La propuesta presidencial de ingresos y egresos de la nación para el año que viene que debatirán y aprobarán en la Cámara de Diputados, en donde son mayoría los legisladores federales morenistas, quizá con algunos cambios de poca cuantía, ha causado en los conocedores opiniones reservadas unas, y otras la mayoría, críticas fuertes porque no emite señales fuertes para incentivar el crecimiento de la economía, pilar de todo el edificio del desarrollo y la vida de los mexicanos.
No es por echarles a perder la fiesta a los entusiastas partidarios del presidente López Obrador y su "Cuarta Transformación", 4T, pero, argumentan los economistas: es un presupuesto muy limitado, que fundamentalmente dará un poco más de recursos a las "tarjetitas" cazavotos anunciadas como la auténtica salvación para el inmenso mar de pobres en que se encuentra el país, y pensado, sobre todo para asegurar y sorprender la ingenua fidelidad de los afortunados a tan discutido regalo de algunos pesos, es en el fondo, un presupuesto de pérfido engaño al hambre y miseria de los más humildes de México.
Estos programas sociales, llevan mano en la asignación de recursos dado que el presidente piensa (la ignorancia a veces también es de buena fe), que se traducen en desarrollo al gastar los beneficiados en: comida, transporte, unas cuantas piezas de ropa acaso, y algunos utensilios más, en un cambio histórico de la pobreza, acelerada en las últimas décadas de años por el modelo de desarrollo neoliberal de nuestro país.
Sin embargo, las preocupaciones que tenemos los habitantes son: tener trabajo y contar con un salario digno. Sobre todo, que no haya despidos, cierre de fábricas; que no se sigan despidiendo a empleados de gobierno, como se ha venido haciendo; que no haya más recortes como los ya anunciados por el presidente López Obrador, consecuencia de su política de austeridad.
El problema anterior se relaciona directamente con el presupuesto del año entrante en el sentido de que los economistas que conocen los resortes que mueven la actividad económica de un país como el nuestro, advierten que el presupuesto que aplicará AMLO no garantiza el crecimiento de la economía mexicana y por lo tanto peligra en primer lugar el empleo. No habrá, ni por asomo, el mínimo de empleo requerido por la población en edad de trabajar, y además disminuirán los existentes al no incentivarse por el gobierno, tal como le corresponde hacer.
El presidente prometió hacer crecer al cuatro por ciento anual la economía, y llegar al seis al final de su gobierno; las buenas intensiones le fallan: este año no alcanzaremos ni el uno por ciento y el año entrante quizá el uno y medio de raquítico crecimiento, eso si bien nos va, si no se da una crisis mundial, como algunos analistas pronostican.
La seguridad y el bienestar que en nuestras vidas y patrimonio tendríamos con este gobierno, como lo prometió en campaña, no aparece por ningún lado. Ya llega el 22 de octubre próximo en que el presidente se comprometió a bajar de manera significativa los altísimos niveles de inseguridad; pero lo que vemos todos los días son nuevas masacres que aumentan de modo escalofriante el número de muertos en su gobierno.
Y no habrá en el 2020 un presupuesto suficiente contra la inseguridad pues el presidente prefiere apostar el dinero de los mexicanos a obras que se han juzgado completamente improductivas, como pagar en abonos altos la deuda de Pemex que es de algo así como de 104 mil y pico de millones de dólares, que son enormes montañas de modestos pesos mexicanos, imposibles de pagar.
El especialista Alejandro Hope en su artículo "Pobre presupuesto, pobres resultados", relata que el presupuesto de seguridad del próximo año no es suficiente pues el total de gasto determinado en este objeto en los tres niveles de gobierno federal, estatal y de municipios y alcaldías es de 304 mil millones de pesos que, comparado con el de otros países, es muy bajo y que aquí, el 93% de los policías estatales gana menos de 15 mil pesos al mes, un agente del ministerio público debe procesar más de 660 carpetas de investigación y hay apenas mil médicos forenses en todas las fiscalías del país. ¿A donde nos está llevando la 4T?
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