El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador realizó el pasado sábado 25 de mayo en Querétaro un evento público de entrega de apoyos sociales, en su discurso volvió a acusar a las organizaciones sociales de intermediarias.
Como siempre, el presidente, hizo especial mención de la "Antorcha mundial", como una de las que se quedan con "moches" de los programas sociales, en evidente referencia del Movimiento Antorchista; al igual que en varios eventos públicos –más de 70, el primero de ellos el 21 de septiembre del 2018 en Mexicali Baja California-, de manera despectiva se refiere así al antorchismo, y desde ese momento, le hicimos un llamado a que respetará a los millones de mexicanos que formamos esta organización, petición que el presidente prefirió ignorar.
La repetición del inmerecido insulto en Querétaro motivó la protesta airada de los antorchistas presentes en esa asamblea pública, quienes habían optado desmentir al presidente y exigirle respeto y, en su caso, que demuestre sus aseveraciones en las instancias correspondientes. Mis compañeros queretanos demandaron que deje de utilizar el foro más importante del país, la Presidencia de la República, para agraviar a gente que nada le debe.
El presidente, al darse cuenta de que se trataba del Movimiento Antorchista, decidió negarles la palabra en el evento, en donde de tomar el micrófono, se hubiera explicado las causas e intenciones de la inconformidad. Dueño absoluto del micrófono, López Obrador distorsionó a su gusto y conveniencia el motivo de la protesta de mis compañeros queretanos: "yo creo que la inconformidad es porque quieren que se siga entregando el apoyo a través de las organizaciones. ¿No es así?", cuestionó, y realizó una "votación" a mano alzada, haciendo aún más infamante sus acusaciones.
No es así. Hemos dicho en reiteradas ocasiones que Antorcha no ha sido intermediaria en la entrega de apoyos sociales, es falso el planteamiento de "dame a mí el dinero y yo se lo doy a la gente", pues han sido funcionarios federales los que entregan directamente los apoyos a los beneficiarios, tal como lo dictaminan los propios procedimientos gubernamentales. Esto lo sabe perfectamente el presidente López Obrador.
Negamos absoluta y enérgicamente la declaración del presidente. Y en un proceso legal, la carga de la prueba es para la parte acusadora, nosotros no tenemos por qué demostrar nuestra inocencia. En cambio, las afirmaciones de López Obrador sí se pueden y se deberían demostrar. Si no lo demuestra y acusa públicamente comete infamia y calumnia, que ya no son delito en la mayoría de los estados del país (en Campeche siguen siendo delito), pero nunca han dejado de ser una canallada aquí y en Roma. El Presidente no demuestra sus acusaciones y sigue repitiendo sus mentiras en cada evento masivo, agraviando a nuestro movimiento y faltando al respeto a quienes acuden con buenas intenciones a escucharle.
Si realmente hubiera querido consultar a "la asamblea", las opciones a votar debieron ser: "levanten la mano los que crean que es correcto que el presidente respete a los mexicanos y deje de insultarlos, o levanten la mano los que quieran que los siga insultando", siguiendo su mismo patrón para realizar sus "votaciones" o "consultas". Su actitud fue, pues, malévola y confirmó sus intenciones y su falta de escrúpulos.
Si esto es cierto, como lo es (ahí están decenas de notas que no pudo silenciar la guardia pretoriana de López Obrador), se entenderá que quienes desde la tribuna del Gobierno Federal y de los medios de comunicación reproducen y hacen resonancia de la infamia y la calumnia, cometen graves y peligrosas injusticias, contra las cuales nuestra organización y cada antorchista como persona real y con derechos, se ve desamparada y vejada en sus garantías individuales.
Nuestra organización nació para organizar y defender a los más necesitados, quienes han sido olvidados y ninguneados por los gobiernos anteriores y, todo hace ver que también, y más aún, por el de López Obrador, quien además nos insulta, y es un hecho incontrovertible que hemos logrado justicia social para decenas de miles de familias pobres en todo el país que han visto mejorar sus condiciones de vida de algún modo gracias a la lucha organizada, Todo eso sigue siendo necesario y sería una irresponsable simpleza pensar o insinuar que con el Gobierno de la mencionada "cuarta transformación" ya no es necesario.
Hoy más que nunca la organización de los pobres es necesaria y no dejará de ser solamente por el capricho irracional de quien ha creído su propia afirmación de ser el primer "buen gobierno" y de sus seguidores, legítimos o paniaguados, quienes dan muestras de querer seguir con estos innecesarios enfrentamientos.
Al Movimiento Antorchista le asiste la razón, y en ningún momento hemos considerado la posibilidad de dejar de trabajar, lo que no descarta el necesario entendimiento con el Gobierno Federal. Pero si el Presidente insiste en querer atacarnos con fines liquidacionistas, debe saber que no va a poder con nuestra organización, pues no somos un capricho ni estamos en venta, por lo que si no entra en razón, se puede pronosticar una verdadera crisis política de impredecibles consecuencias, que puede ser conjurada por el mismo López Obrador, si se decide a ser realmente un jefe de gobierno, se muestra respetuoso y consecuente con su llamado a la unidad de las fuerzas políticas para "saciar el hambre y sed de justicia del pueblo", deja de insultar a los ciudadanos y de confrontar a esas mismas fuerzas a las que convoca. Los graves problemas del país bien merecen eso, y lo necesitan con urgencia.
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