes. Pero tampoco es imposible.

"La curva del aprendizaje" en que se encuentran todos los integrantes del gobierno lopezobradorista, según dice el morenista Ricardo Monreal, presidente del senado de la nación, puede ser demasiado larga; sin embargo, por lo que salta a la vista, yo creo que la curva del aprendizaje les va a llevar todo el sexenio y no van a aprender, sobre todo cuando por órdenes de AMLO en los cargos de mayor responsabilidad se colocaron amigos que no conocen la "o" por lo redondo de cómo se maneja el puesto que les dieron. ¿Y mientras, a qué santo nos encomendamos?

No hay por el actual gobierno, el llamado de la "¿cuarta transformación?", un plan que merezca razonablemente el nombre de plan para darnos seguridad. Hay inventos sacados de la manga, ahí está la Guardia Nacional, decretada sin orden ni concierto, pero que no acierta para cuando ofrecer garantías a la población. Ya están algunos pocos elementos de ella en Iztapalapa, pero son tan pocos, que más bien es propaganda disfrazada. Una reforma policial no se hace de la noche a la mañana, eso indican los hechos en los casi ocho meses del gobierno que prometieron, salvaría a la nación del flagelo de la inseguridad.

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Es evidente la falta de más y mejores policías en las calles de las 16 alcaldías del territorio capitalino. Para suplir la aguda carencia, algunas como la de Gustavo A Madero, contaban o cuentan con un pequeño contingente que ellas pagan del siempre insuficiente presupuesto para obras y servicios que les destina el gobierno de la ciudad. Si le agregamos la política de "austeridad", de recortes sobre recortes que con implacable energía e inhumanidad aplica el presidente del país a las instituciones de gobierno que tiene que ver con el bienestar del pueblo, salud, educación, alimentación, entre otras tantas ingentes necesidades, entonces está muy lejos el momento para que salgamos del laberinto de inseguridad en que estamos.

La desaparición tajante por parte del presidente de la Policía Federal, un cuerpo sólido y experimentado de 40 mil efectivos, es otra prueba que en política de seguridad las más altas autoridades del país andan perdidas.

Los asesinatos, secuestros y robos en la capital del país han superado 345% a los gobiernos panistas y priistas, según carta pública del periodista Alazraki en el diario El Universal; es este el peor año de la historia de nuestro país. La Ciudad de México, Michoacán, Tamaulipas y Veracruz, son las entidades que más sufren la inseguridad y la violencia. En la Ciudad de México con policías mal pagados, la inseguridad ha rebasado por completo a las autoridades, propiciando una situación más difícil para el combate a tanto delito. Nuestra ciudad se hunde en la violencia e inseguridad. Están desatados los robos, secuestros y homicidios. En homicidios dolosos, por ejemplo, la cifra en los primeros dos meses de la administración de Claudia Sheinbaum fue de 323 víctimas, un incremento de 93% respecto del periodo diciembre de 2017 y enero de 2018, cuando hubo 167. Las extorsiones aumentaron 109%, los secuestros 233%; han ocurrido asaltos en restaurantes, robo a casa habitación, todo ante una ausencia absoluta de la autoridad.

En suma: en la Ciudad de México, en la urbe más importante de nuestro país, el secuestro incrementó 400% durante los primeros nueve meses transcurridos de la administración de morena: entre otros el secuestro y asesinato de Norberto Ronquillo estudiante de 22 años, a unas horas de recibir su título de licenciatura en la Universidad del Pedregal y cuyos asesinos, igual que muchos culpables de los recientes y no tan recientes crímenes, se pasean por las calles.

Pedirle a Claudia Sheinbaum que solucione el problema de la inseguridad con la camisa de fuerza de los recortes financieros de la "austeridad republicana" de AMLO, es pedirle peras al olmo. Al presidente le importan más los votos cosechados con sus programas sociales de las tarjetitas, que la seguridad de los mexicanos. Esa es nuestra realidad.

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