MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Frente a AMLO Y Fayad: Ganar-ganar

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Han pasado casi dos meses desde que los antorchistas de Hidalgo instalaron un plantón frente al Palacio de Gobierno, en la ciudad de Pachuca. La historia es la misma que desde hace muchos años conoce el Movimiento Antorchista: ante las carencias que viven los mexicanos más pobres, los gobernantes asumen una política de oídos sordos y no solo se niegan a resolver los problemas, sino que reprimen a quien intenta hacerlo. Por eso Antorcha aplica, desde sus primeros años de vida, métodos de protesta como las marchas, los plantones y, más recientemente, las cadenas humanas. Es verdad, dado que los gobernantes tienen en sus manos muchísimos recursos para imponer su voluntad, en algunas ocasiones las marchas y los plantones no son suficientes para que el poder ceda a la exigencia popular. Pero incluso en esos casos en los que no se ganan las demandas planteadas, el pueblo organizado no pierde: gana.

Ciertamente, los 40 mil obreros, campesinos y amas de casa hidalguenses, que marcharon el 10 de abril -a muchos de los cuales Omar Fayad no dejó llegar a la capital del estado- se movilizan porque quieren resolver problemas puntuales. Quieren que se les apoye con fertilizante, electrificación de sus comunidades, introducción de agua potable y drenaje, pavimentación de caminos, construcción de escuelas, centros de salud, etc. La necesidad de resolver estos problemas es lo que lleva a los pobres de Hidalgo que se han organizado en Antorcha a marchar y hacer plantones. Con gobernantes menos soberbios, lo que han hecho los antorchistas hidalguenses sería suficiente para que se atendieran sus necesidades. Pero en el caso de Omar Fayad no es así. Si el Gobernador se niega rotundamente a servirle al pueblo, como debe ser, ¿qué les espera a los antorchistas?

Para la organización revolucionaria muchas veces es mejor que el gobierno no resuelva los problemas que aquejan a sus gobernados. ¿Por qué esto es así? Cuando un gobierno resuelve al menos algunas demandas del pueblo trabajador, este cree que el gobierno es un aparato que sirve por igual a ricos y pobres, que se encuentra por encima de las clases sociales y de sus intereses. En cambio, cuando los gobernantes tratan de forma altanera y grosera a los pobres, queda más claro a quién sirven en realidad. Así, si el gobierno no resuelve las demandas, el pueblo entiende mejor que la única manera de cambiar las cosas es organizarse y luchar juntos. Esta es la clave del crecimiento del Movimiento Antorchista.

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Cuando los gobiernos resuelven las demandas del pueblo organizado en Antorcha, Antorcha crece porque demuestra que la lucha organizada da resultados. Cuando los gobiernos no resuelven Antorcha también crece, pues el pueblo cobra conciencia del verdadero carácter de los gobernantes y se da cuenta de que solo organizado podrá cambiar sustancialmente las cosas para acabar con los problemas de raíz. Así se explica que el Movimiento Antorchista haya pasado de una treintena de compañeros cuando inició, a más de dos millones de mexicanos repartidos en todo el territorio nacional. Con Antorcha, sea cual sea la reacción de los gobernantes, el pueblo organizado gana.

Esto es lo que no entienden los gobernantes del pelaje de Omay Fayad, en Hidalgo, y de Andrés Manuel a nivel nacional. Fayad podrá cerrarle las puertas el tiempo que quiera a la lucha del pueblo, pero esto, en lugar de minar la fuerza del antorchismo, la alimentará. Y con el Gobierno Federal ocurre lo mismo. Es tal la campaña que el tabasqueño tiene contra Antorcha, calumniándola en todos los pueblos que visita, que ha despertado en los antorchistas un orgullo y una energía no vistos con presidentes anteriores. En Querétaro, por ejemplo, los antorchistas que asistieron al mitin de Obrador no solo le gritaron al Presidente que mentía, sino que se vistieron con playeras de "Antorcha Mundial". Después, en Córdoba y en Yanga, Veracruz, nuevamente un nutrido contingente de antorchistas increpó al presidente en su mitin y declaró a los medios que exigían respeto por parte de Andrés Manuel.

En Hidalgo, como en todo el país, tendrá que suceder lo que ha ocurrido en la historia del Movimiento Antorchista. Por mucho que los poderosos han intentado doblegar, e incluso exterminar, al antorchismo, este no solo se ha mantenido vivo y pujante, sino que ha crecido hasta alcanzar proporciones verdaderamente masivas, gigantescas, que ninguna otra organización tiene en el país. Nosotros somos como Anteo, el personaje de la mitología griega que cada vez que caía se levantaba con más fuerzas, pues su madre, la tierra, se las proporcionaba en cantidades infinitas. Así nosotros: cada vez que los gobernantes nos cierran las puertas o nos atacan desde la silla presidencial, en vez de perder fuerzas, las ganamos. Porque una organización nacida en el seno del pueblo, y alimentada por él, nunca podrá ser exterminada.

Ante la cerrazón y la represión de Omar Fayad, los antorchistas de Hidalgo han comenzado a imprimirle más energía a sus protestas, como el mitin que organizaron el pasado 29 de mayo, cuando el Gobernador inauguraba la Súper vía Colosio. Así también los antorchistas de todo el país arreciaremos nuestras defensa ante los ataques de López Obrador. Al Presidente ya se le apareció la Antorcha Mundial en Querétaro y Veracruz. ¿Seguirá invocándola en sus siguientes foros? De ser así, ahí estaremos. Porque la defensa de nuestra organización educa al pueblo y lo concientiza. Frente a AMLO y frente a Fayad, saldrá lo mismo: ganar-ganar.

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